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Sal rosa del Himalaya, los mitos y verdades de un producto exótico y vistoso

Con la proximidad del verano, se suman a las dietas nuevos y llamativos productos.
Martes, 22 de octubre de 2019 07:02

Entrada la primavera comienzan a florecer las dietas para llegar espléndido al verano, y las ansias de pavonear el físico en la pileta crecen de forma exponencial. Es entonces cuando surgen o renacen nuevos y viejos productos que prometen milagros. 
Como parte de muchos regímenes naturales y saludables, se destaca la exótica sal del Himalaya. Rosa y pintoresca, brilla en las góndolas de los supermercados, al igual que su precio. 
Sobre sus mitos y verdades, La Nación publicó recientemente un informe en el que recuerda que fue un producto muy publicitado a nivel mundial en la década del 90. Por aquellos tiempos se ponían de relieve sus 84 oligoelementos capaces de curar el insomnio, las várices, la arritmia y la osteoporosis. Tiempo después -señala el artículo-, varias universidades y organizaciones se encargaron de analizar este producto. La Agencia de Protección del Consumidor de Baviera, por ejemplo, estudió 15 muestras de esta sal comercializada en Alemania y descubrió que aparecían sólo 10 de los oligoelementos prometidos. Por su parte, la Universidad Técnica de Clausthal también analizó el producto y encontró la misma decena de propiedades.
Otro de sus mitos, afirmaba que esta sal se había formado hacía miles de años en la cima del Himalaya pero lo cierto es que su origen se encuentra en una mina pakistaní llamada Khewra, ubicada a más de mil kilómetros de la montaña más alta del mundo.

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Entrada la primavera comienzan a florecer las dietas para llegar espléndido al verano, y las ansias de pavonear el físico en la pileta crecen de forma exponencial. Es entonces cuando surgen o renacen nuevos y viejos productos que prometen milagros. 
Como parte de muchos regímenes naturales y saludables, se destaca la exótica sal del Himalaya. Rosa y pintoresca, brilla en las góndolas de los supermercados, al igual que su precio. 
Sobre sus mitos y verdades, La Nación publicó recientemente un informe en el que recuerda que fue un producto muy publicitado a nivel mundial en la década del 90. Por aquellos tiempos se ponían de relieve sus 84 oligoelementos capaces de curar el insomnio, las várices, la arritmia y la osteoporosis. Tiempo después -señala el artículo-, varias universidades y organizaciones se encargaron de analizar este producto. La Agencia de Protección del Consumidor de Baviera, por ejemplo, estudió 15 muestras de esta sal comercializada en Alemania y descubrió que aparecían sólo 10 de los oligoelementos prometidos. Por su parte, la Universidad Técnica de Clausthal también analizó el producto y encontró la misma decena de propiedades.
Otro de sus mitos, afirmaba que esta sal se había formado hacía miles de años en la cima del Himalaya pero lo cierto es que su origen se encuentra en una mina pakistaní llamada Khewra, ubicada a más de mil kilómetros de la montaña más alta del mundo.

“La sal del Himalaya es muy similar químicamente a la sal común. Contiene hasta 98 por ciento de cloruro de sodio y el otro 2 por ciento se compone de otros minerales como potasio, magnesio y calcio‘, explica la nutricionista María Paula Erroz.

‘Una de las principales diferencias entre la sal de mesa y la del Himalaya es que la primera está muy procesada y eso hace que se terminen eliminando sus minerales. Por su parte, la segunda mantiene la mayoría de sus propiedades‘, señala.

 


El salteño Sebastián Segura, quien comenzó a incorporar la sal rosa del Himalaya en sus ensaladas diarias, contó: “Me la recetaron hace poco. No se si será una cuestión psicológica, pero me siento como más vital, más liviano. Hasta me cambió el estado de ánimo. Yo soy operador, siempre fui un tipo onda The Cure o Red Hot Chili Pappers, y hoy me siento más pachanguero, me la paso con temas de La Sonora de Bruno Alberto, Los Auténticos Decadentes, y esas cosas”. Segura explicó, que la idea es bajar los niveles de sodio en las comidas.

Ojo con las cantidades 

La Organización Mundial de la Salud recomienda no superar el consumo de 5 gramos de sal diarios y asegura que no existe diferencia entre el origen de las sales: ‘No importa si es marina o si viene de una mina. Cualquiera sea el origen de la sal, es el sodio el causante de los problemas de salud como la hipertensión arterial y los accidentes cerebrovasculares‘.
Si bien hay que utilizar la sal del Himalaya con la misma precaución con la que se utiliza la sal de mesa, lo cierto es que este producto puede resultar muy original a la hora de decorar y presentar los platos ya que aporta texturas y un color diferente.


Además, se ha vuelto muy popular entre los cocineros, quienes la recomiendan para asar carnes, vegetales y pescados en la parrilla. Recientemente, también empezó a comercializarse una plancha hecha enteramente con esta sal que se puede colocar sobre el fuego para cocinar, y a su vez salar, los alimentos.
 

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