La prisión domiciliaria para el obispo emérito Gustavo Zanchetta causó indignación. Sin embargo, el repudio fue mayor cuando se supo que la casa en la que el obispo emérito pasará sus días de condena fue construida nada más ni nada menos que por el cura Diego Calvisi, quien fue uno de los 5 sacerdotes que cursó las denuncias internas en contra de su entonces superior.
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La prisión domiciliaria para el obispo emérito Gustavo Zanchetta causó indignación. Sin embargo, el repudio fue mayor cuando se supo que la casa en la que el obispo emérito pasará sus días de condena fue construida nada más ni nada menos que por el cura Diego Calvisi, quien fue uno de los 5 sacerdotes que cursó las denuncias internas en contra de su entonces superior.
En marzo pasado los jueces María Laura Toledo Zamora, Raúl Fernando López y Héctor Fabián Fayos condenaron al obispo -que debió regresar del Vaticano para el proceso-, a 4 años y medio de prisión por abuso sexual a dos seminaristas. Desde entonces los abogados canonistas que continúan asesorando a Zanchetta, Belda Iniesta y Francesco de Angelis, buscaron la forma de que no llegue a prisión o en su defecto obtener la prisión domiciliaria. Los mismos magistrados que lo condenaron fueron quienes le otorgaron ahora el beneficio.
Calvisi representa uno de los faros de la diócesis de Orán, fue vicario general de la Diócesis y fundador del hogar de niños Santa Teresita del Niño Jesús. Una de las últimas obras que impulsó el venerado cura fue la creación de la casa de retiro para sacerdotes jubilados, colindante al monasterio Nuestra Señora del Valle, donde el religioso pasó sus últimos días.
Calvisi murió en febrero del 2018. Dos años antes denunció a Zanchetta junto los sacerdotes Gabriel Acevedo, Juan José Manzano, Martín Alarcón y Andrés Buttu. Este último religioso, al igual que Calvisi, llegó desde Italia a Orán, donde ejerció gran parte de su carrera sacerdotal. Buttu también vivió parte de su jubilación en la casa de retiro que dejó para regresar a su país natal. Calvisi, en tanto, pasó sus últimos días en la casa que mandó a construir para curas retirados y que ahora oficiará de prisión domiciliaria.
Una feligresa, que fue quien apoyó fervientemente las denuncias desde las puertas de la Ciudad Judicial durante el juicio, presentó una nota al obispo Luis Scozzina pidiéndole explicaciones sobre la estadía de Zanchetta en el lugar. "Nos sentimos indignados, dolidos, y lo digo en plural porque creo que somos muchas las personas que atravesamos esta mezcla de sentimientos, creo que no tomó conciencia del daño que ocasionó que Zanchetta esté en el convento, allí donde tenemos los recuerdos más bellos de nuestro padre Diego que hoy se ven opacados por la presencia no grata de un abusador que destruyó la vida de muchos jóvenes", indicó Stela Maris Corbacho, quien solicitó que se retire de allí al obispo condenado.
Pecados y delitos
Uno de los seminaristas que testificó en contra de Zanchetta durante el juicio también repudió el hecho en medios radiales oranenses. Marcio Torina aseguró que le causaba indignación: "Los derechos humanos son a favor de los victimarios y no de las víctimas. Lamentablemente nos tenemos que acostumbrar a eso en la Argentina de la impunidad, son muchísimos los casos similares en los que se ampara al victimario. Y que sea en la casa del padre Diego suma más dolor, porque la figura que representa, toda la santidad y la devoción de un verdadero pastor que se entregó a su pueblo en nombre de Jesús. Todos sabemos en Orán lo que él representa, que su lugar en vida, el que lo recibió, sea manchado por este nefasto de Zanchetta me parece inimaginable y bochornoso. Esto es gracias a que la Iglesia sigue encubriendo, le cuesta decir que fue condenado por abuso sexual y en nombre de la fraternidad, y en nombre de cargar con las bajezas del hermano, siguen encubriendo al delincuente. Porque una cosa son los pecados, que deben ser perdonados por Dios, pero los delitos deben ser penados y si la condena incluye prisión que se la respete".
La propiedad en la que está la casa de retiro comparte un patio interno con el monasterio. Si bien se decía que allí llegaban chicos a rezar, aseguran que no hay actividades pastorales.
Piden cárcel común
Ayer por la mañana, organizaciones de izquierda convocaron a una marcha frente a la Catedral para pedir cárcel común para Zanchetta.
La Catedral amaneció vallada y con fuerte custodia policial. Sin embargo, el grupo de manifestantes fue reducido y pacífico; se convocaron alrededor de 20 personas con carteles que advertían protección para el sacerdote.
“Pedimos que pague como cualquier otro preso. Hoy levantamos nuestros pañuelos por justicia, en contra de una institución retrógrada que ataca nuestros derechos y del encubrimiento a curas abusadores”, aseguró Andrea Villegas, del Movimiento Social de los Trabajadores.