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Kipchoge hizo historia en el maratón, pero su récord no es reconocido

El keniata superó el legendario muro de las dos horas, pero la Federación Internacional de Atletismo no lo convalida por haber recibido ayuda extra, sin competencia oficial.
Domingo, 13 de octubre de 2019 01:21

El keniata Eliud Kipchoge derribó en Viena el legendario muro de las dos horas sobre la distancia, con un tiempo de 1h59:40, una marca que sin embargo no será oficial por las ayudas externas que recibió.
El maratonista más rápido de la historia corrió los 42.195 metros a una velocidad media de 17 segundos por cada 100 metros, o 2 minutos y 50 segundos por kilómetro.
El fondista ostenta el récord mundial de maratón (2h01:39) y fue el protagonista en solitario de una carrera hecha a su medida, denominada “Ineos 1.59”, en la que contó con ayudas externas no permitidas por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y, por tanto, su marca no será homologada.
Sin embargo, la propia IAAF felicitó a Kipchoge en su cuenta de Twitter.

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El keniata Eliud Kipchoge derribó en Viena el legendario muro de las dos horas sobre la distancia, con un tiempo de 1h59:40, una marca que sin embargo no será oficial por las ayudas externas que recibió.
El maratonista más rápido de la historia corrió los 42.195 metros a una velocidad media de 17 segundos por cada 100 metros, o 2 minutos y 50 segundos por kilómetro.
El fondista ostenta el récord mundial de maratón (2h01:39) y fue el protagonista en solitario de una carrera hecha a su medida, denominada “Ineos 1.59”, en la que contó con ayudas externas no permitidas por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF) y, por tanto, su marca no será homologada.
Sin embargo, la propia IAAF felicitó a Kipchoge en su cuenta de Twitter.


Kipchoge corrió detrás de un vehículo que le iba marcando el ritmo para batir el legendario muro de las dos horas y rodeado por siete “liebres”, en formación de flecha para protegerlo del viento. Esos siete corredores formaban parte de un equipo de 41 atletas de primer nivel que se fueron turnando a lo largo de toda la carrera para darle apoyo. También contó con un avituallamiento en movimiento (provisiones de alimento) y un circuito completamente llano y adaptado, incluso con partes recién asfaltadas para evitar irregularidades.
La prueba tuvo lugar en el parque vienés del Prater, en un circuito completamente llano de 9,6 kilómetros, con mayoría de recorrido recto y al resguardo de los arboles.
Miles de personas madrugaron para animar al atleta. “Hemos hecho historia juntos”, les dijo el keniata.
Aunque se trata de un maratón de laboratorio, en el que todo estuvo calculado hasta el más mínimo detalle para batir el récord, correr a un ritmo tan brutal y hacer trizas el muro de las dos horas permite a Kipchoge entrar en el olimpo de las deidades del deporte. 


El atleta africano ha asegurado que esta carrera, pese a no ser oficial, es más importante que el récord que logró el año pasado en Berlín porque romper una de las fronteras míticas del deporte le permitirá entrar en la historia e inspirar a toda una generación. “Espero que más gente alrededor del mundo corra por debajo de las dos horas después de hoy”, agregó. 
En la prueba tampoco se establecieron pruebas antidopaje, pero, al tratarse de atletas profesionales están sometidos a los controles por sorpresa de la Agencia Mundial Antidopaje.
Kipchoge reconoció que sintió una “gran presión” horas antes del desafío debido a las llamadas de ánimo que recibió de personalidades como el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatt. Fiel a su carácter reflexivo, prefirió disfrutar del momento sin evaluar si podría correr más rápido o si era posible batir este récord en un maratón oficial.
Kipchoge sigue viviendo en Kenia y no hace ostentación alguna del dinero que gana. Lo único que necesita para ser feliz es una zapatillas deportivas y tiempo para correr.
Su fortaleza mental proviene de su infancia. Su madre lo crió sola porque enviudó cuando Eliud era muy pequeño. Era el menor de cuatro hermanos. Ella alentó su amor por el deporte porque veía que era feliz corriendo.

Su humilde historia    

Eliud Kipchoge se convirtió en el primer ser humano en correr 42 kilómetros en menos de dos horas; una hazaña inimaginable festejada en las calles por decenas de miles de kenianos.
Comenzó a correr por necesidad, para ir al colegio, y después ayudaba en tareas caseras, como vender leche. Esa infancia llena de esfuerzos y carencias le ha legado valores y un carácter reflexivo que le hacen tener los pies sobre la tierra.
Uno de sus refugios es la lectura y, como ha confesado en alguna ocasión, leer a Aristóteles y manuales de autoayuda le permiten encontrar equilibrio mental.
Divide su tiempo entre su casa en Eldoret, Kenia, donde vive con su esposa y sus tres hijos, y su campamento de entrenamiento en las colinas de Kaptagat. 
 

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