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Cargnello: “No sé que le diría a presidente Alberto Fernández si viene”

Miércoles, 30 de marzo de 2022 02:16

Monseñor Mario Antonio Cargnello brindó una conferencia de prensa ayer en el Arzobispado por la cercanía de la Semana Santa, y para presentar un movimiento de la Iglesia Católica denominado “El camino del Sínodo”. 
La iniciativa fue propuesta por el papa Francisco hacia la 16ª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en Roma, prevista para 2023. El lema es “comunión, participación y misión”.
Durante una entrevista que brindó a El Tribuno, Cargnello se refirió a los casos Zanchetta, Rosa Torino y explicó por qué le dijo en 2019 a Macri “llevate el rostro de los pobres”. Aseguró que lo dijo en relación a los peregrinos del Milagro que venían de la Puna. También se refirió a otros temas.

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Monseñor Mario Antonio Cargnello brindó una conferencia de prensa ayer en el Arzobispado por la cercanía de la Semana Santa, y para presentar un movimiento de la Iglesia Católica denominado “El camino del Sínodo”. 
La iniciativa fue propuesta por el papa Francisco hacia la 16ª Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos en Roma, prevista para 2023. El lema es “comunión, participación y misión”.
Durante una entrevista que brindó a El Tribuno, Cargnello se refirió a los casos Zanchetta, Rosa Torino y explicó por qué le dijo en 2019 a Macri “llevate el rostro de los pobres”. Aseguró que lo dijo en relación a los peregrinos del Milagro que venían de la Puna. También se refirió a otros temas.

¿Qué opina del caso Gustavo Zanchetta, el exobispo de Orán, condenado a 4 años por abuso sexual?
El caso Zanchetta ha sido manejado en lo civil por la autoridad civil y nosotros respetamos las decisiones de la misma. Ellos han manejado la investigación, el juicio y la sentencia y respetamos las decisiones. Mas allá del sufrimiento que puede significar por todo el impacto en las víctimas, en el pueblo, se lo ofrecemos a Dios como es y esperamos que sea para el futuro una oportunidad que nos llama a una fidelidad mayor en lo que tenemos que ser. 
En lo eclesial, al ser un obispo, el caso es juzgado directamente por la Santa Sede. El papa Francisco, en una entrevista a una periodista mexicana, dijo que al advertir que era necesario hacer el juicio, no lo hizo él sino que se lo derivó a la Congregación para la Doctrina de la Fe, que seria el Ministerio responsable de estos juicios, y esperamos a ver cuál será el resultado del juicio, de la investigación de la Congregación.

“Somos pecadores. Nunca he intentando ofrecer el modelo de lo que hay que ser”.
 

¿Cuál es su opinión sobre el caso del exsacerdote Agustín Rosa Torino, sentenciado a 12 años por abusos?
En el caso de Rosa Torino también, cuando nosotros nos enteramos de las denuncias, a mí me llegan desde la Nunciatura y me dijeron: “Usted tiene que ver eso”. Lo único que hicimos nosotros era observar las mismas. Las denuncias se dirigían no solamente contra la figura del padre Rosa sino de otros. Como había algunos casos que eran de menores, ya nos excedían. Cuando uno advierte que se trata de menores inmediatamente tiene que cerrar así el caso y mandarlo a la Santa Sede porque eso se trata allá y en el caso de él, nosotros lo mandamos, y fue la Santa Sede la que decide la intervención. Vino primero el monseñor Luis Stockler y luego el monseñor Martín de Elizalde, mientras la Santa Sede seguía el juicio con las denuncias que le hicieron. Y, por otra parte, no sé quien de los chicos o cuántos denuncian en el ámbito civil. Nosotros no tuvimos nada que ver, solo en la primera parte. Confiamos en que esto ha de contribuir a la purificación de la Iglesia.

¿Considera que la iglesia responde como corresponde? 
Somos pecadores. No somos perfectos. Nunca he intentando ofrecer el modelo de lo que hay que ser. Somos servidores del Señor y cargamos también nuestra miserias. Vuelvo siempre a una respuesta del papa Francisco que me parece la justa y es que cuando le preguntaron quién es usted, dijo: “Soy un pecador perdonado”. Cuando un grupo se cree perfecto nosotros sabemos y, la historia lo corrobora, que vamos en camino de una secta. Cuando nosotros celebramos la misa, rezamos el rosario o celebramos cualquier sacramento siempre empezamos con el acto de contrición, salvo en el bautismo, y no es una formalidad. Nosotros somos una comunidad de pecadores perdonados y no nos ponemos como modelo. Es absurdo ¿De qué me voy a poner de modelo yo? Trato de cumplir mi deber y que Dios me ayude y me perdone si hago algo mal, y si algo me sale bien es porque me ayuda.

“El papa Francisco dijo que tenemos que escuchar a la gente. Hay que escucharnos unos a otros”. 
 

 

Usted le dijo al expresidente Mauricio Macri cuando visitó Salta para el Milagro en 2019 “llevate el rostro de los pobres”. ¿Que le diría al presidente Alberto Fernández?
Es que no sé con que espíritu vendría. No sé que le diría a Alberto porque cuando vino, por ejemplo, el 17 de junio, el gobernador me pidió que estuviera ahí para recibirlo porque yo lo esperaba en la Catedral. Me dijo que fuéramos al pasillo hacia la Belgrano y la conversación dio para otra cosa. Era una cosa privada.

No sé, pero tendría que volver a repetir el tema de los pobres.
 Lo que le quise decir a Macri me parece que se malinterpretó. La decisión de que venga se empezó a gestar aquí, en este lugar. No hablamos de eso pero cuando vino Esteban Bullrich con el secretario de Culto, Alfredo Abriani, conversamos y parece que ellos le dijeron a Macri que venga para el Milagro. Me preguntaron y les dije “como no”, incluso me preguntaron si convenía venir a la mañana, a la tarde o todo el día. Les respondí que me parecía que a la mañana y si quería quedarse todo el día... porque si venía a la tarde iba a haber un gran despliegue desde el aeropuerto, con el helicóptero, e iba a ser más difícil la cuestión. Él se avino a todo lo que le pedimos y la cosa fue muy descontracturada comparada con otras visitas en las que hubo muchísimo control. Aquí hicieron lo lógico. Vino amablemente y participó muy bien. 

¿Cómo fue esa visita?
El venia desinflado, golpeado de las PASO y venia a buscar un poco de tranquilidad para repensar las cosas, para mí es un feligrés y en ese caso es el primero en la República y a mí me hizo sentir bien. El contexto parece que no era muy favorable por algunas declaraciones que hubo. Es más, él me mandó a preguntar si venía o no. Le dije que claro, que venga porque aquí recibimos a todos ¿Cómo no iba a venir el presidente de la República? No presidía yo. Lo hacía un monseñor amigo, Octavio Ruíz Arenas, que venía del Vaticano. Entonces lo tenía que saludar y me vino de decirle, si ustedes leen, yo les hablé a él a Juan Manuel Urtubey y a Gustavo Sáenz. Estaban los tres. 
Yo tengo la convicción, que la voy a decir siempre, que las expresiones de piedad popular y, el Milagro en particular, no solo es una convocatoria de fe, que tiene una expresión cultural, la peregrinación, las misas, las confesiones, sino que además es una propuesta social diferente porque durante esos días se producen gestos de solidaridad que no son comunes. Eso es una convicción que tengo, es decir, el movimiento de peregrinos que ha crecido exponencialmente después del 2000 no lo movemos nosotros, no lo animamos, sino que nace del pueblo. Los curas lo único que hacen es ponerse al lado y acompañar, nada más. No organizan. Aquí esta el vicario general de la Arquidiócesis, Dante Bernacki, que es quien se pone al lado de los peregrinos que vienen de la mina.
El movimiento de recepción a los peregrinos que empezó aquí con gente como el señor David, de la sandwichería, no lo movemos nosotros sino la gente. Hay personas que van a lavarles los pies y nadie los impulsa. Cuando lo religioso se moviliza, el pueblo reacciona de otra manera. No es que estemos nosotros controlando. Yo no sé, incluso no voy, casi no aparezco porque no quiero quitar protagonismo a la gente y a los curas que vienen. Voy un rato para la recepción.

¿Qué pasó en el momento preciso en que le dijo esa frase a Macri?
En el momento de la comunión Macri se arrodilló y el padre que estaba al lado le dijo: “Presidente quiere sentarse y el dijo no, dejame que rece”. Entonces yo dije mira ha venido usted aquí, está bien y ¿Qué se va a llevar de acá? El rostro de los pobres. Porque yo me recordaba en ese momento lo que había visto el día antes que era gente peregrina que había venido caminando con 16 grados bajo cero en la Puna, que los acompañaba Dante, con el viento blanco y que estaba ahí. Esa gente respeta, trabaja, quiere a la Argentina, padece amando a la Patria. Eso es lo que quise decir y él lo entendió a tal punto que después vinimos y estabamos sentados todos y sus acompañantes y comimos sándwiches. Las empanadas que les quería servir no me llegaron a tiempo. Se movieron a todo gusto en casa. Cuando bajamos el firmó en la Catedral. Le dije: “¿Ha visto que lo han tratado bien?” y me dijo: “Sí, aquí es distinto que en Buenos Aires”. Ese fue el espíritu. Cuando salimos lo aplaudieron a tal punto que yo pensé que iban a decir que yo había contratado gente para que lo aplaudan porque el subió a la camioneta y tuvo que salir a saludar a la gente, que le decía “fuerza”. Sentí que me habían inventado una tormenta que yo no la vi. No sé que le diría a Alberto.

¿Qué mensaje daría por la guerra de Rusia contra Ucrania?
Nosotros insistimos en la oración. Se ha hecho la consagración a la Virgen. Yo no pude estar aquí. Me había ido a Catamarca a celebrar el cumpleaños de mi hermana. Celebré ahí unido a Salta a la misma hora. Rogar a Dios que toque el corazón de esta gente para que detenga la guerra. Para peor la guerra, que en su origen fáctico, como hecho, nace de unas cuestiones políticas, pero tienen tufillo religioso porque enfrenta dos o más iglesias: la ortodoxa rusa y las ortodoxas de Ucrania, que responden a patriarcas menores al servicio del patriarca de Constantinopla y eso aparece. Por eso el Papa cuando habló con el patriarca ruso dijo “nosotros tenemos que usar el lenguaje del Evangelio y no el lenguaje de la política”. Por eso uno clama a Dios que esto se detenga porque las guerras de religión que parece que ya no iban a existir son muy difíciles de detener, porque todos están convencidos de que defienden a Dios, y no es así. 

¿De qué se trata la iniciativa “El camino del Sínodo”?
Esta propuesta del papa Francisco asume un camino que la Iglesia recorre desde sus orígenes, que es descubrirse como una comunión. Somos una familia. Han pasado diferentes épocas, cada una marcada por situaciones políticas, culturales, de desarrollo humano y la Iglesia ha tenido que ir actuando y siempre vuelve al hecho de que para tratar de ser fiel al mandato del Señor hay que escucharnos los unos a los otros. El verbo fundamental en el camino que el hombre recorre en la escritura es justamente la escucha porque el Señor cuando nos da su palabra, la ley en el Antiguo Testamento empieza diciendo “escucha Israel”. Es decir, es una constatación de que nosotros no nos creamos a nosotros mismos. La vida nos la dio Dios y nuestros padres, y por lo tanto no tenemos la llave mágica para resolver los problemas y de eso la iglesia es consciente y además ha sido fundada como pueblo y tiene que escucharse. 
En el lema dice comunión, misión y participación porque todos somos responsables. El Papa dijo que tenemos que escuchar a la gente. 

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