Los alumnos y alumnas de la escuela Joaquín Castellanos del barrio Tres Cerritos irán divididos a clases. Si bien la última palabra la tendrán los padres, esa es al menos la propuesta que les hicieron a las desesperadas familias desde la institución educativa, que está prácticamente cerrada por problemas edilicios y con clases remotas.
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Los alumnos y alumnas de la escuela Joaquín Castellanos del barrio Tres Cerritos irán divididos a clases. Si bien la última palabra la tendrán los padres, esa es al menos la propuesta que les hicieron a las desesperadas familias desde la institución educativa, que está prácticamente cerrada por problemas edilicios y con clases remotas.
En el establecimiento hubo solo seis días de actividad durante este ciclo lectivo, en el que -luego de dos años de virtualidad- los alumnos debían volver a la presencialidad plena. Pero por el crítico estado del edificio, no pudo ser.
Una de las propuestas que la directora planteó a los padres y madres es que un grupo tome clases en sectores habilitados del establecimiento y vallar los lugares que sean un posible peligro para los niños. Otro grupo podría asistir a la vicaría de la iglesia Santa Rita, que tiene disponibles 7 aulas. En tanto, en la iglesia del Pilar hay 5 grados más.
Mientras los padres analizan las diferentes posibilidades en grupos de Whatsapp, la relación con la directora de la endeble escuela se tensó. Por un lado, muchas familias están molestas por la demora para regresar a la presencialidad. Pero además, algunos docentes habrían recibido amenazas de sumarios por hablar con la prensa. Así lo indicó una madre que pidió no dar su nombre porque también teme represalias contra ella y su hija.
La mujer dijo además que piden colocar en la escuela un cartel con los detalles de la obra, los responsables, montos y plazos. “Nos dijo la directora que se harían en 60 días”, detalló. Entre la primaria y una escuela de idiomas que funciona a la noche, el establecimiento reúne a mil alumnos.