Una vez más, Estados Unidos se levantó ayer impactado por un tiroteo, en este caso en Indianápolis (Indiana), donde ocho personas murieron y cinco resultaron heridas después de que un hombre armado abriera fuego antes de quitarse la vida, en un suceso sobre el que todavía se desconocen los motivos.
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Una vez más, Estados Unidos se levantó ayer impactado por un tiroteo, en este caso en Indianápolis (Indiana), donde ocho personas murieron y cinco resultaron heridas después de que un hombre armado abriera fuego antes de quitarse la vida, en un suceso sobre el que todavía se desconocen los motivos.
Alrededor de las 23 hora local del jueves (0 de ayer en Argentina) el atacante comenzó a disparar a quemarropa en un almacén de la empresa de servicios postales FedEx, situado cerca del aeropuerto de Indianápolis.
A su llegada al lugar, la policía encontró a cuatro de los fallecidos fuera del centro y a otros cuatro en su interior.
"Cuando los agentes llegaron se encontraron con una escena del crimen caótica y activa, hallaron varias víctimas -heridos y fallecidos-, así como al sospechoso muerto aparentemente por una herida de arma que se autoinfligió", dijo el subdirector de Investigaciones de la Policía de Indianápolis, Craig McCartt, en una rueda de prensa ayer.
A través de las entrevistas con testigos, las autoridades han averiguado que el sospechoso llegó al lugar en un vehículo y que empezó a disparar indiscriminadamente en el aparcamiento del almacén para más tarde entrar en el local antes de quitarse la vida.
En el lugar había en ese momento unas cien personas, muchas de ellas en pleno cambio de turno o en su descanso para cenar.
El sospechoso ha sido identificado como Brandon Hole, un exempleado de FedEx, de 19 años, que trabajó en ese almacén hasta otoño de 2020. Hasta ayer se desconocían los motivos del ataque.