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Caso Cintia Fernández: el testimonio de una vecina complicó a Condorí

Aseguró que reconoció el sonido de la moto del acusado el 27 y 28 de abril de 2011, unos días antes de que se hallara el cuerpo de la víctima en el interior de su departamento en Parque La Vega.
Jueves, 23 de mayo de 2019 19:10

Con la declaración de peritos y vecinos de la víctima se desarrolló hoy una nueva jornada del juicio seguido contra Mario Federico Condorí, acusado por el delito de homicidio en perjuicio de Cintia Fernández.

Al inicio de la audiencia, la defensa del imputado solicitó al tribunal la producción de un hecho nuevo a partir de la incorporación de un testigo de identidad reservada que podría –a criterio de esa parte- aportar datos relevantes al debate. El tribunal dispuso resolver el planteo una vez que concluyan las declaraciones de todos los testigos citados para hoy.

La recepción de pruebas testimoniales se inició con la comparecencia de una vecina de la víctima, quien residía en el mismo block de Parque la Vega al momento del hecho. La testigo señaló que conocía al imputado porque lo cruzó varias veces en el palier del edificio, cuando iba a visitar a Cintia Fernández. Sabía que concurría a verla a ella porque los había visto juntos en el interior del departamento a través de la ventana, realizando tareas de refacción y pintura. Precisó que Condorí llegaba en una moto grande que hacía un ruido particular porque era más potente que el de las motocicletas que solían frecuentar el block. Indicó que la estacionaba en el palier y que ella advertía su llegada por el ruido de la moto. Manifestó que lo tenía en cuenta porque su hijo le tenía miedo a ese estruendo.

La testigo relató que la última vez que vio a Condorí en el edificio fue el 26 de abril de 2011 al anochecer, cuando ella arribaba al lugar junto a su hija y a su madre. Contó que el imputado le pidió que no le cerrara la puerta del palier porque él iba a entrar. Ella lo dejó pasar porque sabía que frecuentaba a Cintia.

La testigo ratificó lo dicho en su primera declaración, brindada en mayo de 2011. En ese momento afirmó haber escuchado el sonido de la moto del imputado el miércoles 27 de abril y el jueves 28 de abril de 2011. Este último día, alrededor de las 22. 

Señaló que el viernes 29 de abril comenzó a sentirse un olor nauseabundo en el edificio, que se fue intensificando con los días. Dijo que al principio ella pensó que era olor a gas. Añadió además que el 1 de mayo, en horas de la madrugada, su marido percibió un fuerte olor a sahumerio en el lugar.

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Con la declaración de peritos y vecinos de la víctima se desarrolló hoy una nueva jornada del juicio seguido contra Mario Federico Condorí, acusado por el delito de homicidio en perjuicio de Cintia Fernández.

Al inicio de la audiencia, la defensa del imputado solicitó al tribunal la producción de un hecho nuevo a partir de la incorporación de un testigo de identidad reservada que podría –a criterio de esa parte- aportar datos relevantes al debate. El tribunal dispuso resolver el planteo una vez que concluyan las declaraciones de todos los testigos citados para hoy.

La recepción de pruebas testimoniales se inició con la comparecencia de una vecina de la víctima, quien residía en el mismo block de Parque la Vega al momento del hecho. La testigo señaló que conocía al imputado porque lo cruzó varias veces en el palier del edificio, cuando iba a visitar a Cintia Fernández. Sabía que concurría a verla a ella porque los había visto juntos en el interior del departamento a través de la ventana, realizando tareas de refacción y pintura. Precisó que Condorí llegaba en una moto grande que hacía un ruido particular porque era más potente que el de las motocicletas que solían frecuentar el block. Indicó que la estacionaba en el palier y que ella advertía su llegada por el ruido de la moto. Manifestó que lo tenía en cuenta porque su hijo le tenía miedo a ese estruendo.

La testigo relató que la última vez que vio a Condorí en el edificio fue el 26 de abril de 2011 al anochecer, cuando ella arribaba al lugar junto a su hija y a su madre. Contó que el imputado le pidió que no le cerrara la puerta del palier porque él iba a entrar. Ella lo dejó pasar porque sabía que frecuentaba a Cintia.

La testigo ratificó lo dicho en su primera declaración, brindada en mayo de 2011. En ese momento afirmó haber escuchado el sonido de la moto del imputado el miércoles 27 de abril y el jueves 28 de abril de 2011. Este último día, alrededor de las 22. 

Señaló que el viernes 29 de abril comenzó a sentirse un olor nauseabundo en el edificio, que se fue intensificando con los días. Dijo que al principio ella pensó que era olor a gas. Añadió además que el 1 de mayo, en horas de la madrugada, su marido percibió un fuerte olor a sahumerio en el lugar.

Los peritos

Entre los peritos que declararon durante la mañana estuvo Héctor Rolando Barboza, licenciado en Criminalística del CIF. Tuvo a su cargo la inspección del lugar del hecho. El testigo precisó que en 2011 se desempeñaba en el Departamento de Criminalística de la Policía.

El perito hizo referencia, entre otros elementos, a un juego de llaves encontrado en la mesa del comedor; un recipiente con ropa en remojo encontrado en la cocina; un cesto de basura con dos paquetes de cigarrillos vacíos y colillas; dos almohadones con manchas de líquido putrílago encontrados en el suelo, distanciados de la víctima; manchas oscuras en una campera encontrada también en el suelo; una franela mojada en la bañera; manchas de contacto en la parte lateral de la sábana colocada sobre el sommier donde estaba el cuerpo, y que por su ubicación no pudieron haber estado en contacto con él.

El perito remarcó que la bolsa colocada sobre la cabeza de la víctima no tenía rotura y que la cinta estaba enrollada prolijamente en el cuello. Consideró que la víctima debió estar disminuida o ubicada de una manera que el imposibilitaba usar las manos para romper la bolsa o la cinta, que era de papel.

Contó que cuando llegaron al lugar del hecho, el 3 de mayo alrededor de las 22.20, le hablaron de un supuesto suicidio, pero cuando empezó a hacer la inspección ocular constató que no había elementos compatibles con esa hipótesis. Además, remarcó, en el lugar había objetos que habían estado en contacto con el cuerpo y que se encontraban retirados (sábanas y almohadones con manchas de líquido putrílago, rollo de cinta de papel alejado de la cama).

El perito indicó que tampoco vio nada compatible con una práctica sexual riesgosa.


 

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