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Una pionera industria textil wichi abre un puñado de oportunidades

LHAKA genera empleo para 30 familias de la comunidad Santiago de Loyola. Los protagonistas cuentan el desarrollo. 
Viernes, 30 de abril de 2021 02:05

Lana en vasco, raditi en croata, punojnë en albanés, work en inglés, trabajo en español.
¿Y en wichi? Ohchumet, así se dice trabajo en esta lengua indígena que hablan muchos coterráneos de la provincia en comunidades al norte de Salta.
Y si el trabajo trae dignidad. Ohchumet trae oportunidades y mejoramiento en la calidad de vida.
En San Ignacio de Loyola, una comunidad wichi ubicada a 350 kilómetros al norte de Salta, se encuentra en pleno funcionamiento desde hace cinco años la primera industria textil wichi.
Rodeados de monte y naturaleza cada día llegan al taller a trabajar los propios vecinos de la comunidad, sin tomar colectivos ni recorrer grandes distancias. El trabajo está en la comunidad, está cerca de casa.
La cooperativa que genera empleo para 30 familias de la comunidad lleva el nombre wichi LHAKA, traducido al español como nuestro. Nuestro trabajo, nuestra tierra, en nuestra comunidad.
En turnos de trabajos organizados el plantel de LHAKA corta y cose las prendas que luego son vendidas a través de revendedoras, tienda oficial online de la marca, puntos de ventas en comercios multimarca y stand de ropa dentro de importantes cadenas de hipermercados. Pero el equipo de trabajo está preparado para más, por eso se está pensando en una expansión planificada de la marca, con el fin de posicionarse en el NOA y ampliar el desarrollo territorial con puntos de venta en todo el país.
Conocer para transformar
LHAKA es el resultado de un proyecto de la Fundación Molinos Cañuelas que desde el 2014 trabajó con la comunidad de San Ignacio de Loyola de una manera integral: conociendo la comunidad, sus necesidades, problemas y oportunidades mediante programas de intervención en salud, nutrición, educación, higiene, infraestructura, relaciones comunitarias y capacitación en producción textil.
El objetivo del programa fue generar trabajo sustentable y duradero frente a la tentadora caridad de dejar ropa y alimentos, dando por sentado en ese acto el no reconocimiento del otro como alguien con capacidades para capacitarse, aprender, trabajar y vivir de ese trabajo. 
Claro que las acciones solidarias son celebradas en tiempos donde premian necesidades básicas; pero teniendo la posibilidad de trabajar a largo plazo en el empoderamiento de la comunidad, la Fundación eligió este camino más largo, duro y agotador; pero también más fructífero y más habilitante al desarrollo individual y de comunidad.
Inclusión
La industria textil es óptima para ofrecer este tipo de soluciones ya que los puestos de trabajo pueden ser ocupados indistintamente por hombres o mujeres, los turnos pueden adaptarse de acuerdo a la producción y es bien sabido que calidad y precio son buscados y valorados por clientes que eligen prendas de calidad y a buen precio.

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Lana en vasco, raditi en croata, punojnë en albanés, work en inglés, trabajo en español.
¿Y en wichi? Ohchumet, así se dice trabajo en esta lengua indígena que hablan muchos coterráneos de la provincia en comunidades al norte de Salta.
Y si el trabajo trae dignidad. Ohchumet trae oportunidades y mejoramiento en la calidad de vida.
En San Ignacio de Loyola, una comunidad wichi ubicada a 350 kilómetros al norte de Salta, se encuentra en pleno funcionamiento desde hace cinco años la primera industria textil wichi.
Rodeados de monte y naturaleza cada día llegan al taller a trabajar los propios vecinos de la comunidad, sin tomar colectivos ni recorrer grandes distancias. El trabajo está en la comunidad, está cerca de casa.
La cooperativa que genera empleo para 30 familias de la comunidad lleva el nombre wichi LHAKA, traducido al español como nuestro. Nuestro trabajo, nuestra tierra, en nuestra comunidad.
En turnos de trabajos organizados el plantel de LHAKA corta y cose las prendas que luego son vendidas a través de revendedoras, tienda oficial online de la marca, puntos de ventas en comercios multimarca y stand de ropa dentro de importantes cadenas de hipermercados. Pero el equipo de trabajo está preparado para más, por eso se está pensando en una expansión planificada de la marca, con el fin de posicionarse en el NOA y ampliar el desarrollo territorial con puntos de venta en todo el país.
Conocer para transformar
LHAKA es el resultado de un proyecto de la Fundación Molinos Cañuelas que desde el 2014 trabajó con la comunidad de San Ignacio de Loyola de una manera integral: conociendo la comunidad, sus necesidades, problemas y oportunidades mediante programas de intervención en salud, nutrición, educación, higiene, infraestructura, relaciones comunitarias y capacitación en producción textil.
El objetivo del programa fue generar trabajo sustentable y duradero frente a la tentadora caridad de dejar ropa y alimentos, dando por sentado en ese acto el no reconocimiento del otro como alguien con capacidades para capacitarse, aprender, trabajar y vivir de ese trabajo. 
Claro que las acciones solidarias son celebradas en tiempos donde premian necesidades básicas; pero teniendo la posibilidad de trabajar a largo plazo en el empoderamiento de la comunidad, la Fundación eligió este camino más largo, duro y agotador; pero también más fructífero y más habilitante al desarrollo individual y de comunidad.
Inclusión
La industria textil es óptima para ofrecer este tipo de soluciones ya que los puestos de trabajo pueden ser ocupados indistintamente por hombres o mujeres, los turnos pueden adaptarse de acuerdo a la producción y es bien sabido que calidad y precio son buscados y valorados por clientes que eligen prendas de calidad y a buen precio.

En las redes sociales de la marca y en su tienda online pueden verse las prendas que ofrecen y además consultar los locales donde comprar dicha ropa.

El trabajo que ofrece la textil se presenta como alternativa de camino para superar en el mediano plazo los subsidios y pobreza reemplazándolos por producción, trabajo digno y prosperidad. LHAKA no recibe subsidios o ayudas del estado; una manera de demostrar que con trabajo, dedicación y alianzas estratégicas se pueden generar oportunidades de trabajo genuinas.

El 100% de los ingresos de LHAKA se destina a las manos que confeccionan las prendas en la comunidad wichi San Ignacio de Loyola y a la calidad en la materia prima del producto para poder ofrecer al mercado prendas de calidad que generan de inmediato un impacto positivo en la economía, la sociedad y el ambiente.

Cada principio de mes los trabajadores cobran su sueldo que es invertido en gastos propios del día a día, en productos y servicios que se ofrecen en la zona de referencia del taller. La circulación del dinero en la comunidad permite no solo el crecimiento de los propios trabajadores de LHAKA sino de otros comerciantes de la zona que tienen la oportunidad de vender y ofrecer mercadería y servicios a sus propios vecinos. Por ello San Ignacio de Loyola es un referente para otras comunidades aborígenes de la zona en materia de trabajo y superación a partir de empleo genuino en su propia comunidad.

Elegir prendas LHAKA no solo es elegir ropa versátil, cómoda, atemporal, a precio competitivo; sino también elegir formar parte de un movimiento ético mucho más grande que prioriza una nueva forma de producir y consumir, un movimiento de moda sustentable con impacto positivo en economía, sociedad y medio ambiente.
 

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