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Hoteleros proyectan que podrán sobrevivir dos meses

La crisis por la pandemia golpea a los alojamientos de todas las categorías.
Sabado, 11 de julio de 2020 00:23

La ley de emergencia turística espera tratamiento en las cámaras legislativas desde la semana próxima. Mientras desde los hoteles siguen colgando cintas negras en las puertas en señal de luto y advierten que, si la ley no es retroactiva, solo será una "vendita" para una fisura que está al borde del quiebre y que arrasaría con el trabajo de años. Las deudas contraídas para sostener los sueldos y las infraestructuras, más la incertidumbre sobre la fecha posible de apertura, no se saldarían con una ley que se aplique a futuro. Muchos ya hablan de cierre y aseguran que "ya no queda espalda". En los hoteles, desde los de mayor hasta los de menor categoría, coinciden en que hay un límite cercano: "dos meses más".

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La ley de emergencia turística espera tratamiento en las cámaras legislativas desde la semana próxima. Mientras desde los hoteles siguen colgando cintas negras en las puertas en señal de luto y advierten que, si la ley no es retroactiva, solo será una "vendita" para una fisura que está al borde del quiebre y que arrasaría con el trabajo de años. Las deudas contraídas para sostener los sueldos y las infraestructuras, más la incertidumbre sobre la fecha posible de apertura, no se saldarían con una ley que se aplique a futuro. Muchos ya hablan de cierre y aseguran que "ya no queda espalda". En los hoteles, desde los de mayor hasta los de menor categoría, coinciden en que hay un límite cercano: "dos meses más".

"Si no hay camino, claro quedará el que tenga mas espalda. No hay manera de sostener esto más de 1 o 2 meses más", aseveró Elías Chiadeh, propietario del hotel Shahuard, de tres estrellas.

Los hoteles de 4, 5 estrellas y los boutique tienen un horizonte parecido. Desde la filial Salteña de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) encuestaron a sus 30 asociados para conocer cómo atraviesan la crisis económica que trajo la pandemia por la COVID-19. Más del 80 por ciento respondió que pensó en cerrar su hotel. "Es preocupante. Proyectaron entre 2 o 3 meses", indicó Diego Patrón Costas, presidente de la filial Salta de la AHT.

Más allá de que los hoteleros trabajen con distintos segmentos, apuntan a lo mismo: "La necesaria retroactividad de la ley", que se debatirá en los próximos días.

Los tres puntos esenciales de la normativa giran alrededor de la exención en ingresos brutos, del impuesto al sello hasta fin de año y, desde el año próximo, el 50 % de diferimiento para pagar en el 2022.

De aprobarse solo estos puntos aseguran que sería inútil. "Hasta que no se abra el turismo no podés seguir acumulando deuda. De qué vale que digan que no pagaremos Rentas de ahora en más, y que encima esa exención corre desde cuando puedas facturar, que no sabemos cuando será", resaltó Chiadeh, que agregó que aún con proyecciones de apertura, el panorama no cambiaría.

"Te dicen que abrís en diciembre, buenísimo, y cuando abras vas a tener 6 millones de deudas en contribuciones sociales. Voy a laburar para pagar deudas que acumulé", señaló el empresario.

Por su parte, Patrón Costas, si bien reconoció que los dos últimos años han sido buenos para el sector, también hizo hincapié en el endeudamiento. "Hemos recurrido en general a los créditos. La actividad siempre trabaja con deuda", dijo.

Algunos de los 30 hoteles de mayor categoría. de los que viven alrededor de 900 familias, arrastran préstamos que habían tomado para mejoras de infraestructura. "También tenemos las deudas actuales con algunos proveedores o agencias de viajes. Hay que devolverles la plata por las cancelaciones. También están los servicios públicos", indicó Patrón Costas. El problema es más grave para los hoteleros que no son propietarios.

Servicios públicos

La deuda acumulada por servicios públicos es uno de los grandes agujeros negros. Chiadeh contó que los servicios públicos de su hotel se están facturando igual que en febrero, cuando aún estaban en actividad y en vacaciones. "Fuimos a reclamar a Edesa, Gasnor y Aguas del Norte. Nos dicen que como no pueden controlar los consumos por pandemia toman el último mes de control como parámetro para facturar ahora. Pago servicios como si estuviera en plena actividad, pero con actividad cero", graficó.

El empresario tomó un préstamo para pagar parte del sueldo de sus empleados y dejó de pagar algunos servicios. "En agua tengo una deuda de $160 mil. Tampoco pagué los aportes patronales, que te dicen que pagues después. Pero todo eso debo pagar en algún momento, que será cuando abra, si es que llego", proyectó.

Calles desoladas

El fin de semana extralargo no se notó ayer en el microcentro. El flamante “paseo del convento”, en la calle Caseros, estaba desolado en contraposición con lo que se solía ver en anteriores feriados.

El único movimiento que se percibía era el de las vendedoras de las casas de artesanías que, paradas en las puertas, esperaban a algún cliente o buscaban en qué ocuparse. 

“La capital se dio cuenta de que vive del turismo”, indicó Guadalupe, propietaria de un local de la zona. La comerciante está allí hace más de 10 años y aseguró que está soportando sin cerrar para ver si el año que viene repunta.

“Esta calle era de turistas, ahora es de vendedores ambulantes que intentan vendernos algo a nosotras”, contó Carolina desde otro local de la calle Caseros. Hay días en que el negocio “no abre caja”. Vende ropa de abrigo y asegura que, en un día de frío, con suerte vende algún poncho a los que trabajan cerca. 

“Luego de 30 años pensé en cerrar”

El propietario del hotel Shauard asegura que hace “lo posible”.

Chiadeh hace malabares para sostener su hotel. JAVIER CORBALAN

El Shauard es uno de los hoteles más antiguos de la ciudad, por fuera de los “clásicos” como el Victoria Plaza, Güemes, el Colonial, El Regidor o Premier. Se abrió en 1989, con la “camada de los hoteles tres estrellas” de la época, como Crillón y Crystal. Luego de más de 30 años y con 16 empleados que llegan a tener la misma antigüedad que el hotel; intenta evitar el futuro que ve cada vez más cercano e inevitable: “el cierre”.

El hotel tiene 50 habitaciones, lo que demanda un gran gasto en mantenimiento. “Desde junio que empecé a pagarles a los empleados el 60 por ciento de los sueldos”, señaló Elías Chiadeh, propietario. “Me agradecían, eso es atemporal, no existe. Es un 60 por ciento cuando encima la inflación avanza”, contó sobre la impensada reacción de sus trabajadores. “Están preocupados y dispuestos a hacer lo que sea”, aseguró. 

El empresario indicó que desde mediados de abril comenzó a cubrir los gastos con “plata de su bolsillo”, hasta que solicitó un préstamo para poder seguir pagando los salarios. “Lo saqué en mayo, tenía 60 días de gracia. Cuando lo saqué proyecté que podría pagarlo porque se venían las vacaciones de invierno. Y desde este mes, en el que estoy sin trabajar ya comencé a pagarlo”, relató. Chiadeh pidió la ayuda estatal para el pago de sueldos. “Pero no tuve novedad”, lamentó. 

El hotelero pidió ver primero “qué se va a hacer con la fuente laboral que corren más riesgo, la de los trabajadores”. Por otro lado indicó que la ley de emergencia turística debe tener en cuenta también las deudas acumuladas. Además pidió mejorar las líneas de créditos vigentes. “Sacan pecho cuando el turismo da ingreso a la provincia, y ahora que estamos en este pozo nos dan migajas”, criticó. 

 

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