La mañana del Viernes Santo acompañó a los fieles católicos con algunos momentos de luz y otros de neblina, para finalmente abrir un cielo luminoso. Desde las primeras horas de la jornada, el paseo Gemes se llenó de devotos de las distintas capillas y feligresías de la ciudad de Salta para hacer el tradicional viacrucis por las escaleras que conducen a la cima del cerro San Bernardo.
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La mañana del Viernes Santo acompañó a los fieles católicos con algunos momentos de luz y otros de neblina, para finalmente abrir un cielo luminoso. Desde las primeras horas de la jornada, el paseo Gemes se llenó de devotos de las distintas capillas y feligresías de la ciudad de Salta para hacer el tradicional viacrucis por las escaleras que conducen a la cima del cerro San Bernardo.
Beatriz Castillo armó una cruz con las ramitas de árbol que encontró. Las unió con un jazmín y las aferró hasta que llegó a la cumbre, cargando sus oraciones. "Pido por un joven que está viviendo un problema de drogas. Ahora voy a dejarla atada a un árbol para que crezca y se haga fuerte, para darle fuerzas a este joven", contó la mujer, entre lágrimas, antes de volver a su casa cargada de nuevas esperanzas.
Con 62 años, Edelmira Rodríguez destacó que hace cinco años que participa del Vía Crucis. Llegada desde Santa Victoria Oeste, hizo la peregrinación por la ruta que une el Portezuelo con la cima del cerro para pedir por su familia. "Rezo para que tengan trabajo y para que vivan en paz", expresó la mujer, en compañía de sus hijos y de un crucifijo de madera, del que colgaba su rosario.
David Cutipa, integrante de los Boys Scout, se movilizó junto a un grupo de 40 jóvenes de distintos puntos de la ciudad para apoyar la organización del viacrucis. Destacó que durante la tarde ayer los jóvenes continuarían con su trabajo comunitario en las capillas. "Nuestro lema es siempre listo y más para Cristo", dijo el líder scout.
José Aguirre tiene 22 y forma parte de la Pastoral Juvenil desde hace dos años. "Hace varios días que venimos trabajando para que la jornada del Viernes Santo salga bien y con la presencia de los jóvenes. El sábado cada miembro sigue con su tarea en la capilla a la que pertenece", contó el joven que, junto a Emilce Bonifacio, trabaja en la comunidad religiosa de Villa Lavalle.
"Esta es una actividad pensada para los jóvenes y las familias y en este caso acompañamos a la imagen de la Virgen de Itatí", agregó.
Postales
Salta, desde hace varios años, se ha convertido en un atractivo turístico por la autenticidad con la que la comunidad católica vive la Semana Santa.
Mientras muchos salteños comenzaron la mañana rezando el rosario, apenas pasadas las 8 alrededor de la Cruz del Congreso Eucarístico del paseo Gemes, otros sacaron sus teléfonos para filmar y llevarse imágenes de los miles de devotos que se reunieron en el lugar.
A lo largo de las 14 estaciones que tiene el viacrucis que se despliega por las escaleras que llevan a lo más alto del cerro San Bernardo, los fieles se tomaron su tiempo para pedir, agradecer, encender cientos de velas y darle espacio a sus emociones. Chicos de la Pastoral Juvenil y de Boys Scout acompañaron a los que tenían más dificultades para subir, como los mayores o los fieles que iban con niños pequeños.
Cerca de las 9,30, la columna de caminantes que iba adelante subió el último tramo. Desde la cima del cerro, la ciudad se veía cubierta de una neblina que se fue limpiando a medida que avanzaba la lectura de los pasajes de la Biblia que recuerdan la pasión de Cristo según Judas.
De a poco
Muchos fieles subieron al cerro por la ruta, donde se mezclaron los deportistas que caminan o corren todos los días en el cerro.
Cientos de familias eligieron ir por este camino porque requiere de un menor esfuerzo físico y ofrece más espacios abiertos para descansar y retomar fuerzas.
Mientras los chicos subían corriendo de a tramos, algunos abuelos se tomaban un receso y disfrutaban del mate cebado.
Sobre el paso hacia el cerro 20 de Febrero, efectivos de la Policía de la Provincia y Seguridad Vial trabajaron para evitar accidentes.
Una de las dos manos de la ruta, se cubrió de una hilera de puestos de venta en los que se podía comprar ensaladas de frutas, tortillas a la parrilla y sandwiches de todo tipo.
Como ya es costumbre, el ingreso al cerro San Bernardo estuvo cortado para los vehículos particulares.
Las oraciones
Luego de las oraciones y el discurso a cargo de arzobispo Mario Cargnello al final del viacrucis, los que se sumaron a la ceremonia central del Viernes Santo fueron invitados a tomar cuatro de las cruces que los jóvenes de la Pastoral llevaron a lo largo de la jornada.
"Una joven, un joven, una mujer y un anciano que tomen las cruces como símbolo de todos nosotros", pidió el religioso, antes de la reflexión final y la lectura del santo testamento.
Atrás, la imagen de la Virgen de Itatí, cubierta con un manto negro, acompañó la ceremonia. Luego, todos los devotos pudieron acercarse y pedir la bendición de la cruz que, como es costumbre en esta fecha, no tiene la imagen de Jesucristo porque es el momento en que los católicos están esperando la resurrección, que se celebra el domingo de Pascua.
Algunos cansados por el ascenso, otros maravillados por la vista de la ciudad desde la cúspide del cerro, los caminantes se sentaron sobre la explanada del cerro a vivir el fin de la ceremonia religiosa.
Cerca de las 12, la ruta del cerro se convirtió en un espacio de encuentro y relajación, donde amigos y familias se quedaron a compartir el almuerzo rodeados del verde y bajo un cielo soleado.