Es común que nuestra sociedad acumule críticas consecuentes respecto de las políticas que van llevando a cabo los distintos gobiernos de turno. Las acciones que estos ejecutan en el marco de sus políticas públicas vienen siendo seguidas por quienes las aplauden con fanatismo y quienes las denuestan, por otro fanatismo.
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Es común que nuestra sociedad acumule críticas consecuentes respecto de las políticas que van llevando a cabo los distintos gobiernos de turno. Las acciones que estos ejecutan en el marco de sus políticas públicas vienen siendo seguidas por quienes las aplauden con fanatismo y quienes las denuestan, por otro fanatismo.
Demás está decir que lo ideal sería la aplicación de un criterio positivo y mejor aún, proactivo. Los errores deben destacase para evitar su reiteración, pero ese debe ser el único propósito: no convertirse en un burdo vilipendio.
Se debe avanzar en fortalecer y acrecentar las medidas que fueren positivas y dejar de lado las que resultaron negativas o perjudiciales.
Cuando el camino emprendido ha sido positivo en ese terreno se debe proseguir, de modo tal de ir estableciendo lo que se conoce como Política de Estado que avanza hacia el objetivo sin identificación de banderías partidarias. Cuando en nuestro país podamos consolidar la puesta en marcha de Políticas de Estado y llevarlas a feliz término, nos resultará menos difícil alcanzar logros a los que nunca llegaremos si solo actuamos con sentido crítico absolutamente negativo.
Los aciertos y las grandes decisiones que permiten alcanzar soluciones a problemas críticos y crónicos de un país deben ser respaldados a cualquier costo sin medir si vienen de la derecha, de la izquierda o del centro.
Lamentablemente no alcanzamos a ver que nada se gana negando aciertos de la oposición y revalidando solo los del oficialismo. Hace décadas que persistimos en ese error.
La soberbia y la necedad no son buenas consejeras y menos aún si van juntas y pretenden marcar un camino a recorrer, el que con seguridad no nos llevará a la "tierra prometida".
La unidad de criterio al que se llegue por medio de un razonado y trabajado consenso, aplicada con perseverancia, no tengo dudas que puede ser el inicio de un nuevo camino hacia el horizonte que tanto tiempo hace que buscamos.