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Pidió disculpas por no haber podido salvar una vida

Fernando Marino murió en los brazos de Jonatan Tabares, tras ser baleado en un robo en Adrogué. Los delincuentes fueron apresados.
Domingo, 02 de agosto de 2020 00:17

Lo primero que pensó Jonatan Tabares cuando el pasado martes el repartidor Fernando Marino murió en sus brazos, tras ser baleado en un robo en Adrogué, fue conocer a su familia para decirle que no había muerto solo y disculparse por no haber podido salvarlo, lo que finalmente sucedió ayer cuando un primo de Marino lo llamó porque querían conocerlo y mirar "los ojos de la última persona" que estuvo con él.

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Lo primero que pensó Jonatan Tabares cuando el pasado martes el repartidor Fernando Marino murió en sus brazos, tras ser baleado en un robo en Adrogué, fue conocer a su familia para decirle que no había muerto solo y disculparse por no haber podido salvarlo, lo que finalmente sucedió ayer cuando un primo de Marino lo llamó porque querían conocerlo y mirar "los ojos de la última persona" que estuvo con él.

Ese hombre fue un testigo clave en el hecho porque fue la primera persona que se acercó a Marino segundos después de haber sido baleado por dos delincuentes en moto, que le quisieron robar cuando circulaba en su camioneta por Italia y Bouchard, en Adrogué, en el sur del conurbano bonaerense, y los familiares de la víctima quisieron conocerlo para que les cuente cómo lo ayudó.

"Fue un cruce de emociones al ver el dolor de la madre, del padre, de su pareja, su padrino, primos y tíos.... Realmente fueron ellos en los primero en quienes pensé cuando lo sostenía a Fernando en mis brazos", dijo a Télam Jonatan (31).

El joven contó que Matías, uno de los primos de Fernando, se comunicó para preguntarle si podían ir a conocerlo.

"Me agradecieron como si lo hubiese salvado. Me trataron como si fuera un héroe y yo no lo siento así, siento que fracasé en lo que intenté hacer", sostuvo aún con dolor.

"Es más, les pedí perdón, pero les dije que se queden con el consuelo de que no murió solo", recordó.

Por su parte, Matías dijo a Télam que la decisión que tomaron en familia para ir a conocer a Jonatan se dio luego de regresar del entierro de su primo y que tenían la necesidad de "reconstruir entre nosotros cómo fue todo" lo que sucedió.

Matías sostuvo que estar en el lugar donde fue asesinado su primo "fue feo y muy movilizante", y reconoció que aún no puede ver el video grabado por una cámara de seguridad en donde se observan los últimos minutos de vida de Fernando.

Además, le agradeció a Jonatan por estar siempre "predispuesto a ayudar con la causa".

En el encuentro, la madre de Fernando le pidió a Matías sacarse el barbijo para poder mirarle la cara.

 

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