En la localidad de El Tala, alumnos y docentes del Colegio Secundario para Adultos 7.237, se enteraron pocos días atrás que una familia de la zona, con tres menores de edad entre sus integrantes, había sido desalojada.
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En la localidad de El Tala, alumnos y docentes del Colegio Secundario para Adultos 7.237, se enteraron pocos días atrás que una familia de la zona, con tres menores de edad entre sus integrantes, había sido desalojada.
Una vez que tomaron conocimiento de la problemática, con gran celeridad pasaron de la teoría a la práctica y se propusieron conseguirles una vivienda.
Al buscar toda la información para solucionar la crítica situación, los alumnos tomaron conocimiento de que unos compañeros de trabajo de la familia ya habían gestionado una vivienda ante la Municipalidad de Trancas, a través del intendente Julio Moreno, que les donó una prefabricada.
Pero aún faltaba el resto; un lugar en donde colocarla, la construcción de una base para la instalación segura de la vivienda y la compra de los materiales de construcción.
Con una campaña organizada y realizada en tiempo récord, los alumnos gestionaron todo lo que hacía falta. Paralelamente docentes y alumnos del colegio Secundario Fray Mamerto Esquiú, recolectaron bloques y bolsas de cementos y otro grupo se hizo cargo de la mano de obra.
Solidaridad conmovedora
"Para poder llevar a cabo esta tarea, viendo la necesidad y la urgencia nos pusimos mano a la obra cuando nos enteramos de lo que le había pasado a una familia que es muy querida de nuestra localidad", expresó a El Tribuno Hilda Iturre, docente del Colegio de Adultos de El Tala.
Recordó que "el padre de la familia es sonidista y lamentablemente no tiene un trabajo fijo y vive el día a día como muchas otras personas de nuestra comunidad que también tienen un problema de déficit habitacional".
Iturre además relató de qué manera se lograron las gestiones en tiempo récord, en tan solo una semana.
Organización perfecta
"Después de la Fiesta Patronal que fue el 13 de junio, junto a otras colegas nos encaminamos para ver de qué manera íbamos a solucionar. Unas se encargaron de realizar las notas para los intendentes de la zona, otras buscarían el lugar para colocar la vivienda y otras viajarían a Trancas a encontrarse con el jefe comunal, el señor Julio Moreno, para ver cómo y cuándo llegaba la vivienda".
"Luego, al otro día, me llama otra docente y me dio la buena noticia de que ya no había que conseguir la casa porque la misma había sido donada, entonces a partir de ese momento nos dispusimos junto a los alumnos, el conseguir lo que faltaba para la instalación de la prefabricada, en este caso la construcción de una base", relató Iturre.
"Al día siguiente, aprovechando que era la entrega de libretas en el colegio, los chicos armaron una revolución para conseguir bloques y bolsas de cementos, justo ese día llegaba la casilla y los chicos ya habían pedido que les ayudaran con mano de obra de la Municipalidad", recordó entusiasmada.
Colaboración docente
También contó que muchas de las bolsas de cemento se compraron gracias a la colaboración de otros docentes, quienes depositaron dinero en una cuenta bancaria. En sentido, señaló que "se abrió una cuenta y todos los compañeros que querían colaborar fueron transfiriendo fondos y la profesora Ponce fue al corralón y se encargó de comprar los materiales. Por otro lado, los chicos del colegio de adultos ayudaron con la mudanza y a limpiar el terreno para modelar la base", expresó.
Déficit habitacional
"Con estas acciones, les enseñamos a los alumnos a gestionar algo. Ellos justamente veían conmigo un tema que es el déficit habitacional y buscando información sobre esta problemática, pudieron darse cuenta de que el déficit habitacional no es solamente no tener una vivienda, sino que muchas veces no se la puede tener en condiciones, por ejemplo si el techo se está cayendo, si las paredes están en mal estado, si no tienen un baño y no pueden vivir de manera digna, eso es también un déficit habitacional", explicó la profesora.
Además contó que felicitó a los alumnos ante la rápida gestión. "Les dije que esto les puede pasar a cualquiera de nosotros y por eso, hay que estar para aquel que nos necesita. Los felicité porque fueron, dejaron sus casas y su comodidad para ir y dar una mano y eso es lo que hay que destacar".
Lo cierto es que una familia desesperada de El Tala vio prácticamente solucionado su drama de vivienda en pocos días, tras ser desalojada, gracias a la solidaridad, la organización y la buena voluntad de numerosos vecinos del pueblo, que demostraron que son gente de corazón caliente.