Luego de 50 años de servicio, el viejo Hércules C-130 de la Fuerza Aerea de los Estados Unidos que cayó el miércoles en el estado de Georgia estaba haciendo su último vuelo, con destino al “cementerio de aviones más grande del mundo”, situado en Tucson, Arizona.
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Luego de 50 años de servicio, el viejo Hércules C-130 de la Fuerza Aerea de los Estados Unidos que cayó el miércoles en el estado de Georgia estaba haciendo su último vuelo, con destino al “cementerio de aviones más grande del mundo”, situado en Tucson, Arizona.
La nave llevaba nueve personas a bordo y no cinco como se informó en un primer momento, todos ellos muertos en el terrible accidente. “Debemos confirmar que fueron nueve las víctimas, cinco tripulantes y cuatro pasajeros adicionales”, dijo el vocero de la Guardia Nacional, mayor Paul Dahlen, indicando que el aparato había cumplido tareas para la Guardia Nacional en Puerto Rico.
Las dramáticas imágenes del accidente captadas en video mostraron al avión cayendo de manera casi vertical, para impactar cerca de una ruta en inmediaciones de la ciudad de Savannah, provocando una enorme bola de fuego y humo negro.
Dahlen señaló que los cuatro pasajeros también pertenecían a la Guardia Nacional y según se indicó, el avión había recibido mantenimiento en Georgia, tareas con las que se lo creyó en condiciones de emprender su viaje al Grupo 309 de Regeneración de Mantenimiento Aeroespacial en la Base de la Fuerza Aérea de Davis Monthan, en Tucson, Arizona, lugar que almacena a centenares de viejas aeronaves y es conocido como “el cementerio de aviones más grande del mundo”.