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El virus que salvó al gobernador Sáenz del "tradicional" "brindis de la hipocresía"

Juan Gonza, director de Semanario Nueva Propuesta de Salta.
Domingo, 07 de junio de 2020 02:01

"El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente" (Gabriel García Márquez).

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"El periodismo es una pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad. Nadie que no la haya padecido puede imaginarse esa servidumbre que se alimenta de las imprevisiones de la vida. Nadie que no lo haya vivido puede concebir siquiera lo que es el pálpito sobrenatural de la noticia, el orgasmo de la primicia, la demolición moral del fracaso. Nadie que no haya nacido para eso y esté dispuesto a vivir sólo para eso podría persistir en un oficio tan incomprensible y voraz, cuya obra se acaba después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no concede un instante de paz mientras no vuelve a empezar con más ardor que nunca en el minuto siguiente" (Gabriel García Márquez).

Que Gustavo Ruberto Sáenz es una persona de buena estrella no cabe duda alguna. Desde el plano más llano y muy joven, comenzó su andar militante en la nada fácil arena del peronismo vernáculo en una empeñosa carrera política jalonada de cargos bien ganados, y que hoy lo encuentra en el honroso y más alto que determina la voluntad popular provincial en democracia: el de gobernador.

Así, y favorecido por su edad que lo salvó de padecer como protagonista directo los años duros de las décadas del 60 y 70 que culminaron con la tragedia de la última dictadura y su genocidio, su nombre ya tiene destino en las páginas de nuestra historia.

Su gestión, de apenas seis meses, con cuatro prácticamente encadenado al timón del barco en la impiadosa tormenta de la pandemia por el COVID- 19, naturalmente no le posibilitó aún demostrar los quilates de su proyecto y modelo de provincia que levantó como bandera independiente de un kirchnerismo que tanto en Salta como en Buenos Aires no lo quiso nunca precisamente por no ser ni traidor ni genuflexo.

Frente amplio

Dicho sin vueltas, por su empeñosa trayectoria respetando la vigencia del pensamiento fundacional de la corriente interna con que el peronismo salteño triunfó en la reconquista de la democracia en 1983, con Roberto Romero como conductor; y que luego se prolongó con las alternativas de más derrotas que victorias de un PJ decadente hasta el presente.

Sáenz hoy gobierna Salta con un frente plural lejos del páramo en que convirtió a ese PJ otrora invencible -tras de doce años de manejarlo- su predecesor Juan Manuel Urtubey.

Tal vez, solo tal vez, a Gustavo Sáenz sus convicciones doctrinarias lo hagan pensar en su intimidad en que el PJ puede algún día dejar de ser una cáscara vacía o un enorme barco asaltado por la piratería de los oportunistas, los "Golden Boys", los gerentes de la política, los "postmodernos", los a-

históricos, los sin compromiso social, y ni hablar de ideológico, etcétera.

Pero hoy, apreciado lector, esta breve referencia al gobernador de todos los salteños tiene un punto muy particular para enfocar, y que quien escribe estas reflexiones pide se le permita abordar: este domingo es el Día del Periodista.

El día de una pléyade inagotable de mujeres y hombres a los que enamoró de por vida este oficio al que con contundente verdad el gran Gabo Gabriel García Márquez bien llamó "el más maravilloso de los oficios".

Y con esa generosa licencia y comprensión del lector, hoy los periodistas hablamos de nosotros, aunque sea en uno o en un par de aspectos que hacen al respeto a los colegas y nada menos que al derecho humano sustancial que es la libertad de expresión.

Antes que nada, por un compromiso de vida que es -no dudo- de la absoluta mayoría del conjunto de nuestra sociedad, el homenaje y honra a la extensa nómina de mártires que está inscripta en el muro de las mujeres y hombres que dejaron su vida en el ejercicio del periodismo y a manos siempre de un poder canalla o un canalla dictador en el poder.

Luego entonces, con la pluma y la palabra, hoy, señor gobernador, reciba esta reflexión dicha con todo respeto e idéntica firmeza.

Ya como una "tradición", y encasillando el enfoque en los años desde la recuperación de la democracia hoy vigente en adelante, los gobernantes de turno creyeron -evidentemente equivocados- que el 7 de junio se honraba al periodismo con un palmoteo de espaldas y un brindis declamatorio de democracia y respeto absoluto de la libertad de prensa.

­Si habremos escuchado peroratas del "sagrado compromiso" de respetar la opinión de tantos dignos colegas que día a día, sin saber de descansos, levantan como banderas gallardas la voz de los que no tienen voz!

­Si habremos escuchado loas al "apostolado" de este oficio, señor gobernador!

La pandemia, tormenta que pasará sin duda alguna aunque con altísimo costo en vidas y en sufrimientos, evitará que los protocolos tradicionales programen en su intensa agenda esos abrazos y brindis. Que sea en buena hora.

Ojalá que en lugar de un "vuelo rasante" por algún salón gastronómico colmado de invitados, que era en lo que últimamente se habían convertido los convites de los gobernantes, su inspiración lo lleve a caer en cuenta de cuánto y mucho usted puede y debería hacer por este oficio pletórico de ética y moral en su más pura esencia.

Para ello (y naturalmente que esta es una apreciación personal), le resalto que constituye una falla grave para cualquier gestión la falta de una legislación largamente prometida e incumplida en materia de política de comunicación del Estado a través de los medios de comunicación.

Dicho en dos palabras: tiene usted la facultad de la iniciativa ante el parlamento y la posibilidad de terminar con esa falencia que habilita a la arbitrariedad y discrecionalidad del gobernante de turno. Puerta abierta, está harto demostrado también por años, a la falta de transparencia y lisa y llanamente a la corrupción.

La jurisprudencia local, nacional y los compromisos asumidos por la Argentina en el orden internacional y el ámbito de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos Relatoría de Libertad de Expresión eximen de mayores comentarios sobre lo que en ya está sentado como un delito de los Estados: la censura indirecta.

La riqueza cultural de Salta y la región contenida en la fuente inagotable del periodismo, señor gobernador, conforman parte de esa vuestra trayectoria política democrática a la que hace referencia la introducción de este comentario.

De allí la razón de mencionarla hoy, para esta nota en carta abierta y en nuestro día.

 

 

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