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Diana Paterno amplía la ola feminista que avanza sobre las dirigencias de clubes

La integrante de la comisión directiva de River Plate estuvo en Salta hablando sobre el rol de las mujeres en la política.
Domingo, 09 de junio de 2019 00:05

Diana Elizabeth Paterno estuvo en Salta para participar de la charla “Mujeres, fútbol y política”, el viernes último.

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Diana Elizabeth Paterno estuvo en Salta para participar de la charla “Mujeres, fútbol y política”, el viernes último.

Con una concurrencia masiva, en la sede local de la UCR, la visitante se sentó en un panel junto a la dirigente del club Mitre, Blanca Chacón Dorr, y con la licenciada en Comunicaciones con perspectiva de género, Maru Rocha Alfaro.

Alta, rubia, con sonrisa perenne y sus 43 años bien llevados nos dice de antemano: “Yo tengo mi maternidad postergada por mi carrera como dirigente en el Club Atlético River Plate”. Resulta que Diana es vocal dentro de la comisión directiva que actualmente dirige los rumbos del club de Núñez, con Rodolfo D’Onofrio a la cabeza.

En la charla, en el pica a pica, se va mucho más allá de su experiencia como mujer en un club deportivo argentino y patriarcal.

El fútbol, esa vieja contradicción de ser universal, machista, xenófobo, amado por todos, homofóbico, unitario, eurocentrista y a la vez inclusivo a todos los intelectos, condiciones y clases sociales, es solo un pretexto para decir que las mujeres quieren, deben y pueden estar por igual en todos los ámbitos de la vida social. El feminismo en el fútbol es como gritar el gol visitante en la hinchada local. En consecuencia no se habla del último título, de la Libertadores en Madrid, no hay chicanas vacías, bromas ni memes; ella abre el juego a cosas más importantes: el rol de las mujeres en la política.

Entonces nos cuenta su vida.

“Yo vivía en un matriarcado donde mi mamá fue siempre la que dio la orden y todos obedecíamos. Si ella decía que había que bañarse, hasta mi papá salía a buscar su toallón. Además, yo tengo dos hermanos mayores con quienes jugábamos al fútbol de igual a igual en cualquier plaza”, dijo la mujer que hasta se viste con rojo y blanco.

Ella es de Berazategui, una localidad del sur del conurbano bonaerense y en su casa no se podía respirar, ni aspirar, otra cosa que no sea de River Plate.

“Para mí el Millo fue siempre mi mayor debilidad. Siendo muy joven entré en la filial Hudson de River. Ya en el 2009 gané la elección y fui la presidenta de una filial. Mi camino en la dirigencia comenzaba. Si bien ya lo sabía, ahora me caía bien la ficha sobre la importancia de la política en la vida misma de las personas. En ese año lo conocí a D’Onofrio, quien vino y se presentó como candidato a presidente del club. En ese momento a ninguno de los dos se nos ocurrió pensar sobre la posibilidad de una mujer en la comisión directiva. Él vino a buscar mi apoyo, no a incluirme en la lista. Y debo decir que a mí tampoco se me ocurrió, no pasó nunca por mi mente”, ríe y cuenta.

“Esas elecciones las ganó Passarella y luego nos fuimos al descenso, luego ascendimos y luego volvieron las elecciones, en el 2012. Volvió D’Onofrio y ahí ya me propuso un lugar en la comisión directiva. Yo no lo podía creer, pero yo me sentía ya muy preparada para la dirigencia”, recordó.

En la actual comisión son tres las mujeres que participan en las decisiones del club.

“Yo me acuerdo que cuando era más chica estudiaba para todo aquello que pueda llevar a ser secretaria o empleada administrativa. Soñaba con River, todo era (y es) River y entonces mis pensamientos, mi forma de ver el mundo, desde una perspectiva bien machista me mostraba que la única forma de entrar al club de mis amores era por ese lado. No me veía en puestos dirigenciales. La infancia, la familia y todo un movimiento feminista fueron más fuertes que el mandato social y nos metimos a hacer la campaña y ganamos; y estamos demostrando que las mujeres hacemos falta, que somos necesarias. Y en River al menos los números nos dan las razones”, dice riendo y mostrando los títulos como argumentos.

En los primeros tiempos, antes de ser una dirigenta, debía tomar el tren hasta Constitución, luego un subte hasta Retiro y finalmente un colectivo u otro subte hasta Nuñez. Un viaje de más de dos horas solo para ver la posibilidad de entrar a la cancha a ver un partido.

“Hoy tengo mi movilidad propia, entro al club como si fuera mi casa de toda la vida. Cuando comencé en la comisión tenía mi oficina en la confitería y hoy eso cambió; tengo mi espacio propio. River es mi gran debilidad. Acá no se gana dinero, uno pone de sus ingresos”, dijo la mujer que tiene un comercio de marroquinería, donde tiene una franquicia de ventas de carteras, como fuente de ingresos. Es decir que no vive del club, lo cual es una rareza en el fútbol argentino.

Sin embargo, su vida es mucho más que la lucha de una mujer por integrar un club de fútbol.

Desde hace un tiempo que es madrina del hospital pediátrico Garrahan junto a una agrupación de empleados que se denomina “Dos grandes por los Chicos”.

“Nosotros organizamos visitas de los jugadores, campañas para recolectar donaciones para las familias de los pequeños pacientes. Este es un trabajo que me alimenta el alma”, dijo la mujer que lleva tatuado el rojo y blanco en su corazón.

Capacitaciones para futuras dirigentas

Están formando a las mujeres para “seguir el largo camino que ya comenzamos”.

“El fútbol y política es un tema que está a la vanguardia, es un tema latente, que se deberá abordar para comenzar a definir el rol de la mujer” dio Diana Paterno. En el panel del jueves usó su experiencia en River Plate para abrir el juego al debate para ver qué hacen, cuántas son y la importancia que tienen en el club.

“Se interactuó con el público. Hubo chicas, chicos, grandes, jóvenes, una árbitra, periodistas. En principio hubo oratoria y luego fue un ida y vuelta”, dijo. 

Sin dudas la profesionalización en el fútbol femenino fue un tema clave. “Es una puerta que se abre, es un largo camino y se comenzó por ahí”, dijo y recordó a su amigo Carina Llebra, la mejor número 9 de su barrio, a la que todos los chicos la querían tener en su equipo. Carina murió por gripe A, a los 35 años, y le corta el relato el recuerdo. Mucho de lo que hace se lo dedica a ella. Es como un motor que empuja a seguir trabajando por la inclusión.

“Una es política en sí misma, hace política queriendo o no queriendo. Hacés política con tus pares y es fundamental el rol de las mujeres. Nosotras realizamos capacitaciones con enfoques a la mujer dirigente para estar mejor preparadas”, dijo.

Contó que en River están trabajando con un grupo de mujeres que no responden ningún espacio político sino que cada una tiene su ideología. “Nos juntamos todas en el denominado espacio multisectorial porque estamos peleando por el cupo femenino en el club. Es un tema que viene de años y ya estuvimos reunidas con el presidente, él nos dio su apoyo. Ahora vamos a presentar un proyecto de modificación del estatuto”, contó.

“Ya tuvimos una presidenta, ahora una gobernadora, una vice. Este camino ya comenzó, es largo, pero estamos decididas a seguirlo”, resumió la dirigenta.

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