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16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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Este año no habrá fogones por San Pedro y San Pablo, un ritual que perdura en el interior

En Cerrillos la ceremonia tiene una larga historia, con muchas familias como protagonistas. 
Jueves, 25 de junio de 2020 07:10

En los pueblos del Valle de Lerma, como en otras regiones de la provincia, en otros tiempos y para esta fecha hacían iluminar el firmamento con las luces y las chispas de los fogones que se encendían en honor a San Juan, San Pedro y San Pablo.

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En los pueblos del Valle de Lerma, como en otras regiones de la provincia, en otros tiempos y para esta fecha hacían iluminar el firmamento con las luces y las chispas de los fogones que se encendían en honor a San Juan, San Pedro y San Pablo.

Este año no se realizarán, al menos masivamente, por las limitaciones impuestas por la cuarenta preventiva por coronavirus. 

Sin embargo, se trata de un ritual que aún sobrevive a lo largo de los años en algunos rincones de Salta, como en Vº Balcón, de la localidad de Cerrillos, donde el día fijado para estos menesteres suele ser la noche del 28 de junio.
Durante la ceremonia, la gente disfruta de encender grandes hogueras, mientras comparte chocolate caliente, pan dulce y comidas regionales. Otro de los atractivos es arrojar pocotos en las llamas para que exploten. Con cada estruendo, los chicos se entusiasman más y más. En la ocasión también se fabrican muñecos a los que llaman Judas, que arden hasta consumirse por completo. 
Antaño, en algunos barrios organizaban verdaderas guerras de pocotos y ancopocotos (versión local de mayor poder explosivo), que son frutos amarillo verdosos similares a un tomate pequeño, pero de una planta tóxica cuyo nombre científico es Solanum aenictum. 

 

A mediados del siglo pasado

En los años 50, en Cerrillos residían unos 1.500 habitantes que mantenían viva la tradición de las fogatas, heredada de los españoles. Hubo familias especializadas en estas festividades. Por ejemplo, en el Bº Ameghino los fogones más famosos los organizaban la familia de Eusebio Morales. Eran fiestas en las que no faltaba el Judas, un muñeco de ropa vieja relleno de paja, pocotos y petardos, que era quemado. 
En el Bº La Punta, de la plaza hasta el extremo norte del pueblo, los fogoneros eran los Ruiz, Russo, Guzmán, Pla, Hoyos, Yusca y el Loro López, entre otros. 
En barrio Centro, eran los Ríos, el “Loco” Mingo, los Borelli, Mataco Delgado y Cachimba Castiella. Estos hacían su fogata en el baldío frente al Correo viejo. Los fogoneros del sur, giraban alrededor de don Nicolás Hoyos.
Finalmente estaban los fogones de Pueblo Nuevo, que organizados por los Magno, Salinas, Corimayo, Flores y Valdiviezo. En los años 70 estas fiestas comenzaron a desaparecer hasta que en Vº Los Tarcos y en Vº Balcón resurgieron con entusiasmo en los 80, de mano de los “Pulentas” Flores y de los Villa para quedarse hasta nuestros días.

 

Agradecimiento y bendición del sol

En algunas culturas eran en agradecimiento y al mismo tiempo para atraer la bendición del sol sobre hombres, animales y campos. Por eso, se encendían grandes hogueras, tradición que perduró hasta nuestros días. También se asoció esta festividad a obtener pareja o bien a conservar la que ya se tiene. En otras palabras, se la relaciona con la fertilidad y la fecundidad, amorosa y de todo tipo. En algunos lugares se realiza la quema de un muñeco, que representa lo viejo y negativo.
¿Por qué en nuestra cultura se hace alusión a San Juan Bautista?. San Lucas narra en su Evangelio que María, tras la Anunciación, fue a visitar a su prima Isabel cuando ésta se hallaba en el sexto mes de embarazo. Por lo tanto, fue fácil fijar la solemnidad del Bautista en el octavo mes de las candelas de junio, seis meses antes del nacimiento de Cristo (24 de diciembre).
En el Evangelio se cuenta que su padre, Zacarías, había perdido la voz por dudar que su mujer, Isabel, estuviera en cinta. Sin embargo, en el momento de nacer San Juan, la recuperó, como se lo había predicho un ángel. Entonces, rebosante de alegría encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Siglos después, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su connotación mágica.

Las fogatas 

Las fogatas de San Pedro y San Pablo en conmemoración “del martirio del primer papa, San Pedro, y del Apóstol de los Gentiles, San Pablo. Al amanecer del 29 de junio del año 67, ambos fueron sacados de la prisión para ser ejecutados por orden de Nerón. Pedro fue llevado a la Colina Vaticana y crucificado cabeza abajo según su deseo, por considerar demasiado digno morir como su maestro. Pablo fue conducido a Ostia, lugar próximo al río Tiber, y allí fue decapitado”.
Cada pueblo tiene una forma de sentir la fiesta, celebrando ritos neopaganos y cristianos de acuerdo a su tradición y cultura.
 

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