¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

16°
29 de Marzo,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Otro modelo de relaciones laborales

Miércoles, 27 de mayo de 2020 02:38

La actual pandemia puso al desnudo las graves falencias de nuestro esquema de relaciones laborales y la ineficacia del sistema de seguridad social para dar respuestas adecuadas (tanto en la normalidad como en la emergencia), como se han dado en la mayoría de los países del mundo. Tomemos un ejemplo cercano, tanto como que no deberíamos sentirlo como de otro país; me refiero a Uruguay. Allí no encontraremos empresarios desesperados porque no pueden pagar un salario autoritariamente impuesto por el gobierno ni trabajadores mendigando del Estado una mensualidad para poder sobrevivir. Ya desde los primeros días de la cuarentena el presidente de la vecina república, Luis Lacalle Pou, anunció que él, los ministros de su gabinete y los legisladores del país rebajarían un 20% sus salarios, mientras durara la emergencia. Igual medida se adoptó para los presidentes y directores de empresas del Estado, para los jubilados de privilegio y para cualquier empleado público que superaran un salario de $80.000 uruguayos (unos US$ 1.100). Además, realizó un profundo recorte del gasto público con quitas de asignaciones a funcionarios y legisladores, reducción de gastos de publicidad, etcétera. Con ese ahorro se creó el “Fondo Coronavirus” utilizado para comprar canastas de alimentos a familias que perdieron todos sus ingresos por la crisis, hogares pobres y personas en situación de calle.
En Uruguay, como en la mayoría de los países europeos, las simples enfermedades ajenas al trabajo son responsabilidad de toda la comunidad y los salarios son abonados por el sistema de seguridad social, no por el empleador. En el caso de esta pandemia, el criterio del Estado fue pagar el subsidio por enfermedad para las personas que están en cuarentena obligatoria prevista por decisión gubernamental. Al comienzo de la pandemia, se creó un seguro parcial, para aquellos trabajadores que, sin haber perdido el trabajo, enfrentaron suspensiones y una reducción de la jornada laboral. Las suspensiones fueron consideradas como desempleo temporal y abonadas por el seguro de desempleo, no por el empleador.
Cabe aclarar que Uruguay presenta índices de muertes y contagios muy inferiores a los de su vecina Provincia de Buenos Aires. En todo caso resultan asimilables a los de la Provincia de Córdoba (ambas con 3.5 millones de habitantes), pero con la importante diferencia de que en Uruguay se estableció una estrategia de hacer sintonía fina entre salud y economía, evitando la cuarentena obligatoria y apelando a la responsabilidad de la población. Hasta ahora ha obtenido buenos resultados con más recuperados que contagiados y 20 muertes en total. Uruguay tiene una tasa de 5.400 test por cada millón de habitantes, que es más del triple que Argentina (1.240).

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La actual pandemia puso al desnudo las graves falencias de nuestro esquema de relaciones laborales y la ineficacia del sistema de seguridad social para dar respuestas adecuadas (tanto en la normalidad como en la emergencia), como se han dado en la mayoría de los países del mundo. Tomemos un ejemplo cercano, tanto como que no deberíamos sentirlo como de otro país; me refiero a Uruguay. Allí no encontraremos empresarios desesperados porque no pueden pagar un salario autoritariamente impuesto por el gobierno ni trabajadores mendigando del Estado una mensualidad para poder sobrevivir. Ya desde los primeros días de la cuarentena el presidente de la vecina república, Luis Lacalle Pou, anunció que él, los ministros de su gabinete y los legisladores del país rebajarían un 20% sus salarios, mientras durara la emergencia. Igual medida se adoptó para los presidentes y directores de empresas del Estado, para los jubilados de privilegio y para cualquier empleado público que superaran un salario de $80.000 uruguayos (unos US$ 1.100). Además, realizó un profundo recorte del gasto público con quitas de asignaciones a funcionarios y legisladores, reducción de gastos de publicidad, etcétera. Con ese ahorro se creó el “Fondo Coronavirus” utilizado para comprar canastas de alimentos a familias que perdieron todos sus ingresos por la crisis, hogares pobres y personas en situación de calle.
En Uruguay, como en la mayoría de los países europeos, las simples enfermedades ajenas al trabajo son responsabilidad de toda la comunidad y los salarios son abonados por el sistema de seguridad social, no por el empleador. En el caso de esta pandemia, el criterio del Estado fue pagar el subsidio por enfermedad para las personas que están en cuarentena obligatoria prevista por decisión gubernamental. Al comienzo de la pandemia, se creó un seguro parcial, para aquellos trabajadores que, sin haber perdido el trabajo, enfrentaron suspensiones y una reducción de la jornada laboral. Las suspensiones fueron consideradas como desempleo temporal y abonadas por el seguro de desempleo, no por el empleador.
Cabe aclarar que Uruguay presenta índices de muertes y contagios muy inferiores a los de su vecina Provincia de Buenos Aires. En todo caso resultan asimilables a los de la Provincia de Córdoba (ambas con 3.5 millones de habitantes), pero con la importante diferencia de que en Uruguay se estableció una estrategia de hacer sintonía fina entre salud y economía, evitando la cuarentena obligatoria y apelando a la responsabilidad de la población. Hasta ahora ha obtenido buenos resultados con más recuperados que contagiados y 20 muertes en total. Uruguay tiene una tasa de 5.400 test por cada millón de habitantes, que es más del triple que Argentina (1.240).

Actividades paralizadas

Mientras que en Argentina la mayoría de las actividades fueron abruptamente paralizadas durante más de dos meses, en Uruguay luego de una breve cuarentena estricta se fueron retomando todas las actividades posibles (no olvidemos que Uruguay tiene una fuerte dependencia del turismo, por lo que ese sector es imposible reactivarlo en el corto plazo). Por ejemplo, el sector de la construcción en Uruguay se suspendió desde el 24 de marzo hasta el 13 de abril, razón por la cual el Estado otorgó a los trabajadores un sueldo para irse de vacaciones sanitarias. Cuando se reabrió la actividad no hubo una explosión de casos positivos, todo lo contrario: cuando se realizaron test aleatorios a los trabajadores, los resultados fueron en su mayoría negativos. En Argentina, todavía, la industria de la construcción encuentra trabas para su reactivación plena en gran parte del territorio de nuestro país.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD