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Viajó por un trasplante y volvió sin respuestas

Carlos fue derivado a La Plata pero no le hicieron la intervención.
Sabado, 14 de diciembre de 2019 00:24

Carlos tiene 13 años y necesita un trasplante de médula ósea. Hace un mes viajó de urgencia a Buenos Aires junto a su mamá, embarazada de 7 meses, para someterse a la intervención. Cargados de esperanza y pensando que en tres meses más estarían de regreso en su San Antonio de los Cobres junto al resto de la familia para esperar la llegada de la bebé, Carlos y Susana Alejo partieron rumbo al hospital Ludovica, en La Plata.

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Carlos tiene 13 años y necesita un trasplante de médula ósea. Hace un mes viajó de urgencia a Buenos Aires junto a su mamá, embarazada de 7 meses, para someterse a la intervención. Cargados de esperanza y pensando que en tres meses más estarían de regreso en su San Antonio de los Cobres junto al resto de la familia para esperar la llegada de la bebé, Carlos y Susana Alejo partieron rumbo al hospital Ludovica, en La Plata.

Durante la primera semana, Carlos y su madre pagaron un hostal. Luego les hicieron un lugar en la residencia del hospital. Así fueron pasando los días, con controles de rutina, con Susana Alejo viendo cómo hacía para cubrir los gastos en leche deslactosada, agua mineral y frutas que su hijo debe consumir, según las indicaciones de los profesionales de Salta.

Luego de 10 días, les confirmaron que iban a tener que esperar porque el quirófano destinado a los trasplantes estaba en obras. Así pasaron 20 días más, en los que Carlos esperó sin tratamiento de mantenimiento.

Hace una semana, Carlos y su mamá volvieron a Salta pero no sin antes pasar por otro periplo en la gran ciudad. Ante el reclamo de Susana por la falta de atención médica, los profesionales del Ludovica los derivaron al Hospital Italiano.

"Cuando llegamos al Italiano, no pudimos ni instalarnos. Nos dijeron que no podían atender a mi hijo porque no tienen ningún convenio con el hospital de Salta", contó Susana a El Tribuno.

La mujer y su hijo volvieron de urgencia el lunes en el avión sanitario, sin nada. No hubo tratamiento de control ni de mantenimiento y tampoco se concretó el trasplante de médula.

Desde el lunes, Carlos y Susana están en el hospedaje de la Fundación Hope, que ayuda a los niños con cáncer, y con nuevas sesiones de quimioterapia en el hospital Materno Infantil. La mujer no deja de recorrer oficinas y solicitar audiencias y reuniones con las nuevas autoridades para ver qué se puede hacer por la salud de hijo.

Mientras, las semanas corren y la fecha de parto de Susana se acerca. Si todo sale según lo programado, su bebé nacería el 23 de enero. Además, hace un mes que esta mujer no ve a sus otros hijos que quedaron al cuidado de su esposo en San Antonio de los Cobres.

Susana tiene una niña de 1 año y 8 meses, otra nena de 9 años y un varón de 18, que junto a su padre se dedican al pastoreo de animales, el oficio que sostiene a la familia.

Esperan otra derivación

Desde su regreso, Carlos ya se encuentra en tratamiento en el Materno Infantil pero no solo para frenar su cáncer sino también para sobrellevar los momentos que le tocó vivir. Su mamá contó que está con acompañamiento psicológico porque se resiste a seguir con la quimioterapia. "Está muy mal porque quiere volver a la casa y ya no quiere viajar para hacer el transplante. Tiene miedo de que pase lo mismo. Además, en este viaje ya no voy a poder acompañarlo porque tengo el parto y tendrá que ir con su papá", detalló Susana, que desde que llegó de Buenos Aires no deja de tocar puertas y de pensar en qué más se puede hacer.

En estos días, desde el Materno se comprometieron a seguir con el tratamiento de mantenimiento y a buscarle un nuevo hospital para el transplante. Dicen que podría ser en el hospital Gutiérrez, pero no hay certeza. "Me dijeron que vaya al Cucai para que vean cómo vamos a seguir. También fui al Grand Bourg para pedir que busquen un hospital que atienda a mi hijo", contó la mujer. El jueves se reunió con las nuevas autoridades del Ministerio de Salud de la Provincia y se comprometieron a leer su expediente y ver qué van a hacer.

Malos números

Durante su estadía en Buenos Aires, Susana y su hijo supieron de las necesidades incluso a la hora de comer. Desde la Casa de Salta, le entregaron 7 mil pesos que esta mujer gastó casi en su totalidad en la primera semana en que debió pagar un hospedaje para ella y su hijo. El resto fue a las cajas de leche deslactosada, fruta y agua mineral que fueron la base de su alimentación, punto que siempre le preocupó, porque los profesionales de Salta le advirtieron que Carlos debía mantener altas las defensas.

El lunes, en el apuro por enviar a Susana y Carlos de regreso, quienes le entregaron aquella suma de dinero le hicieron firman un comprobante por 8 mil pesos. "Esto no es así y yo recién me doy cuenta ahora", contó afligida Susana, que no baja los brazos y espera poder concretar el viaje y la cirugía de transplante para su hijo antes del parto.

En su estadía en Buenos Aires, Susana recibió también a enviados de la Casa de Salta que le advirtieron que el dinero que le habían entregado no era para gastar en alimentos y que debía "arreglarse" con la vianda que le entregaba la cocina del hospital Ludovica.

Sin embargo, la vianda solo era el almuerzo, por lo que Susana debía ver la forma de completar las tres comidas restantes para su hijo y para ella. En aquel momento, hace tres semanas atrás, la lata de leche deslactosada de 450 gramos alcanzaba para tres días y tenía un costos de 350 pesos.

Lejos de su casa, de los conocidos y amigos que siempre les dan una mano, pasaron momentos difíciles que temen volver a vivir.

Con la idea de seguir buscando ayuda, Susana creó una cuenta solidaria para que depositen su aporte quienes puedan colaborar con ellos, al CBU 2850208540094856038438.

El objetivo es reunir los fondos necesarios para el próximo viaje de su hijo.

 

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