La fotografía más buscada de la mañana en el centro capitalino no fue la Catedral Basílica, el Cabildo Histórico o la plaza 9 de Julio, como suele ocurrir. Fueron las pizarras electrónicas de las casas de cambio de la “city salteña”. Como un patético atractivo turístico, se vieron a decenas de salteños y visitantes capturando la imagen de los carteles luminosos que daban cuenta del derrumbe, casi minuto a minuto, del peso frente al dólar.
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La fotografía más buscada de la mañana en el centro capitalino no fue la Catedral Basílica, el Cabildo Histórico o la plaza 9 de Julio, como suele ocurrir. Fueron las pizarras electrónicas de las casas de cambio de la “city salteña”. Como un patético atractivo turístico, se vieron a decenas de salteños y visitantes capturando la imagen de los carteles luminosos que daban cuenta del derrumbe, casi minuto a minuto, del peso frente al dólar.
En el momento más frenético de la especulación de quienes fijan los precios, la moneda norteamericana llegó a costar casi $70, unos $10 más de lo que marcaban las “cuevas” porteñas.
“Arranqué con la pizarra a $49,50 tras haber escuchado por la radio de que las acciones argentinas se estaban derrumbando, pero me negué a vender antes de la apertura mercados, a las 10”, relató a El Tribuno un avezado agente financiero de una casa de cambio local.
“Abrió el mercado con el mayorista a $60, un 33% mas que el precio de cierre del viernes. La moneda en un día se devaluó 33%, mientras los plazos fijos pagan un promedio de 4 a 5 % mensual”, continuó, estupefacto, el especialista. “Cuando se subió el precio de venta a $69, nadie compró. Hubo muchas consultas, gente sacando fotos a la pizarra y el Banco Central comenzó a intervenir, pero de todas formas apenas pudo bajar de 5 a 7 pesos”, concluyo el agente.
El precio de dólar cerró entre $60 y $63 en Salta.