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Secundarios sostienen un comedor para la tercera edad

Son jóvenes de entre 18 y 20 años que trabajan, venden panes e intercambian productos para dar tres comidas diarias a más de 60 vecinos de zona norte.
Lunes, 28 de diciembre de 2020 01:46

En los barrios de la zona norte de la ciudad de Salta no dejan de surgir nuevos comedores solidarios ante las crecientes necesidades de los vecinos. Entre tantos que se abrieron, hay uno pensado para un sector específico de la población que muchas veces queda olvidado. Se trata de un comedor comunitario para la tercera edad que no recibe el apoyo de ningún político ni organización.

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En los barrios de la zona norte de la ciudad de Salta no dejan de surgir nuevos comedores solidarios ante las crecientes necesidades de los vecinos. Entre tantos que se abrieron, hay uno pensado para un sector específico de la población que muchas veces queda olvidado. Se trata de un comedor comunitario para la tercera edad que no recibe el apoyo de ningún político ni organización.

En los barrios, la mayoría de las organizaciones sociales están pensadas para niños y, algunas pocas, para las madres.

Este comedor se llama Un Milagro para la Tercera Edad y está ubicado en el barrio 15 de Septiembre, ya casi sobre la margen del río Vaqueros. Allí asisten alrededor de 60 personas provenientes del barrio y de 17 de Octubre, Balneario, Juan Manuel de Rosas y Vaqueros. De lunes a viernes, pasan a las 19, y retiran con tres recipientes la sopa, el plato principal y el postre.

Otra diferencia es que al comedor lo sostienen jóvenes de entre 18 y 20 años. Son estudiantes del secundario 5021, donde antes funcionaba el liceo, en Ciudad del Milagro. Ana Paula, Cristina y Daniel tienen 18 años. El "otro Daniel", tiene 20. Ejemplo de juventud con conciencia social.

Están apuntalados por Stella, que es mamá de un Daniel, y por Agustina y Margarita que también son jóvenes.

"Nosotros nos dimos cuenta de que todos atienden a los niños y a las mamás. Nadie a los vecinos de la tercera edad. Además, la cuarentena fue un desastre para la familias y más para los más grandes. Entonces comenzamos esto del comedor a finales de septiembre (de este año) con la premisa de que no queremos la ayuda de ningún político; lo hacemos todo con nuestro esfuerzo y con ayuda de gente anónima", dijo el Daniel más chico.

Como recién cumplieron los 18 años, no recibieron IFE. Un punto menos.

Las ollas fueron prestadas por una comadre de la Virgen de Urkupiña, que tenía todos los festejos suspendidos. Un horno ecológico fue el complemento perfecto.

"Nosotros amasamos para vender. Ahora estamos ofreciendo panes y budines navideños para ver de comprar cosas", dijo Cristina.

"Es que las verduras, la carne y el pollo nos cuesta mucho conseguir. Tenemos amigos anónimos que nos ayudan con la mercadería, pero no alcanza. Entonces los chicos salen a vender", dijo Stella, quien es la más grande y, por lo tanto, la encargada de establecer el menú y de dar las indicaciones necesarias.

Ella también estudia en el BSPa de Vaqueros, donde se vio alterado el cursado presencial. Nunca perdieron la continuidad y el seguimiento de los estudios secundarios. Es más: dan clases de apoyo a chicos de primaria para recaudar más fondos. Fue una buena manera de aprovechar la virtualidad.

"Necesitamos leña", dijo Stella. "Las garrafas son caras. Acá cuestan 550 pesos y cocinamos todo con leña. Pero necesito que la traigan porque no tengo ni un vehículo para ir buscarla", aseguró Stella que además es la dueña de la casa donde se cocina.

Como resisten con la venta y canje de productos, necesitan una bicicleta para hacer repartos. Tienen la modalidad de entrega a domicilio, de la que se ocupan los dos Daniel, pero la bicicleta no funciona más. Por eso piden una nueva, de esas que se utilizan para reparto. "Si es por cantidad yo me voy hasta la zona sur pedaleando", dijo riendo el Daniel más chico.

Para el 24 de diciembre organizaron una paella gigante para todos los que retiran el menú, que son abuelos, discapacitados y algunas madres que se fueron sumando en el último mes. Agradecieron a la iglesia evangélica Puerta de Edén, que les prestó el lugar para el encuentro. No fue el único encuentro. Hace un mes organizaron el "Spa para abuelos", con la ayuda de peluqueros, masajistas, maquilladoras y asistentes terapéuticos especializados en gerontología.

"Nosotros tenemos mucha competencia, muchos políticos que llegan y se van. Pero acá se apela a que nos compren los productos que vendemos o que se acerquen de manera anónima a ver de qué manera pueden ayudar", concluyó Stella.

Para comunicarse

Para comunicarse con Stella hay que llamarla al 0387 154 876496. También se puede visitar su página en Facebook buscando “Abuelo Milagros”.

Ellos necesitan que les compren los panes de Navidad para conseguir dinero y comprar lo que necesitan para seguir dando de comer. Contaron que les hacen falta desde ollas y leña hasta verduras y carnes.

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