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Orán: fabricó carros pancheros y los donó a desocupados

La noble y altruista acción de un joven empresario ayudó a dos familias a recuperar el trabajo y la dignidad.
Jueves, 28 de abril de 2022 01:31

El metalúrgico y comerciante oranense Alejandro Argañaraz, sigue sorprendiendo con su solidaridad ingeniosa y dignificante.

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El metalúrgico y comerciante oranense Alejandro Argañaraz, sigue sorprendiendo con su solidaridad ingeniosa y dignificante.

El joven empresario es conocido por sus obras solidarias, donaciones y participación ciudadana en tareas sociales. Esta vez su objetivo fue ayudar a emprender a otros y en sus redes contó que la idea surgió en una conversación con su compañera de vida, luego de leer los cientos de currículums que recibieron de personas que le pidieron trabajo en su casa comercial. Construir dos carritos pancheros y facilitar recursos a personas con ganas de trabajar.

Alejandro Argañaraz comenta que esta última acción la pensó y la soñó junto a su compañera Carla Benítez.

Durante mucho tiempo empezaron a armar su propio local y si bien nunca perdieron la esperanza, con mucha perseverancia y esfuerzo lograron montarlo, arriesgando todo el capital que tenían.

"Al correr el tiempo, en dos meses nos empezaron a llegar casi 280 currículums y pensamos en la cantidad de personas -jóvenes, papás, mamás sin trabajo en la ciudad- y así fue que se nos ocurrió una idea maravillosa", contó.

Alejandro y Carla no dudaron ni un momento en lo lindo que sería poder dar una mano a esa gente. "Se nos hace imposible para todos, pero podemos empezar por algo, o mejor dicho por alguien", afirmaron.

"Así que propusimos que, de cada venta, podríamos separar un pequeño porcentaje de dinero para hacer algo que le sirva a alguien para emprender y poder integrarse a la sociedad con un trabajo independiente y digno, para toda su familia". Quisieron hacer algo diferente y armaron dos carritos pancheros y papucheros con sus elementos y toda su materia prima, listos para que dos familias salgan a trabajar al momento.

Alejandro, joven trabajador independiente, expresó: "Sabemos lo dura que está la situación; nosotros somos jóvenes emprendedores que venimos desde muy abajo. Sabemos muy bien que emprender algo hoy en día es muy difícil, nos pasó y no olvidamos de dónde vinimos ni cómo empezamos. Quizás por que en algún momento de nuestras vidas nos tocó pasar por la misma situación de querer emprender y no tener posibilidades o, al menos, poder tener alguien en quien nos de esa mano".

Fue muy difícil decidir quién necesitaba esta herramienta. Alejandro se conmovió con dos historias de vida y decidió ayudarlos.

Rafael, un joven padre de 5 hijos, alquilaba un carrito sobre calle Hipólito Yrigoyen, pero la propietaria le dijo que no lo arrendaría más: "Me imaginé la desesperación de ese padre", dijo.

El otro caso es de una joven mujer de 35 años de nombre Mercedes. Su esposo perdió el 80% de la vista y quedó sin trabajo. Siempre la veía vendiendo café o mate cocida en la esquina de la UNSa, sobre calle Fashio, para ayudar no solo con los gastos de la casa, sino también con los estudios universitarios de su hija. Así que decidieron ayudarla con una fuente de trabajo para ellos también.

"Sabemos lo mucho que cuesta emprender hoy en día y muchas veces para muchas familias se les hace muy difícil poder hacer un carro de estos. Pero esta vez queremos obsequiarles una fuente de trabajo. Así que ya saben: si quieren comerse un rico panchito o una deliciosa salchipapa, busquen el carrito verde. Sepan que hay una familia detrás de esas personas que le ponen el alma en cada venta por sus sueños", finalizó emocionado.

Herramienta de solidaridad

Alejandro Argañaraz, un joven metalúrgico conocido por su aporte social a vecinos en situación vulnerable en la ciudad de San Ramón de Orán, siempre está atento a las necesidades de las personas más necesitadas. Pero a Alejandro Argañaraz no le alcanza con eso, su espíritu solidario lo impulsa una y otra vez a llevar ayuda a diversas personas o instituciones del medio.

Sillas posturales, sillas de rueda, juegos adaptados, camillas, bancos, portasueros para el hospital y bicis adaptadas. Se gana la vida en su propio taller metalúrgico donde van tomando forma los elementos más impensados y los pedidos de cada uno de los clientes que le llevan trabajo.
 

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