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VIDEO El Papa sorprendió a un sacerdote mexicano con un llamado en plena misa

El párroco se sorprendió por la comunicación de Francisco en mitad de la lectura del Evangelio.
Jueves, 21 de mayo de 2020 09:56

La inspiración puede llegar en cualquier momento. Una llamada del Papa Francisco, la más alta autoridad católica del mundo, también. Así lo pudo comprobar un cura mexicano esta semana, y lo hizo en una circunstancia inesperada.

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La inspiración puede llegar en cualquier momento. Una llamada del Papa Francisco, la más alta autoridad católica del mundo, también. Así lo pudo comprobar un cura mexicano esta semana, y lo hizo en una circunstancia inesperada.

Miguel Domínguez, cura de la Parroquia de la Asunción en la comunidad de Jalostotitlán, en el estado de Jalisco, en el oriente de México y unos 111 kilómetros al noreste de Guadalajara, oficiaba una misa cuando fue interrumpido por el timbre de su teléfono celular.

El párroco, con cara de sorpresa, interrumpió su lectura de la biblia. Con un gesto se disculpó con los fieles que habían asistido al recinto, dio la media vuelta y recibió la llamada mientras entregaba el micrófono que usaba hasta entonces a uno de sus asistentes. El silencio inundó la capilla.

Medio minuto después, el cura llamó al asistente al interior del despacho al que había entrado y le pidió el micrófono de regreso. Salió desde otra puerta y acercó su celular para que todos pudieran escuchar a su interlocutor, que portaba un inconfundible acento argentino: se trataba del Papa Francisco.

“Todavía aguanto”, dijo el Papa. “Qué bueno, ¿cómo están sus pulmones?”, preguntó el cura. “Bien, gracias a Dios, muy bien, ¿qué estás haciendo ahora?”, reviró Francisco. “Me estoy preparando para la misa”, indicó Domínguez.

Pero la autoridad religiosa se refería a otra cosa. “No, pero vos, ¿qué trabajo tenés?”, indagó. “Ah, soy párroco”, respondió Domínguez con una sonrisa nerviosa. “En una parroquia de mi diócesis y encargado de cultura, ¿cómo ve?”, añadió.

“Dale mis saludos a tus feligreses, eh. Y bendiciones y que recen por mí. Que Dios te bendiga mucho”. El cura le mandó un abrazo de parte de sus correligionarios y de su familia. “Me acuerdo mucho de vos”, finalizó Francisco, para después despedirse con las fórmulas clásicas.

“Disculpen”, aseguró Domínguez, de regreso al púlpito y con una sonrisa que denotaba una clara sensación de satisfacción. “Pues le damos un aplauso al Papa, ¿no?”, pidió. La gente respondió con una ovación de inmediato. “Se toma el tiempo de llamar y de saludarlos. Que nos sintamos fortalecidos por eso”, concluyó.

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