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La Cobrita Mamaní, tras las huellas de su padre

Tomás Mamaní debutará como boxeador amateur mañana en el Club San Martín. Es hijo de “La Cobra” y sueña con vivir del boxeo, sin dejar de estudiar.
Jueves, 14 de marzo de 2019 02:06

La sucesión está en marcha. Tomás se subirá mañana por primera vez al ring con 14 años de edad. El Club San Martín será el escenario de la primera pelea de este joven, que promete continuar el legado de su padre: Javier “La Cobra” Mamaní. 
Su hijo, apodado “La Cobrita” obviamente, dará sus primeros pasos en el cuadrilátero durante la velada que abrirá la temporada en la calle República de Siria.
“Cuando era más chico no me gustaba mucho el boxeo, me daba un poco de miedo, después de los diez años me comenzó a gustar, lo veía a mi papá cómo entrenaba, veía videos en internet, comencé a ir al gimnasio y fui guanteando con chicos más grandes, por ahí me hacían sonar, pero me encantaba”, cuenta Tomás en su visita a El Tribuno.
“Desde chico supe quien era él”, dijo el adolescente, señalando con un movimiento de cabeza a su progenitor, sentado a su costado, “siempre lo admiré, una vez fui a verlo pelear y dije: ‘Esto tiene que ser lo mío’”, agregó.

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La sucesión está en marcha. Tomás se subirá mañana por primera vez al ring con 14 años de edad. El Club San Martín será el escenario de la primera pelea de este joven, que promete continuar el legado de su padre: Javier “La Cobra” Mamaní. 
Su hijo, apodado “La Cobrita” obviamente, dará sus primeros pasos en el cuadrilátero durante la velada que abrirá la temporada en la calle República de Siria.
“Cuando era más chico no me gustaba mucho el boxeo, me daba un poco de miedo, después de los diez años me comenzó a gustar, lo veía a mi papá cómo entrenaba, veía videos en internet, comencé a ir al gimnasio y fui guanteando con chicos más grandes, por ahí me hacían sonar, pero me encantaba”, cuenta Tomás en su visita a El Tribuno.
“Desde chico supe quien era él”, dijo el adolescente, señalando con un movimiento de cabeza a su progenitor, sentado a su costado, “siempre lo admiré, una vez fui a verlo pelear y dije: ‘Esto tiene que ser lo mío’”, agregó.


Su segundo nombre también es Javier y sus inicios fueron idénticos a los de su padre. Desde los 10 años entrena y le pega a la bolsa, registra combates de kick-boxing y karate, y asegura que desde hace dos años se prepara para este debut.
Tomas vive semanas enteras de agendas cerradas. Su día arranca a las 5 de la mañana, desayuna y se traslada en colectivo, siendo hoy un desconocido cualquiera, hacia el colegio Américo Vespucio. Luego del almuerzo, una siesta y más tarde, hasta la noche, el entrenamiento. Inclusive los sábados. “El colegio me lleva mucho tiempo, es difícil, a veces me levanto con dolores de cuerpo para ir a estudiar”, manifestó. Tomás descansa ocho horas diarias y no tiene retrasos en el estudio porque dice que es consciente de la importancia de los libros: “Tengo que saber llevar las dos cosas (colegio y boxeo) a la par”.
En casa hay mucho diálogo al respecto. “Mis padres me enseñan que siempre tenga planeado mi futuro, quiero dedicarme al boxeo, me gustaría hacer como algunos futbolistas, ser profesional y jugar”, explica.

Tomás hace silencio por un rato. Mamaní padre toma las riendas y dice: “Él es mi reflejo, vino solito y me dijo quiero entrenar. A mí no me gustaba boxear, menos le iba a exigir a mi hijo. Pero nació de él y es impresionante las ganas que le pone”. La Cobra, sin objetar las expectativas del pibe, decidió acompañarlo, “no me queda más que enseñarle y corregirle cosas en las que uno falló, para que no cometa los mismos errores”.
Javier adelantó que quienes concurran mañana al festival se van a sorprender. “Creo que el viernes la gente verá que tiene un don especial, con el profe lo vemos entrenar y nos admiramos todos los días, yo a su edad no tenía ni la mínima idea de subir a un ring”. Y las enseñanzas de padre a hijo no cesan: “El boxeo es una superación no contra el oponente, es la superación de uno mismo. Pasó el tiempo y me he dado cuenta de todo lo que he superado gracias al boxeo, te forma física y personalmente, y se ganan muchas peleas, no arriba del ring, sino en la vida misma, por tener el temperamento y la fuerza de no dejarse vencer”.


La Cobra también reflexionó que es tiempo de abrirle paso a los chicos que surgen en la disciplina. “Nosotros estuvimos en una etapa linda con Sergio Medina y Carlos Abregú, después el boxeo se paralizó en Salta y ahora arrancan ellos, los más nuevos”.
Carlos Flores es parte del equipo de entrenamiento de los Mamaní, es el responsable de los movimientos técnicos de La Cobrita, día a día en el propio gimnasio que la familia tiene en el macrocentro. 
“Lo único que puedo decir es que en el boxeo nadie llega lejos si no pega fuerte, y él anda bien, es una fotocopia del padre, tiene la mano dura, va a ser ganador, tiene que ser campeón”, opinó Flores.
Tomás retoma el centro de la entrevista. Inquieto, mueve sus brazos, hace gestos, derrama ansiedad. Sus amigos del barrio El Huaico también lo apoyan y hasta los profes del colegio, José y Gustavo, prometieron ir a verlo. “Muchos me alientan, otros se impresionan y me ven como malo, y tengo amigos que van al gimnasio conmigo. A veces ellos hacen otras cosas y yo entreno, para ellos es un poco raro”, cierra La Cobrita y sigue descontando las horas para que llegue el viernes y su debut.

El festival

Mañana se desarrollará el primer festival boxístico del año en el club San Martín (República de Siria 49). La Cobrita Mamaní será parte de una extensa cartelera que tendrá el doble fondo será la “Máquina” Márquez frente a “Huracán” Cruz y la “Sombra” Saiquita vs. la “Leona” Cativa. Las entradas anticipadas se venden en Boxing Club, de 17 a 22, a $100 (populares) y $150 (ring side).

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