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El lado oculto de la transición

Miércoles, 13 de noviembre de 2019 00:00

Terminó la campaña electoral nacional, ya sabemos quién será nuestro próximo presidente, y hoy estamos hablando (y tratando de desentrañar) la transición entre un gobierno que se va y la llegada de un nuevo gobierno, que implica un cambio de signo político.

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Terminó la campaña electoral nacional, ya sabemos quién será nuestro próximo presidente, y hoy estamos hablando (y tratando de desentrañar) la transición entre un gobierno que se va y la llegada de un nuevo gobierno, que implica un cambio de signo político.

Los problemas de la economía argentina son estructurales. No empezaron en 2018, ni cuando asumió Mauricio Macri. Este recibió una pesada herencia y la de Alberto será aún mayor. Pero el análisis económico actual nos remonta a fechas críticas: el Rodrigazo de 1975; el endeudamiento durante el gobierno militar, la hiperinflación de 1989 y la hiperrecesión de 2001. Da la sensación de que cada momento de cierta calma fue un espejismo, Fernández despierta hoy expectativas, pero los problemas que agobian a la gente no serán resueltos el 10 de diciembre. Fernández deberá plantear con realismo el escenario y tomará por mal camino si trata de culpar a Macri de lo que no pueda resolver: el 40% de los argentinos que votaron a Juntos por un cambio, el 15% de personas que lo votaron a él y no hubieran votado a Cristina y los votantes de los otros candidatos no le van a creer.

"No va más"

De algo están convencidos los analistas y economistas y es que la orientación económica actual ya no es viable. En esta certeza coinciden los análisis de los integrantes del gobierno anterior como el que viene; durante la campaña ni uno ni otro expresaron propuestas y no se conoce un plan de estabilidad y crecimiento. En este contexto no existe otra alternativa que el clima imperante de incertidumbre.

La ideología sola no funciona. En la actual situación económica (macro y micro) en la que se encuentra nuestro país solo le dará mayor o menor sensibilidad para tratar determinados temas, especialmente los que son considerados de alto contenido social.

Son muchos los temas que deberá afrontar el nuevo Gobierno a partir del 10 de diciembre, entre los más importantes podemos citar:

Deuda: es imperioso reestructurar la deuda interna y externa. Nuestra historia económica nos condena a ser considerados "defaulteadores" permanentes; será necesario mostrar voluntad de pago y superávit fiscal, que será una muestra de es buena disposición para generar confianza. Se habla de ampliar los plazos de pagos a periodos superiores a los 10 años. Una ventaja es que las tasas de interés internacionales, en algunos casos, apenas superan el 1,5% anual, dándonos un plus en las negociaciones. Los tenedores de Letes, Lecap y otros títulos de jurisdicción nacional o internacional, que serán reperfiladas (renegociadas), muy especialmente, los bancos, aseguradoras, tenedores de fondos comunes de inversión y a las empresas e inversores privados que confiaron en estas entidades serán los principales perjudicados con estas medidas. Analistas opinan ya con mucha ansiedad que cuando se busca reestructurar las deudas, detrás de esto está todo el programa económico y se debe definir las prioridades, que por cierto aún se desconocen.

La "maquinita": los compromisos de la deuda que tenemos hasta fin de año y hasta la mitad del que viene obligarán a emitir más dinero, calculando que llegara al 70% de la base monetaria. Ningún inversor, ya sea público o privado, nos prestará dinero; esto significa que la política monetaria en este periodo será pésima y puede traer mayor inflación que la estimada. Solo cabe recomendar prudencia y moderación, porque la emisión monetaria en exceso puede generar hiperinflación como las que vivimos en épocas anteriores (el extremo, entre 1989 y 1991, en la primera transición de esta etapa democrática).

El cepo: tenemos un cepo que no permite tener acceso a la libre compra venta de divisas, esto surge como consecuencia de que estamos con muy pocas reservas y no es un buen diagnóstico para un país que necesita inversiones que generen divisas para cumplir con sus compromisos, augurando que si no conseguimos fondos frescos, este esquema ha venido para quedarse por bastante tiempo. Nos preguntamos cuál será el caudal de dólares en circulación en esta nueva política cambiaria.

¿Tarifas?: las tarifas en los servicios públicos no serán un tema menor; "La sociedad argentina no puede pagar las tarifas que debería pagar la Argentina", palabras dichas por el Dr. Alberto Fernández en su reciente viaje a México. Nos preguntamos cómo piensa hacer el nuevo presidente con atraso tarifario para convencer a los inversores de Vaca Muerta, por ejemplo.

Déficit fiscal: el país tiene un enorme déficit fiscal, es decir gasta más de lo que recauda, con el agravante de una presión tributaria muy elevada en una economía informal en crecimiento. Será uno de los problemas más difíciles de resolver para este nuevo gobierno porque cualquier ajuste para disminuir los gastos significa un alto costo social.
Sistema previsional: uno de los temas que más definiciones requiere son las jubilaciones, ya que algunos economistas calculan que con la fórmula de Macri (que el kircherismo rechazó en medio de escandalosas protestas), en vez de castigar a los jubilados, obligaría a pagarles un aumento superior al 10% por encima de la inflación. Aclaremos que esto significaría la quiebra del sector público, aunque no fue por eso que se quejaban los futuros oficialistas. De todos modos: ¿Cómo y quién les avisará a los jubilados?

 La expectativa y la ansiedad

 La expectativa de mucha gente es que este gobierno nos sacará del estado de recesión, inflación, la desigual distribución de la pobreza, los principales traumas de nuestra economía, es decir, los problemas que tenemos y/ o padecemos.
También nos preguntamos cuál será el nivel de crecimiento de Argentina, como se generaran mayores empleos, como será el plan fiscal, cómo será el Presupuesto 2020 que iremos a negociar con el Fondo Monetario Internacional, entre otros deudores.
Por lo anunciado parecería que habrá un gran acuerdo económico y social en la formación de un Consejo Económico y Social donde se discutirán entre otros temas precios, salarios, jubilaciones, tarifas, impuestos, objetivos que apuestan al éxito en el inicio de la gestión del nuevo presidente.
Rescatemos como positivo que en este cambio de gobierno se conoce cuál es la verdadera situación del país, animándonos a realizar algunos diagnósticos y/o propuestas. La gestión que ya se está retirando en más de una oportunidad negó conocer la verdadera situación económica. La historia es inapelable: siempre fracasó, no solo en esta gestión sino en todos los gobiernos que implementaron este sistema. Quizá por estrategia o para     evitar el desgaste en esta transición no se dan a conocer varias respuestas     a estos interrogantes. Por lo que fuera, esto genera una perceptible inquietud.
 

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