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16 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
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"Ventas de vereda", la salida que encontraron muchas familias para atravesar la crisis

Un “mundo de oportunidades” se abrió al costado de las avenidas que circundan a la ciudad. Hay desde comida y ropa hasta artesanías. Pequeños emprendedores comparten el espacio con entrenadores personales al sur de la ciudad.
Sabado, 01 de agosto de 2020 00:55

La "venta de vereda" es un fenómeno informal que crece en las grandes urbes al compás de la crisis y Salta no está siendo la excepción. Ropa, alimentos, artesanías y hasta productos de limpieza ganaron espacio en puestos improvisados en esquinas, plazas y orillas de las rutas.

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La "venta de vereda" es un fenómeno informal que crece en las grandes urbes al compás de la crisis y Salta no está siendo la excepción. Ropa, alimentos, artesanías y hasta productos de limpieza ganaron espacio en puestos improvisados en esquinas, plazas y orillas de las rutas.

Si bien este fenómeno en Salta es casi histórico, se vino consolidando en los últimos años a partir de una realidad económica caracterizada por despidos, inflación, baja de consumo, ajuste y la suba indiscriminada de los servicios públicos. A ese escenario se sumó la crisis por la pandemia de COVID-19

El boom de las "ventas de vereda" se expandió en los últimos meses en el conurbano bonaerense y en los centros más poblados del país.

En la ciudad de Salta, la cuarentena puso en "match point" a cientos de familias salteñas que tuvieron que salir a buscar un sustento porque a partir de marzo de este año se quedaron sin ingresos.

Pinos, cubiertas, barriletes o cometas, macetas de plástico, autos y trailer, coca y chamabico, empanadas, pollos a la parrilla, tortillas y rosquetes: en las rutas que bordean la ciudad hay de todo.

Concepción, una mujer grande ya y oriunda de Morillo, vendía hasta hace un tiempo dulces caseros en la feria del parque San Martín, hasta que un día todos los turistas desaparecieron.

"Yo tuve que salir como sea y es por eso que me puse a vender mis empanadas fritas. Vendo solo de carne y los viernes, sábados y domingos", dijo y mostró una esperanzadora sonrisa. Ella se ubicó en la curva de la Escuela Agrícola, sobre la avenida Banchik, antes de la rotonda de ingreso al barrio Intersindical.

Ese sector que algunos disfrutan como espacio verde se transformó en un marco de posibilidades para otros. Desde el mediodía, los instructores de gimnasia brindan sus servicios de entrenamientos en el lugar y empiezan a llegar los vendedores en bicicletas. Todos le encuentran "el agujero al mate".

"Hubo que salir a reinventarse. Hay laburo, pero solo hay que encontrarle la vuelta", dijo Alejandra, que también se buscó un espacio en la zona y ofrece todo tipo de artesanías. Antes vendía sus productos en la zona del Mercado Artesanal, que quedó como una feria fantasma.

Las ventas de vereda crecen con emprendimientos familiares. "Nosotros con lo que vendemos los fines de semana en Limache estamos bancando el alquiler del local que tenemos habitualmente. No nos da para más. Yo vengo de una familia que se dedica a la venta de artesanías en los lugares turísticos y ahora nos quedamos sin ingresos. Entre todos los hermanos nos ayudamos", concluyó Alejandra, que ofrece ponchos, mates, cuchillos, artículos con alpaca y demás recuerdos de Salta a muy buen precio.

Los pasteles de choclo, dulces o salados, que venden en la rotonda de ingreso a San Luis están entre los más ricos de toda Salta. Ya tienen su fama y son muchos los que ponen valiza y paran a comprar una bandeja a la hora del almuerzo. Allí hay tres vendedoras: Verónica y sus hijas Martina y Candelaria.

Pastel de choclo para llevar en bandejas, la propuesta de emprendedoras en San Luis. Javier Corbalán

La madre tuvo que salir, por distintas circunstancias, a buscar plata y alistó a sus hijas en la preparación del rico manjar. "Nosotros vendemos desde hace más de tres años solo por el verano, pero con esta pandemia tuvimos que comenzar a venir todos los fines de semana", dijo Verónica.

Las chicas estudian en la universidad, pero lo mismo salen a vender. Para ampliar la oferta, ahora hacen frambuesas bañadas.

"Estos emprendimientos no derivan del aprendizaje o la vocación sino de una necesidad económica real e inmediata al quedarse sin trabajo", sostuvo Lorena Putaro, economista del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

La especialista en economía social Lorena Putaro coincide en que los casos que se ven hoy no corresponden en su mayoría a emprendedores, sino a personas que se quedaron sin empleo que "hacen lo que encuentran", como la venta de ropa o de artículos de limpieza por volumen sin marca.

Putero analizó esta exclusión y sostuvo que -en general- abarca a "personas mayores, los que tienen hijos y no pueden encontrar la estrategia para dejarlos en la casa, personas con alguna enfermedad y también por la falta de formación en las tareas estratégicas".

Recordó como antecedente la gran crisis de 2001 que generó un resurgir de los emprendimientos autogestivos y que "todo el mundo se puso a hacer lo que podía". Puso como ejemplo el caso de los clubes de trueque.

La economía informal surgida a fines de la década del 90 con el trueque, "creció en los primeros años del 2000". El actual panorama, según las perspectivas del CESO, se va a mantener en el contexto de una recesión a nivel mundial.

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