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Contra toda barrera, terminaron el secundario

Marcela, Fernanda y Matías se recibieron días atrás en el BSPA N´ 7065.
Lunes, 02 de diciembre de 2019 02:41

Marcela Alejandra Flores Ríos (45) se largó a llorar cuando una profesora le dijo que había aprobado con excelente calificación el proyecto de huerta orgánica que presentó junto a dos compañeras para terminar el último trayecto del secundario en el Bachillerato Secundario Para Adultos (BSPA) N´ 7065 "Prof. Oscar Montenegro".

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Marcela Alejandra Flores Ríos (45) se largó a llorar cuando una profesora le dijo que había aprobado con excelente calificación el proyecto de huerta orgánica que presentó junto a dos compañeras para terminar el último trayecto del secundario en el Bachillerato Secundario Para Adultos (BSPA) N´ 7065 "Prof. Oscar Montenegro".

Cuando ella era muy joven, se casó y tuvo cuatro hijos. Hace tres años, para cumplir con un deseo propio, decidió entrar al BSPA para terminar el secundario. Como hacía mucho tiempo que no estudiaba, decidió cursar desde el principio los seis módulos semestrales que le ofrecía el nuevo sistema educativo.

Al principio, sentía miedo porque no sabía si podría, tenía una familia a cargo y tiempos escasos para dedicar al estudio. Poco a poco, se fue afianzando cada vez más y empezó a disfrutar del regreso al aula.

Para aprobar el sexto y último módulo, Trabajo y Economía, Marcela y sus compañeras crearon un microemprendimiento de una huerta orgánica. Investigaron cómo se inicia un negocio, en qué consiste la producción de vegetales, cuáles son los tipos comerciales y sumaron aprendizajes de distintas áreas, como matemática y diversos aspectos legales.

Analizaron los costos de producir tomates y estudiaron sus propiedades nutritivas. Aprendieron sobre la economía argentina y sobre la situación actual del país. "Fue una muy buena experiencia. Aprendí muchísimo", aseguró.

Marcela sintió mucha satisfacción por haber terminado el secundario y eso le dio fuerzas para seguir estudiando. Ahora se inscribió para seguir una tecnicatura en Administración de Empresas en el Instituto Superior del Profesorado de Salta N§ 6005.

Sobre su paso por el BSPA, aseguró que "fue una experiencia bárbara en lo personal" y valoró el haber compartido el aula con personas de todas las edades, desde adolescentes hasta otras de 20 y 30 años.

"Al tener otras responsabilidades y problemas, a veces quería dejar, pero los profesores me alentaban y me ayudaban un montón",agregó.

Fernanda Besso (23) terminó el BSPA hace unos días con su hijo más pequeño en los brazos. Ahora, su sueño es inscribirse en un terciario para estudiar Educación Física.

Recordó que cuando iba a un colegio tradicional, a veces faltaba para cuidar a sus hijos -tiene tres varones: de cinco, tres y un año- y, al final, no le quedaba otra que abandonar. Para terminar el secundario, el año pasado ingresó al BSPA y este último semestre cursó en la modalidad semipresencial, con lo cual iba dos veces por semana: "Eso me resultó más fácil. Antes tenía que estar todos los días desde temprano y a veces se me complicaba y no podía ir".

Por módulos

El sistema que tiene el BSPA de aprobar los módulos con proyectos le pareció muy bueno: "Es una oportunidad para terminar más rápido. Si una hace un esfuerzo, puede terminar de estudiar".

Como microemprendimiento, Fernanda y dos compañeros crearon un centro de estética, donde hacer peluquería, maquillaje y manicuría, entre otras cosas. "Aprendimos que podemos dar más, que podemos salir adelante con nuestro proyecto", confesó.

Matías Montellanos (23) egresó también días atrás. Junto a cinco compañeros, creó una entidad financiera para otorgar préstamos. Les fue muy bien y todos obtuvieron notas altas. "Mi idea es seguir juntando capital y más adelante implementar lo que hicimos en la vida real", confesó.

En 2014, cuando cumplió 18 años, Matías se anotó en el BSPA para terminar el secundario, pero en esa época todavía no se aplicaba el sistema modular. "Aguanté dos o tres semanas y tiré la toalla", confesó.

Después de una experiencia laboral en el extranjero, hace dos años volvió a Salta y con su objetivo en mente, regresó al BSPA el año pasado: "Yo tenía como meta terminar el secundario y lo logré". Aseguró que se sintió muy cómodo y que "fue una experiencia buena y complicada a la vez".

"Uno ya es grande y tiene responsabilidades por el trabajo; tengo hermanos chicos que ayudar... Tuve que organizarme bien con los horarios, aunque varias veces llegaba tarde y una vez me tuve que reincorporar", comentó.

"La parte buena es que conocí varios profes recopados, que me echaban una mano y me explicaban hasta que entendía. Me exigían y eso me ayudaba a superarme. Me sentía bien, porque eso no pasa en otros lados", valoró.

Sobre lo que se lleva de estos años, comentó: "Ingresé sabiendo casi nada de lo que es un microemprendimiento, de lo que es higiene y seguridad, de la tecnología y la comunicación, las redes sociales... A medida que fui de módulo en módulo (ingresé al tercero), fui aprendiendo distintas cosas que me sirven hasta el día de hoy".

Más de cien personas egresarán este semestre

Junto con Marcela, Fernanda y Matías, más de 100 personas egresarán este semestre del BSPA N° 7065. Por eso, habrá dos actos de egresados. 
“Entre el último semestre de 2018 y el primero de 2019, hubo unos 200 egresados. Ahora se suman más de 100”, reveló Natalia Corbalán, quien es profesora de Historia y en agosto asumió la coordinación del sistema modular en el BSPA N° 7065, como nexo de comunicación entre el coordinador y los profesores y entre los profesores y los alumnos.
La docente observó que los últimos años la matrícula aumentó mucho, sobre todo en los dos últimos módulos y que el porcentaje de alumnos que quedaron libres o que abandonaron bajó muchísimo.
Corbalán consideró que estos buenos resultados se deben, sobre todo, a la flexibilidad del sistema del BSPA y detalló algunos factores que considera que ayudan a favorecer que los estudiantes terminen sus estudios secundarios. 
Valoró que la modalidad semipresencial permite que muchas chicas que tienen hijos pequeños sigan estudiando sin tener la obligación de ir todos los días a clase. Mencionó también que hay divisiones que no cursan los viernes: “Esas cosas van sumando y ayudan bastante a los alumnos”.
Otro aspecto que consideró clave es que los estudiantes son los que eligen los temas de sus proyectos: “Creo que esto logra despertar ese interés que tanto se busca en el secundario. Se cambia el paradigma y la mayoría logra motivarse”. Mencionó que la presentación de proyectos como forma de evaluación ha sido muy favorable.
La profesora comentó que antes de que se aplicara el sistema modular y de aprendizaje basado en proyectos, una de las materias en las que había muchísimos desaprobados era matemática: “Ahora, los chicos ven la matemática aplicada a, la matemática para... Eso les sirve un montón. Muchos manifiestan que ahora entienden matemática, que saben para qué sirve. Cuando ven una fórmula o una ecuación, saben que eso les sirve para calcular tal cosa o para resolver tal situación, que se aplica a los proyectos que ellos hacen”.
“El sistema les permite a los chicos darle un verdadero sentido a la educación secundaria y los campos de contenido ayudan con las notas”, analizó Corbalán.
Creatividad y cooperación
Martín Lagoria, coordinador del BSPA N° 7065, advirtió que es notable el incremento de egresados que hay en la institución desde que se aplica de manera plena el sistema modular -la implementación escalonada comenzó en 2016-. 
Mencionó que en 2015 (con el sistema anterior) egresaron unos 70 estudiantes y que en la actualidad son más del doble y podrían ser más, ya que quedan algunos exámenes en diciembre.
El profesor consideró que este sistema “ha posibilitado la exploración de alternativas y experimentos basados en el aprendizaje por proyectos” y destacó que “la creatividad y el desenvolvimiento de los alumnos, como capacidad, ha sido firme y sostenida en la medida en que avanzaban en la cursada”.

Lagoria valoró que los estudiantes pudieran ingresar a la institución en dos momentos del año: “Esto contempla las realidades de los adultos, porque ellos, por circunstancias de vida, se veían obligados a interrumpir los estudios y perdían un año entero. Ahora solo pueden llegar a interrumpir un módulo -que dura un semestre-, pero lo pueden recuperar cuando retornan, por medio del adelanto de módulos”, explicó.
El profesor valoró también la posibilidad de instrumentar un sistema semipresencial, con la autorización pertinente, en el marco de los proyectos de la Fundación Varkey. En el informe final de esta iniciativa, se destacó el nivel de apropiación de la metodología y que abre la posibilidad de hacer, a futuro, aulas de recuperación o de aceleración. “Este sistema semipresencial, que estaba faltando, funciona y es altamente efectivo”, expresó.
Lagoria destacó el trabajo cooperativo: “No solo cooperan como equipos los docentes, sino también y -más aun- los alumnos”. “Quizás la mejor metodología para estudiar de una manera distinta, eficiente y eficaz”, cerró.

“Restituir derechos”

La directora general de Educación Permanente de Jóvenes y Adultos (EPJA), María Soledad Bustos, coincidió en que ha sido “un gran acierto” posibilitar la inscripción a los estudiantes dos veces al año y reconoció que con el antiguo sistema había mucha deserción.

Advirtió que la currícula del BSPA está pensada y diagramada especialmente para jóvenes y adultos y que no se trata de una secundaria común: “Hay algo fundamental en toda transformación, que es el acompañamiento con una normativa que sostiene y regula todo este proceso”.

Bustos consideró que la educación para jóvenes y adultos restituye derechos: “Cada una de las personas que forma parte de nuestras comunidades, tanto los estudiantes como los directivos y los docentes, concretan esos sueños y esos horizontes que persiguen los adultos y los jóvenes que están con nosotros”.

“Como yo siempre digo, el docente y el directivo de EPJA tiene que ser el mejor, porque tiene que estar preparado para llevar adelante estos procesos de fortalecimiento de ciudadanía y restitución de derechos”, expresó la funcionaria y lamentó que a veces las políticas gubernamentales tuvieran otros intereses: “Estoy convencida de que tenemos que darle respuesta a esta población”. 

Una oportunidad para no perder la cursada

Se creó un proyecto especial para las mamás de niños pequeños.

En el BSPA N° 7065 se aplica desde este semestre la modalidad semipresencial, que permite a algunas personas, a las que se les complica ir todos los días, cursar dos veces a la semana, con el compromiso de mantenerse actualizadas con el estudio, en sintonía con sus compañeros y abocadas al proyecto grupal.

Ángel Vázquez es docente del área de Economía y está a cargo del plan de mejora institucional (PMI) relacionado con la aplicación de la modalidad semipresencial, un compromiso asumido por el BSPA N° 7065 con la Fundación Varkey, una organización contratada por el Estado argentino para mejorar la calidad educativa.

El profesor contó que propusieron este proyecto, al ver que había estudiantes que tenían dificultades para cumplir con el régimen presencial, sobre todo, madres con hijos en edad preescolar.

Para colaborar en la cursada, crearon un espacio virtual para que ellas accedieran al material propuesto los docentes. Para el año próximo, piensan consolidar una plataforma digital.

En el primer semestre de aplicación, 31 personas se inscribieron en la modalidad semipresencial. La mayoría eran madres de niños pequeños y las demás, estudiantes con algún tipo de vulnerabilidad.

La condición para cursar de esta manera era que fueran dos veces por semana a registrar sus firmas, tuvieran contacto con los profesores, con los grupos con los que hacían sus proyectos y con los profesores del PMI.

De las 31 personas que se anotaron en este tipo de cursada, 25 terminaron el semestre y todas aprobaron sus proyectos, con una nota media de siete.

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