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Rodantera: una joven recorre las rutas argentinas junto a su perro, en busca de mayor arraigo

Milagros es de Buenos Aires y hace un mes empezó la aventura de conocer el país en un motorhome, preparado especialmente. Renunció a su trabajo y con los ahorros de su vida salió tras su sueño y como homenaje a un amigo. 
Miércoles, 09 de octubre de 2019 10:17

Se recibió de ingeniera industrial, hace un mes cumplió 25 años, durante mucho tiempo fue la más chica de cuatro hermanos, y se define como “rodantera”, familiera e impulsiva. 
Ella es Milagros Gutiérrez Oyhanarte y salió el 1 de septiembre de Buenos Aires con la única compañía de su perro Bruno en un motorhome preparado especialmente y que lleva el nombre de “El Bu”, como homenaje a Lucho un amigo que perdió la vida en un accidente de moto. 
La autodefinición de impulsiva es, sin duda, la que la llevó a emprender la aventura de andar por el país. “El recorrer Argentina es algo que me viene dando vueltas hace bastante, es como que a medida que fui creciendo me empezó a molestar y a hacer ruido el hecho de no conocer tanto mi país y sí lo de afuera. Soy una persona que ama Argentina y me siento afortunada de sentirlo así naturalmente”, relató Milagros en su visita por El Tribuno.
Como una forma de sentenciar el deseo y hacer realidad el sueño, en noviembre del año pasado empezó a expresar lo que iba a hacer. “Al mes de que murió mi amigo Lucho empecé a decirlo en voz alta. Asumí el compromiso con este sueño”, escribió en su cuenta de Instagram (elbu.argentina) que es además la bitácora del viaje; y en menos de un año empezó la travesía. 
La aventura de poner en marcha una casa-rodante y dejar atrás el trabajo, amigos y parientes, es algo que para Milagros no se hubiera sido posible sin el apoyo de una familia “bancadora, que apoya cualquier proyecto, pero no bancan locuras”, aclaró y desestimó cualquier comparación con la definición del término (acción imprudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria), como para empezar a dejar en claro que es una decisión más bien aventurera y apoyada en el único objetivo: conocer. 
“Hoy no puedo creer que ya haya pasado un mes, para mi cada día es una oportunidad nueva para ver qué hacer, porque tampoco es que tengo un plan armado exacto, sino que voy viendo, si tengo ganas avanzo más rápido y sino lo hago más lento... lo vivo como una experiencia, no como una locura”, indicó. 
Lleva ya recorridos siete mil kilómetros. Salta es la octava provincia que visita y es con Jujuy donde tiene pensado pasar un tiempo más prolongado. “Me pasa con el norte que me atrapa un poco más, tiene un poco de todo, hay lugares en los que siento que hay una energía especial y me dan más ganas de quedarme, bajar un poco la ansiedad que traía por arrancar, por conocer. Acá aprovecho para relajar y pensar”, destacó.

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Se recibió de ingeniera industrial, hace un mes cumplió 25 años, durante mucho tiempo fue la más chica de cuatro hermanos, y se define como “rodantera”, familiera e impulsiva. 
Ella es Milagros Gutiérrez Oyhanarte y salió el 1 de septiembre de Buenos Aires con la única compañía de su perro Bruno en un motorhome preparado especialmente y que lleva el nombre de “El Bu”, como homenaje a Lucho un amigo que perdió la vida en un accidente de moto. 
La autodefinición de impulsiva es, sin duda, la que la llevó a emprender la aventura de andar por el país. “El recorrer Argentina es algo que me viene dando vueltas hace bastante, es como que a medida que fui creciendo me empezó a molestar y a hacer ruido el hecho de no conocer tanto mi país y sí lo de afuera. Soy una persona que ama Argentina y me siento afortunada de sentirlo así naturalmente”, relató Milagros en su visita por El Tribuno.
Como una forma de sentenciar el deseo y hacer realidad el sueño, en noviembre del año pasado empezó a expresar lo que iba a hacer. “Al mes de que murió mi amigo Lucho empecé a decirlo en voz alta. Asumí el compromiso con este sueño”, escribió en su cuenta de Instagram (elbu.argentina) que es además la bitácora del viaje; y en menos de un año empezó la travesía. 
La aventura de poner en marcha una casa-rodante y dejar atrás el trabajo, amigos y parientes, es algo que para Milagros no se hubiera sido posible sin el apoyo de una familia “bancadora, que apoya cualquier proyecto, pero no bancan locuras”, aclaró y desestimó cualquier comparación con la definición del término (acción imprudente, insensata o poco razonable que realiza una persona de forma irreflexiva o temeraria), como para empezar a dejar en claro que es una decisión más bien aventurera y apoyada en el único objetivo: conocer. 
“Hoy no puedo creer que ya haya pasado un mes, para mi cada día es una oportunidad nueva para ver qué hacer, porque tampoco es que tengo un plan armado exacto, sino que voy viendo, si tengo ganas avanzo más rápido y sino lo hago más lento... lo vivo como una experiencia, no como una locura”, indicó. 
Lleva ya recorridos siete mil kilómetros. Salta es la octava provincia que visita y es con Jujuy donde tiene pensado pasar un tiempo más prolongado. “Me pasa con el norte que me atrapa un poco más, tiene un poco de todo, hay lugares en los que siento que hay una energía especial y me dan más ganas de quedarme, bajar un poco la ansiedad que traía por arrancar, por conocer. Acá aprovecho para relajar y pensar”, destacó.

Compañía y copiloto

Bruno es un collie que está en la vida de Milagros desde hace dos años, cuando solo tenía 45 días de vida. Apenas iniciaron la andanza, en Córdoba se escapó y le hizo pasar un momento de gran preocupación que puso en duda la continuidad del compañero de cuatro patas. “Por suerte no lo hice volver, porque él me cambia la vida. Cuando por las noches me siento sola se acuesta a mi lado y me siento mejor”. 
Viajar sin otra compañía fue una decisión de Milagros, quien sostiene que esto es algo muy propio, ya que todos los días está tomando decisiones, y no quiere tener que consultarlas con nadie. “Con Bruno estamos siempre de acuerdo”, dice. Por supuesto que se hace presente la sombra de ser una mujer sola transitando por las rutas, y si bien ella no quiere decir que es distinto el viaje por eso, sí cree que es necesario tener ciertas precauciones y tomar todas las medidas de seguridad necesarias, desde gas pimienta, vidrios antivandálicos y hasta una capacitación sobre la mecánica básica de la Mercedes Sprinter 313 que la traslada. 

La vuelta

La rodantera tiene pensado llegar hasta La Quiaca y desde ahí bajar por la ruta 40 hasta Ushuaia, para volver por la costa a Buenos Aires. Pero no significa que esto termine, “de cada lugar aprendo algo, el único desarraigo que siento es el de mi rutina. Esto es también una búsqueda sobre cuál es la vida que quiero y si la puedo encontrar en Buenos Aires o buscaré en otro lado”, sentenció. 
 

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