¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

16°
29 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

De ministros y menesterosos

Miércoles, 05 de junio de 2019 01:25

Debo confesarlo, además de mi amada esposa, tengo amantes (o al menos yo las amo a ellas). Estoy enamorado de las palabras, pero no como aquellos que se regocijan de escuchar su propia voz, sino de quienes como voyeuristas van observando las travesuras que ellas vienen realizando a través de la historia. Me encanta descubrir su árbol genealógico y sorprenderme con la que hace décadas o siglos era una humilde palabra, viéndola hoy entronizada como palabra que manda, y es obedecida; convirtiéndose en el ancestro de una larga dinastía. También siento un placer secreto en desenmascarar familias de palabras, algunas bastardas y otras con bastardilla, con una extensa en insólita parentela.
En nuestro caso, la etimología vinculada al mundo del trabajo es amplia. Comenzaremos con algunas profesiones u oficios.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Debo confesarlo, además de mi amada esposa, tengo amantes (o al menos yo las amo a ellas). Estoy enamorado de las palabras, pero no como aquellos que se regocijan de escuchar su propia voz, sino de quienes como voyeuristas van observando las travesuras que ellas vienen realizando a través de la historia. Me encanta descubrir su árbol genealógico y sorprenderme con la que hace décadas o siglos era una humilde palabra, viéndola hoy entronizada como palabra que manda, y es obedecida; convirtiéndose en el ancestro de una larga dinastía. También siento un placer secreto en desenmascarar familias de palabras, algunas bastardas y otras con bastardilla, con una extensa en insólita parentela.
En nuestro caso, la etimología vinculada al mundo del trabajo es amplia. Comenzaremos con algunas profesiones u oficios.

 El retrete del gabinete

Si conociéramos el real significado de las palabras, quizá las conductas humanas fueran otras. Así suponemos que “el Ministro” es el alto funcionario que ejerce una cuota importante del poder y que su función es “gobernar”, “administrar”, dar órdenes aquí y allá. Sin embargo, la raíz latina nos acerca hacia la que debería ser la real función del Ministro: servir; no otra cosa significa ministrar (de ésta derivan suministrar, administrar). 
Específicamente ministrare significaba servir a la mesa, de donde los italianos conservan una especie de guiso llamado la “menestra”, que es también la ración que se suministra a tropas y presidiarios. Este guiso -compuesto de sobras- también se les daba a los pobres en los conventos, a los “menesterosos”, a los que necesitan. Por ello decimos de algo que sea “menester”, cuando pensamos que ello es necesario. (nesario en lengua anillacus).
Ministro es uno de los pocos sustantivos que tiene expresamente su femenino: Ministra, pero no para designar la funcionaria que ocupe ese cargo, sino para indicar la mujer del Ministro.
Ser miembro del gabinete, tampoco debería ser -etimológicamente- motivo de vanagloria. Es esta una palabra usada en varios idiomas europeos (fr. e i., Gabinet; it., Gabinetto; a., Kabinett), que en su origen latino significa casa pequeña, choza. Hacia 1.700 fue comenzado a utilizar en Francia como sinónimo de “aposento íntimo”, en el que se recibían a las personas más allegadas al rey. Luis XIV (y otros monarcas franceses y británicos de la época) nombraban altos funcionarios para lo que ayudaran mientras estaba sentado en el “trono” (nos referimos al que hoy también llamamos trono: retrete) desde donde celebraba importantes audiencias.

 Secretos y secretarias

La palabra “secretario” o “secretaria”, tanto en su acepción como funcionario de Estado como en la de persona de confianza, viene, obviamente, de “secreto” pues se refiere a alguien que guarda los secretos: los temas de un estado, oficina, industria, etc. Los temas que no tienen que ser conocidos por otras personas, los guardan los secretarios. 
La palabra secreto bien del latín secretus que es el participio pasivo del verbo secernere que quiere decir poner aparte. Es decir los secretos se ponían aparte, donde no se podían ver. Pero la misma raíz nos ofrece una gran variedad de palabras, tales como: separar, segregar, discernir, discriminar, excremento, crimen, incriminar, recriminar, discreción. Quizá esa por eso, si una secretaria comete una indiscreción, se le recriminará por su imperdonable crimen. 


 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD