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Dos grandes artistas unen Argentina y Rusia por la ópera

Se trata del tenor Romero Ismael y la pianista Alisa Labzina. Actuarán el próximo miércoles en el Teatro Provincial. 
Sabado, 21 de septiembre de 2019 19:14

El tenor salteño Guillermo Romero Ismael y la pianista rusa Alisa Labzina actuarán el próximo miércoles, a las 19.30, en la sala Victoria del Teatro Provincial. La gala lírica que compartirán como dúo -y con la participación en algunos temas del violinista Mariano Beron- se denomina “La voz del corazón” y las entradas anticipadas se encuentran a la venta en la boletería de Zuviría 70. 
En 2018 Romero Ismael y Labzina participaron de la Primera Cumbre de Dirección Orquestal que se realizó en Huelva (España) y en la que se formaron más de cien músicos del mundo. La importancia de este encuentro fue más allá de la capacitación con maestros de primer nivel, porque supuso el intercambio de culturas y formas de hacer música. 
“En la conjunción de los saberes de cada uno salen proyecciones hermosas. Nosotros decidimos hacer un proyecto con una agencia, Opus Arte Lírica, para recorrer los mejores teatros del mundo”, comentó Romero Ismael. 

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El tenor salteño Guillermo Romero Ismael y la pianista rusa Alisa Labzina actuarán el próximo miércoles, a las 19.30, en la sala Victoria del Teatro Provincial. La gala lírica que compartirán como dúo -y con la participación en algunos temas del violinista Mariano Beron- se denomina “La voz del corazón” y las entradas anticipadas se encuentran a la venta en la boletería de Zuviría 70. 
En 2018 Romero Ismael y Labzina participaron de la Primera Cumbre de Dirección Orquestal que se realizó en Huelva (España) y en la que se formaron más de cien músicos del mundo. La importancia de este encuentro fue más allá de la capacitación con maestros de primer nivel, porque supuso el intercambio de culturas y formas de hacer música. 
“En la conjunción de los saberes de cada uno salen proyecciones hermosas. Nosotros decidimos hacer un proyecto con una agencia, Opus Arte Lírica, para recorrer los mejores teatros del mundo”, comentó Romero Ismael. 


El año pasado él y Labzina recorrieron Moscú, San Petersburgo, Kazán y Sochi, entre otras ciudades rusas. Luego de su presentación en nuestra ciudad esbozan hojas de ruta para instalarse como dúo en el circuito internacional, tal como lo hicieran Alfredo Kraus y José Tordesillas, Plácido Domingo y James Levine o Kiri Te Kanawa y Grant Gershon. 
Estas alianzas entre cantante y pianista requieren de una labor conjunta de análisis y estrictas horas acumuladas de ensayo. Cada artista evalúa en el otro las principales cualidades de su arte y su encanto personal. Del pianista supone evaluar la técnica de la emisión, la administración del aire que posibilitan aquellas frases bien ligadas y la amplia gama de matices y de gran extensión en un solo aliento de que son capaces los cantantes líricos. Del cantante, atender al criterio para ajustarse a los pentagramas ejecutando y transmitiendo con gráciles movimientos de dedos expresión, vibración, tensión y distensión con que el pianista lo acompaña. También la selección de un muy adecuado repertorio.
Así como Romero Ismael se nutrió de la cultura rusa durante seis meses, Labzina, en su primer viaje por Latinoamérica, permanecerá dos meses en Salta. “Ella es una música superlativa, de una formación técnica extraordinaria. Pienso que este viaje le permite ver mi trabajo con más objetividad, entender mi sensibilidad y mi forma de ver. Así como a mí me sirvió estar allá para entender cómo piensan y trabajan los rusos. Eso nos ayuda a conocer y una vez que estemos sobre el escenario podemos entender perfectamente las sensibilidades de cada uno para ver hasta dónde aportamos”, detalló Romero Ismael al describir el trabajo puertas adentro que el espectador no sospecha, pero que a los intérpretes los hace capturar el estilo de los autores, las huellas de las épocas en que estos vivieron y los contenidos trascendentes de las obras. 

Música de excelencia

La pianista, repertorista y directora de orquesta rusa Alisa Labzina se graduó con honores en el Conservatorio Estatal de Kazán (1998) de piano, música de cámara y acompañamiento. Posteriormente se formó en el Teatro Mariinsky (2006), en el Conservatorio Estatal de Moscú (2006) y en Italia (“Enarmonica” Opera Academia, Rímini 2010-2011 y la “Internacional Liric Academia”, Viterbo 2014).
Sobre su experiencia en Salta señaló: “He conocido a los músicos y las peñas, participé de clases magistrales en las que conocí mucha gente talentosa, que demanda educación de más alto nivel para llegar a los objetivos que se han propuesto. No es lo mismo el talento natural y tocar y cantar como se puede a hacerlo de manera profesional, dominando perfectamente la tecnología. Salta es un banco de tesoros musicales, a los que caracteriza una gran pasión y energía, corazones con fuego ardiente dentro”. Añadió que en los ambientes cotidianos las divergencias culturales son palpables. “En Rusia también la gente es amable, pero probablemente por las diferencias climáticas, que nosotros tenemos seis meses de invierno, los acercamientos amistosos demoran más tiempo en darse que en Latinoamérica. Aquí la gente tiene el alma abierta para recibir al que viene de afuera. Aquí se comparte una salida, una copa, una danza y ya se es amigo”, comentó. 
En 2008 se creó el grupo de cámara Milonga para realizar la música de Astor Piazzolla en el concurso “Libertango” en Barnaul (Rusia), con el que Labzina ganó el primer premio. “A los rusos nos gusta muchísimo la música argentina. A pesar de las distancias conocemos a Alberto Ginastera, Carlos Gardel y Ástor Piazzolla”, expresó.

 


Acerca del repertorio de “La voz del corazón”, que comprenderá arias de ópera, canzonetas napolitanas y canciones de cámara italianas, además de “El día que me quieras” (1934), de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, y otros temas, Romero Ismael señaló que es muy personal y se relaciona con sus fibras íntimas como artistas. “De tantas obras que existen y de las cuales nos gusta todo, hemos hecho una selección porque no podemos estar cantando tres horas. Cuesta mucho hacer una reducción y la hicimos teniendo en cuenta que en Salta el público para el canto lírico aún es muy reducido. Pero no cedemos en calidad por la popularidad que pueda tener una obra. El arte no es para entendidos, sino para sensibles. No hay que entender las cosas, sino sentarse, dejarse llevar y sentir. Para eso tiene que haber buenos intérpretes también en cualquier instrumento o voz que vayamos a ejecutar”, concluyó. 

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