¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

19°
25 de Abril,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

El control de precios solo asegura más inflación

Domingo, 17 de octubre de 2021 01:04

La inflación es una catástrofe económica para todos. Esta semana, el Indec informó que en septiembre llegó al 3,5% mensual. De ese modo, ya acumula 37% en 2021. Además, comparado de setiembre de 2020 con el mes pasado, indica un aumento interanual de 52,5%.

Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

La inflación es una catástrofe económica para todos. Esta semana, el Indec informó que en septiembre llegó al 3,5% mensual. De ese modo, ya acumula 37% en 2021. Además, comparado de setiembre de 2020 con el mes pasado, indica un aumento interanual de 52,5%.

Pocos días antes, los datos de la Encuesta Permanente de Hogares habían dado a conocer indicadores de pobreza urbana, donde se registran cerca de 19 millones de personas sin acceso a la canasta familiar, y unos 5 millones en la indigencia.

La inflación, por supuesto, es una tragedia para esa enorme cantidad de hogares de bajos ingresos, ya que los salarios (los registrados y, sobre todo, los no registrados), las jubilaciones y las pensiones siempre pierden frente a la suba de precios.

La designación del economista Roberto Feletti no mejora el panorama, porque su pensamiento anticipa una deriva autoritaria y un fracaso: tiene decidido imponer un control compulsivo de precios, un método que viene fallando, históricamente, porque está inspirado en una concepción económica equivocada. La inflación se debe, básicamente, a la depreciación de la moneda debida a una emisión desorbitada, sin soluciones de fondo para encaminar la economía a la modernización, la inversión y la consolidación en el mercado externo.

Según las definiciones de Feletti, que se corresponden con las que sostiene gran parte del oficialismo, las razones de la inflación deben buscarse en los "formadores de precios", es decir, los empresarios argentinos, a los que culpa de querer ganar mucho; como contrapartida, piensa aplicar un sistema policíaco para controlar góndolas en los supermercados es una forma de cuidar el poder adquisitivo del salario.

En un Estado con una presión tributaria insostenible y una moneda sin respaldo alguno, el principal formador de precios es el Gobierno.

Justamente, este tipo de prácticas despóticas y anacrónicas solamente pueden tener un resultado: la caída de la inversión, la producción y la competitividad.

Y eso es lo que registra nuestra historia reciente. Desde 1983 a 2020, el país creció apenas al 1,6% anual, y por persona, 0,4%. Hubo 21 años de crecimiento y 16 de caída.

La inflación acumulada en estos años es de 20.000.000.000%. El promedio anual fue de 58%. En este lapso, la pobreza trepó de 16% en 1983 a más de 40%, en diciembre del año pasado.

En estos 37 años analizados, el único país de Latinoamérica que nos supera en el descalabro socio económico es Venezuela.

Es decir, el problema del país es estructural y de nada sirve acusar a los que estuvieron antes, porque trasciende a los gobiernos. Mucho menos conducente es apelar a recursos draconianos para "cuidar la mesa de las familias argentinas", porque la realidad es otra. La ausencia de un diagnóstico serio y realista, y de un plan de Gobierno, que es lo que se pone de manifiesto en cada discurso oficial, es la garantía de que la inflación, que es el síntoma, pero también la pobreza y el desempleo, que son la enfermedad, van a seguir agravándose.

Los precios no se detienen por arte de magia.

Con los actuales niveles de estancamiento económico, la decisión de poner "platita" en los bolsillos de la gente, en cualquiera de sus formas, la restricción a las exportaciones, así como la prohibición de despidos y el establecimiento de la "doble indemnización" aseguran que el país se mantenga en "estado de emergencia" sin que se pueda vislumbrar cuándo y de qué modo se va a establecer un "estado de normalidad".

Se trata de medidas inspiradas, ahora, en el temor a que en las elecciones de noviembre se repitan los resultados de setiembre, pero no difieren en nada de los criterios aplicados a lo largo del gobierno de Alberto Fernández y, también, en los ocho años de presidencia de Cristina Kirchner.

No es, por cierto, lo que piensan los ministros económicos Matías Kulfas y Martín Guzmán, pero parece el modelo elegido. Vale repetirlo: de seguir por ese sendero, solo cabe esperar en el futuro más inflación, más pobreza y más desempleo.

.

.

.

 

Temas de la nota

PUBLICIDAD