La noticia del fallecimiento del exintendente don Oscar Ignacio Jora causó gran pesar en el pueblo que lo vio crecer desde que sus padres doña María Santina París y Carlos Borromeo Jora se afincaron en Villa Los Tarcos a fines de los años de 1940.
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La noticia del fallecimiento del exintendente don Oscar Ignacio Jora causó gran pesar en el pueblo que lo vio crecer desde que sus padres doña María Santina París y Carlos Borromeo Jora se afincaron en Villa Los Tarcos a fines de los años de 1940.
Allí, bajo la sombra generosa de un algarrobo aprendió de su padre las primeras lecciones de una actividad que fue la pasión de su vida: la mecánica del automotor.
Ese amor por los “fierros” le dio a lo largo de los años innumerables satisfacciones. Una de ellas fue levantar su casa-taller, donde junto a su esposa María Sánchez Giulitti fundó una inmensa familia de ocho hijos, siete mujeres y un varón.
Pero su casa no fue solo un taller sino también una modesta escuela de oficio de donde egresaron innumerables aprendices que luego lograron forjar un porvenir.
Otro de sus logros fue haber levantado en el pueblo la primera estación de servicios de YPF, entre fines de los años 50 e inicios de los 60.
Allí trasladó su taller y al lado, como ejemplo de trabajo, levantó su segunda casa familiar. Por mucho tiempo la estación de servicio de YPF de Cerrillos fue la más moderna del Valle de Lerma, mientras Jora alternaba su trabajo de mecánico artesanal de Cerrillos con la atención de los grandes motores diesel de Mina Pirquitas.
Entre sus logros personales como “fierrero” fue haber sido personal autorizado por la automotriz alemana Mercedes Benz.
Pero “Jorita”, como le llamaban sus amigos, no solo estaba tocado por la pasión de los fierros. Nunca estuvo ajeno a los avatares de la política, pues de joven abrazó la causa de Alem e Yrigoyen. Pronto se sumó a la UCR y en 1957, luego de la histórica convención radical de Tucumán, siguió los pasos de don Arturo Frondizi y de Bernardino Biella en Salta. Aquí en Cerrillos, junto a don Héctor Mollerás fundaron la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI), logrando un triunfo contundente en los comicios del 23 de febrero de 1958.
En mayo de 1958 el flamante gobernador de Salta, don Bernardino Biella, lo designó intendente de Cerrillos, tanto por sus logros personales como por sus méritos políticos. Durante su gestión comunal, al igual que el gobierno provincial, no tuvo problemas en retomar obras inconclusas y abandonadas desde 1955. Así fue que en el predio del Club Municipal, fundado en 1951 por su compadre y amigo José Luis Borelli, construyó el campo de deporte más moderno del Valle de Lerma en la práctica del básquet.
Luego de su gestión comunal, Oscar Jora retorno a sus amados “fierros” con las manos limpias y dispuesto a enfundarse su clásico mameluco blanco, propio de los grandes corredores de la época, porque Jorita arriba de un automóvil siempre se sintió un Fangio, un Gálvez o un Pairetti. Nunca menos. Así fue su vida, llena de optimismo.
Pero la vida de Oscar Jora no transcurría entre cuatro o seis paredes de su taller. También participó activamente de la vida vecinal del pueblo. Por eso, cuando en 1967 fue invitado por el intendente Julio Argentino San Millán a integrar una comisión de celebraciones anuales, no dudó ni un instante. A poco se transformó en un activo miembro del grupo de vecinos que hizo que los carnavales de Cerrillos alcanzaran notoriedad nacional.
Pero el empuje empresarial de don Oscar Jora lo llevó también en su momento a integrar los directorios del desaparecido Banco del Noroeste, de la CGE y otras entidades empresarias. En 2008 la Convención Municipal de Cerrillos lo declaró “ciudadano ilustre” de Cerrillos por unanimidad. Lo hizo por su trabajo fecundo en favor del pueblo que lo vio crecer y por honestidad y rectitud.
Últimamente apoyó decididamente a la Junta Promotora del Tren del Valle de Lerma y, hace casi un año, el 8 de febrero de 2021, junto al pueblo de Cerrillos, recibió alborozado el retorno del tren luego de más de 50 años de espera.
Hoy sus restos descansan en la necrópolis de Cerrillos junto a los restos de su amada esposa, “Pitina” Sánchez Giulitti.