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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Sorpresa en EEUU: una selección sin africanos

Sabado, 24 de diciembre de 2022 00:00

El 10 de diciembre el prestigioso diario norteamericano The Washington Post publicó un artículo que destacaba la ausencia de jugadores afrodescendientes en la Selección argentina, que pocos días después se consagraría campeón del Mundo por tercera vez. Ante el contraste que ofrecían las selecciones europeas, pobladas de deportistas nacionalizados o hijos de inmigrantes africanos, el texto planteaba que la falta de personas de color "podría tratarse de un prejuicio" ya que "Argentina es mucho más diversa de lo que mucha gente cree, pero el mito de que es una nación blanca ha persistido". "En marcado contraste con otros países sudamericanos como Brasil, la Selección argentina de fútbol palidece en términos de representación negra", comienza el artículo firmado por Erika Denise Edwards, profesora de Historia de la Universidad de Texas y especializada en identidades raciales. Esa especialización muestra un sesgo ideológico ya que Edwards es autora de un libro premiado, "Escondiendo a la vista: mujeres negras, la ley y la creación de una República Argentina Blanca". Sin embargo, tal hipótesis muestra un error de información, por mala interpretación de los datos del Censo 2010, cuando ella afirma que el 1% de los argentinos son afrodescendientes, lo cual es incorrecto, y pasa por alto que, por razones que correspondería a una historiadora analizar más detenidamente, en nuestro país no se formaron comunidades de esclavos libertos y que, como ocurrió en la América hispana, se produjo un rápido mestizaje con los pueblos originarios y con europeos. La afrodescendencia en nuestro país está en la población criolla y la teoría de la "invisibilización" requeriría pruebas que las ciencias sociales aún no ofrecen. La Argentina fue "crisol de razas" porque recibió migrantes de los cinco continentes que no se dividieron en comunidades cerradas, sino que interactuaron rápidamente. En el panteón de nuestros héroes, como un símbolo, está el sargento Juan Bautista Cabral, hijo de un africano y una mujer guaraní de Corrientes.

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El 10 de diciembre el prestigioso diario norteamericano The Washington Post publicó un artículo que destacaba la ausencia de jugadores afrodescendientes en la Selección argentina, que pocos días después se consagraría campeón del Mundo por tercera vez. Ante el contraste que ofrecían las selecciones europeas, pobladas de deportistas nacionalizados o hijos de inmigrantes africanos, el texto planteaba que la falta de personas de color "podría tratarse de un prejuicio" ya que "Argentina es mucho más diversa de lo que mucha gente cree, pero el mito de que es una nación blanca ha persistido". "En marcado contraste con otros países sudamericanos como Brasil, la Selección argentina de fútbol palidece en términos de representación negra", comienza el artículo firmado por Erika Denise Edwards, profesora de Historia de la Universidad de Texas y especializada en identidades raciales. Esa especialización muestra un sesgo ideológico ya que Edwards es autora de un libro premiado, "Escondiendo a la vista: mujeres negras, la ley y la creación de una República Argentina Blanca". Sin embargo, tal hipótesis muestra un error de información, por mala interpretación de los datos del Censo 2010, cuando ella afirma que el 1% de los argentinos son afrodescendientes, lo cual es incorrecto, y pasa por alto que, por razones que correspondería a una historiadora analizar más detenidamente, en nuestro país no se formaron comunidades de esclavos libertos y que, como ocurrió en la América hispana, se produjo un rápido mestizaje con los pueblos originarios y con europeos. La afrodescendencia en nuestro país está en la población criolla y la teoría de la "invisibilización" requeriría pruebas que las ciencias sociales aún no ofrecen. La Argentina fue "crisol de razas" porque recibió migrantes de los cinco continentes que no se dividieron en comunidades cerradas, sino que interactuaron rápidamente. En el panteón de nuestros héroes, como un símbolo, está el sargento Juan Bautista Cabral, hijo de un africano y una mujer guaraní de Corrientes.

Este interrogante obliga a pensar, primero, sobre qué tipo de fenómeno social podría estar afectando a la Argentina y que prejuicios podría cultivar nuestra sociedad, pero para empezar a buscar respuestas es imprescindible recurrir a las estadísticas que puedan indicarnos si existe o no evidencia respecto a la existencia de ciertos prejuicios, mencionados en el artículo. La hipótesis del problema sería: ¿Existe en Argentina suficiente población afrodescendiente como para que surja entre ellos un futbolista con las capacidades de integrar el seleccionado argentino?

Si la respuesta a este interrogante es positiva, entonces se podría ahondar en investigar sobre las razones de la falta de representatividad de jugadores de color en el seleccionado argentino, cuestión que tampoco descartaría la posibilidad natural de ausencia. Pero sí se encuentra que no es estadísticamente suficiente la observación de por lo menos un jugador negro en el seleccionado, significa que no se trataría de un problema de prejuicio, sino de un fenómeno estadístico altamente posible de observarse.

Lo primero que debe hacerse es revisar la cantidad poblacional de acuerdo a los datos censales. Es pertinente tomar las cifras del censo 2010, y hacer foco sobre la población entre 10 y 25 años, que son los que tendrán la edad de integrar un seleccionado para el 2022.

Con los datos del Censo 2010 se puede calcular las siguientes estimaciones:

À Población total entre 10-25 años: 10.973.738 personas.

À Estimación de afrodescendiente entre 10-25 años: 47.401.

Esta población surge de los datos censales con la construcción de un gráfico de frecuencias acumulada elaborado que permite estimar los datos faltantes en el Censo para la población de interés. Esta proporción dice que por cada 250 jóvenes en edad de integrar el seleccionado hay 1 afrodescendiente en condiciones de edad.

¿Qué probabilidad hay de que, con esta población, haya por lo menos un afrodescendiente?

El primer ensayo será partir de la base que no existe ningún tipo de estigmatización y por lo tanto el plantel de 26 jugadores es elegido de acuerdo a capacidades y no por razones de raza, es equivalente a suponer que cada uno de los 10.973.738 jóvenes en edad de integrar el seleccionado, donde 47.401 de ellos son negros, tuvieron naturalmente la misma probabilidad de recibir y desarrollar el don de jugador, lo que a su vez equivale decir que ese don no distingue color. El cuerpo técnico los detecta por su don natural y no por la fisonomía; de lo contrario, Carlos Tévez, "el jugador del pueblo", hubiera enfrentado problemas serios para jugar en la Selección.

El cálculo debe responder a la pregunta ¿ Cuál es la probabilidad de que en un equipo de 26 jugadores aparezca por lo menos 1 jugador afrodescendiente, sabiendo de existe una proporción de 1 cada 250 (0,4%) La probabilidad de que aparezca naturalmente por lo menos un jugador afrodescendiente en un seleccionado de 26 jugadores es de 0,1, o sea, que de cada 10 seleccionados distintos que se formen para los mundiales, uno de ellos incluiría por lo menos un jugador afrodescendiente, como los mundiales son cada 4 años, entonces deben pasar 40 años para que comience a ser estadísticamente esperable la aparición de un seleccionado con al menos un jugador negro,

siempre y cuando no se repitan jugadores entre un seleccionado y otro, y además se mantengan en esos 40 años las proporciones de cálculo, que son las del censo 2010, lógicamente si crece la proporción de afrodescendientes aumentará la probabilidad de aparición de jugadores negros en el seleccionado, cosa que no ha sucedido. Si se repiten jugadores entre un seleccionado y otro, como es el caso de Messi, Di María y otros, eso disminuye la probabilidad de aparición de un jugador negro y por lo tanto deberán esperarse más de 40 años.

La tesis de la doctora Edwards se complica. De acuerdo a los datos censales en el 2010 se contabilizan 2.738 nacidos en África en una población de 40.117.096 habitantes. Lo que constituye una proporción de 0,007%. Con los datos del censo 2001 esa proporción disminuye al 0,005%, y se registró en 1960 una proporción de 0,014%. De esa fecha a la actualidad se marca un descenso de la proporción de nacidos en África en la población argentina. Continuando con la línea de cálculo, estableceremos la cantidad estadísticamente esperada de jugadores en este equipo de 26 integrantes y estableceremos un intervalo de esa cantidad con una confianza del 95%.

·Cantidad esperada de jugadores afrodescendientes = 0.104.

O sea, no hace un entero, significa que no es esperable encontrar un jugador afrodescendiente. Con un nivel de certeza del 95% se debería esperar ver en este equipo una cantidad de jugadores de raíces africanas de entre 0 y 0.43, es decir, no llega a uno. Es estadísticamente factible la aparición de un jugador afrodescendiente, pero para eso el valor de la proporción debería crecer 1000%.

Argentina no tiene masa crítica para que aparezca naturalmente un afrodescendiente en el equipo de la Selección, deben pasar mucho más de 40 años para comenzar a registrar un aumento significativo en las probabilidades de aparición de un equipo con al menos un afrodescendiente, siempre y cuando no se repitan partes de sus integrantes, cuestión que ocurre y eso eleva la cantidad de años necesarios para la aparición de un equipo con integrantes afrodescendientes. Si contabilizamos desde al mundial 1978 a la fecha pasaron 44 años, es compatible con lo observado de falta de integrantes afrodescendientes.

También puede observarse otro grupo: baja incidencia también de asiáticos y una mayoría de integrantes americanos en primer lugar y europeos en segundo lugar, cuestión compatible con los rasgos observados en los integrantes de la Selección nacional donde podría clasificarse en blancos caucásicos; mestizos de origen latinoamericano y mestizos de origen euroamericanos. Quedando sin representación los afrodescendientes y asiáticos.

No hay evidencias estadísticas para suponer algún tipo de estigmatización.

Ningún técnico argentino, por racista que fuera, hubiera dejado de incluir en la Selección a Pelé, Ronaldinho o Mbappe si hubieran nacido en la Argentina. Nuestro fútbol se nutre de deportistas nativos y, como se ha demostrado, no tenemos una masa crítica de población de raíz africana, aunque el pionero de la canción criolla haya sido Gabino Ezeiza y el tango y la milonga lleven nombres salidos de las fiestas que se organizaban en barrios porteños donde vivían, a fines del siglo XIX, muchos descendientes de esclavos africanos.

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