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Muestras de devoción a la Virgen de Fátima en una finca, donde aseguran “se encuentra sanación”

Centenares de personas llegaron a finca Mirse -entre Cerrillos y La Merced- para participar de la festividad, en un templo que se levantó allí por “pedido de la Virgen”, según los lugareños.
Martes, 14 de mayo de 2019 07:13

Como todos los años, la comunidad rural de Cerrillos y La Merced se congregó ayer en la capilla de finca Mirse para honrar a la Virgen de Fátima. El oficio religioso estuvo a cargo del sacerdote Edgardo Correa. Luego, como es ya una tradición, la gente recorrió en procesión los caminos vecinales del lugar.
Concluida la agenda religiosa, pasado el mediodía, los fieles compartirán un almuerzo criollo y se sumarán a una serie de juegos de camaradería. 
La finca Mirce se encuentra a la vera de la ruta nacional 68, en el límite entre Cerrillos y La Merced. Allí, hace más de dos décadas se levantó un santuario en el preciso lugar donde la Madre de Jesús, en una aparición, le habría dicho a un obrero rural que levantase un templo. El hombre así lo hizo. Durante los primeros años, cada 13 de mayo, acudía la gente del lugar atraída por la historia y completamente convencida de que sucedían cosas sobrenaturales.
En la actualidad, son centenares los fieles que llegan desde diversos puntos del Valle de Lerma y de la ciudad de Salta para honrar a la advocación de Fátima en su día y en busca de recibir ‘milagros‘, como aseguran numerosos testimonios.

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Como todos los años, la comunidad rural de Cerrillos y La Merced se congregó ayer en la capilla de finca Mirse para honrar a la Virgen de Fátima. El oficio religioso estuvo a cargo del sacerdote Edgardo Correa. Luego, como es ya una tradición, la gente recorrió en procesión los caminos vecinales del lugar.
Concluida la agenda religiosa, pasado el mediodía, los fieles compartirán un almuerzo criollo y se sumarán a una serie de juegos de camaradería. 
La finca Mirce se encuentra a la vera de la ruta nacional 68, en el límite entre Cerrillos y La Merced. Allí, hace más de dos décadas se levantó un santuario en el preciso lugar donde la Madre de Jesús, en una aparición, le habría dicho a un obrero rural que levantase un templo. El hombre así lo hizo. Durante los primeros años, cada 13 de mayo, acudía la gente del lugar atraída por la historia y completamente convencida de que sucedían cosas sobrenaturales.
En la actualidad, son centenares los fieles que llegan desde diversos puntos del Valle de Lerma y de la ciudad de Salta para honrar a la advocación de Fátima en su día y en busca de recibir ‘milagros‘, como aseguran numerosos testimonios.

El testimonio

Carlos López, exobrero rural, casado, con cinco hijos, trabajó gran parte de su vida en finca Mirse. Según contó a El Tribuno, en 1995 recibió un mensaje de la Virgen a través de una visión. ‘Yo estaba en mi cuarto, en la finca, cuando se iluminó todo y pude ver la imagen de la Madre de Dios enfrente mío. Ella me llamaba por mi nombre. No me asusté, por el contrario, sentí mucha paz. Fueron varias las apariciones, todas similares, pero en una de ellas me encomendó que levantara una capilla en su nombre en el lugar‘. Y el hombre, cumpliendo con el mandato, se puso manos a la obra y con la ayuda de vecinos de otras fincas y la anuencia de la propietaria del establecimiento agrícola, levantó una capilla.
El santuario es visitado por cientos de fieles, quienes cada 13 de mayo participan de una oración ‘sanadora’, encabezada por el propio Carlos López, que tiene lugar momentos antes de la celebración de la misa central.
El hombre relató, que tras las visiones notó que surgían cambios en él y que poco a poco se transformaba en un instrumento para llevar alivio a la gente. 

Lo cierto es que muchos acuden al lugar en busca de sanación corporal y espiritual, y no son pocos los testimonios que aseguran haber recibido consuelo. 

Durante la festividad, don Carlos pone sus manos sobre los hombres de los fieles, elevan oraciones: ‘La Virgen hace posible que muchos regresen a sus hogares sanos, los que estaban tristes rebozando de alegría y quienes estaban cargados de odio, llenos de amor‘.
Cuando la historia se hizo pública generó una inmediata oposición de la Iglesia. Pero con el tiempo fue menguando al mismo tiempo que crecía la devoción en la Virgen y se incrementaba el número de fieles que llegaban año a año al lugar. Desde hace mucho tiempo, el propio cura párroco local es quien preside las misas y las actividades religiosas, de la que participan decenas de misachicos y cientos de devotos, especialmente de la zona rural.

 
 

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