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Final de un ciclo y la inminencia de una nueva etapa

La ventaja de Sáenz es contundente y Leavy aparece como el principal adversario
Lunes, 07 de octubre de 2019 02:59

El balance de las PASO salteñas arroja varias conclusiones para un balance provisorio.

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El balance de las PASO salteñas arroja varias conclusiones para un balance provisorio.

En primer término, es evidente que el electorado salteño provincializó su decisión y prescindió de la campaña presidencial nacional, que está en plena ebullición.

El Frente Sáenz Gobernador no dejó espacio para que se pudiera asociar esta candidatura con el macrismo, a pesar de la enorme cercanía que el ahora candidato mantuvo con el Gobierno nacional durante sus cuatro años de gestión comunal. Pero tampoco se identificó con la fórmula del Frente de Todos, a despecho de haber sido Gustavo Sáenz compañero de la fórmula presidencial de Sergio Massa en 2015.

El Frente de Todos, con las precandidaturas de Sergio Leavy y Miguel Isa, intentó aprovechar el envión de la ola nacional. La visita de Alberto Fernández pareció dejar en ventaja a Leavy con respecto a Isa. Ese gesto había generado resquemores y conflictos. En definitiva, el resultado provincial de ayer no coincide con los de las PASO nacionales del 11 de agosto, cuando la fórmula de los Fernández logró más del 50% de los votos en Salta, ni con las proyecciones para las generales del 27.

Otro elemento digno de ser tomado en cuenta es la estrategia aplicada en el armado de las listas. Sáenz no tuvo adversarios internos; logró compactar a todas las categorías en su fortaleza de Salta capital y sus precandidatos a intendentes, concejales y diputados desarrollaron una campaña propositiva, sin rivalizar agresivamente entre ellos y proyectando la ciudad y la provincia del futuro.

En cambio, tanto el PJ como el Partido de la Victoria presentaron un archipiélago de listas de precandidatos para las distintas categorías que no garantizaban lealtades. En definitiva, la imagen confusa, el perfil bajo de muchos postulantes, cierto oportunismo en algunos, y la ausencia nítida de un discurso unificado evidenciaron que los sellos, hoy rebautizados "espacios", están muy lejos de constituir una oferta política parecida a un partido o a un frente.

El peronismo, otra vez, demostró que persiste como sentimiento, como cultura, como presencia territorial y como imagen de pragmatismo, pero carece de organicidad, de objetivos de gobierno y de estructura ideológica. Es, básicamente, liderazgo.

Las cartas ya están sobre la mesa, pero el juego no terminó. En la provincia, y probablemente en muchos municipios, se proyectan nuevos tiempos. Luego de doce años de gobierno de Juan Manuel Urtubey, Salta comienza una nueva etapa. Con Sáenz en la "pole position" y Leavy como su principal competidor, hoy se pone en marcha la campaña final en la que todos ya proponen "poner a Salta de pie", aunque no han precisado cómo lo harán.

Es importante observar el peso de las individualidades en los resultados de cada departamento o municipio. Sáenz prevalece en el centro de la provincia, la pugna es muy pareja en el Sur y Leavy es muy fuerte en el norte. Sin embargo, la candidatura a intendente de Pablo González en Orán resultó muy auspiciosa para Sáenz. Es uno de muchos datos políticos a tener en cuenta.

Pero la expectativa central de la campaña que se inicia radica en saber si la crisis social, es decir los temas críticos del desempleo, la indigencia y la pobreza, van a pasar del enunciado a los proyectos efectivos, actualizados y acordes a la época. Si los candidatos piensan en mantener la dependencia absoluta de la coparticipación federal, o trabajarán en la generación de recursos y si, como prometen, llevarán adelante una reforma política que haga posible pasar de una democracia viciada de clientelismo a un sistema pleno y transparente de representación republicana.

 

La expectativa de Olmedo

Alfredo Olmedo alentaba la expectativa de terciar en la elección provincial. Su primera incursión, en 2011, lo presentó con un 25% de votantes. Ayer no llegó al 20%, en una elección que algunos imaginaban repartida en tercios entre él, Sáenz y el Frente de Todos. 
Tal vez le hubiera convenido que Isa derrotara a Leavy y en las generales le restara votos en la capital a Sáenz. La alquimia no funcionó. La magia de la campera amarilla parece haber tocado el techo y ayer mostró un declive. El “outsider” de la política, capaz de mantener una inusual presencia mediática a nivel nacional e identificado con los liderazgos de perfil autocrático, como los de Trump o Bolsonaro, no se rinde: ayer aseguró que está dispuesto a jugar las últimas cartas para intentar la hazaña.

 
 

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