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Por la suba del "dólar blue", las ferias aumentan el precio de la ropa

Los feriantes consiguen el “bulto” de ropa más caro en la frontera; por lo que incrementaron los precios un 30 por ciento.
Lunes, 15 de agosto de 2022 00:00

La indumentaria fue uno de los rubros que más aumentó durante julio. Esto se trasladó también al consumo de ropa usada en las "ferias americanas" que percibió un reciente aumento del 30%. Desde las diferentes ferias advierten que los últimos aumentos dejaron menos competitiva a la ropa usada respecto a la indumentaria nueva.

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La indumentaria fue uno de los rubros que más aumentó durante julio. Esto se trasladó también al consumo de ropa usada en las "ferias americanas" que percibió un reciente aumento del 30%. Desde las diferentes ferias advierten que los últimos aumentos dejaron menos competitiva a la ropa usada respecto a la indumentaria nueva.

En el reporte de julio del Indec el rubro "prendas de vestir y calzado" aumentó un 8,5%. Esto, en lo que va del año acumula una suba del 56,5%, mientras que de forma interanual el incremento llegó a casi el 100%.

La ropa usada se compra por bultos cotizados en dólares, o en pesos pero cotizados en dólar blue. "Ojalá fuera el dólar oficial", bromeó Candy, un puestero de "la feria del aeropuerto". Esta feria es nueva, hace cerca de un año los comerciantes de la ruta 26 se mudaron a las inmediaciones de la Estación Alvarado.

La mayoría de los feriantes acude a comprar a la frontera con Bolivia. "El bulto salía 70 mil pesos y ahora pasó a 100 mil pesos", contó Candy. "Ahí no se puede ni llorar, si el dólar sube tres veces en el día, ahí lo saben. No te bajan ni un peso, salvo que agarres algún apurado", detalló. Pero la inflación no es el único riesgo, sino además el posible secuestro de mercadería al que se exponen y que con bultos encarecidos, la pérdida es mayor. "Me quitaron un bulto cuando ya estaba a 100 mil pesos, y ahí lo que te queda es tratar de volver y vender para ir de nuevo", contó el puestero.

Ante esta situación, las prioridades de compra cambiaron, y aseguran que muchos dejaron de comprar "peluches y juguetes americanos" porque "tienen menos circulación".

Los días de venta son más difíciles, en un buen día de invierno Candy llegó a vender 30 mil pesos. Pero los feriantes explicaron que la venta baja "desde la última semana de julio y se reactiva a fines de septiembre". Con la inflación constante, las estrategias de venta varían. En el caso de Candy, padre de 4 hijos, contó que decide aumentarle a la ropa "más linda, la nueva o la de marca". Mientras que ya arrancó con liquidación de invierno y bajó los sweaters de 1.500 pesos a 1.000 y algunos llegan a 600 pesos.

Otro punto

"Subió el dólar, bajó la venta", comparó sin vueltas Graciela, de una de las ferias de la Tavella. La propietaria del puesto aseguró que "si se llevan de a mucho, hace descuento". Aunque admitió que si "llevan uno o dos, también" y explicó que se debe a que "quiere vender", por eso aseguró que "no pone muy caro".

“Si vengo con $10 mil me voy con dos mudas de ropa que me duran años. Si voy al centro, como mucho me llevo una muda y de una pésima calidad”.

Pero Graciela puede ser más competitiva con los precios gracias a que se provee desde más lejos que sus colegas. La mayoría de los feriantes llega hasta la frontera o La Quiaca. Pero Graciela, suele viajar hasta Oruro. Allí, contó, el bulto pasó de 200 hasta 350 dólares.

La rebaja

"Aumentó bastante", es la queja al unísono de los puesteros. "Te retan porque dicen que vendemos caro, pero a nosotros nos aumentaron", se defendió un joven puestero mientras acomodaba camisas que tenía para la venta a 350 pesos.

"La gente se queja porque dicen que está a precio nuevo", indicó una vendedora que aseguró que en consecuencia, el tire y afloje típico de este tipo de ventas, se pone más duro. "Yo les digo que comparen que tal vez es verdad que por ese precio se compran una nueva, pero, ¿de qué calidad?", lanzó la sagaz vendedora. "La calidad de lo nacional no es lo mismo que antes, y ahora no es lo mismo que una americana", advirtió otro vendedor.

  Por prioridad, los feriantes dejaron de traer juguetes.

Una clienta se quejaba de las polleras a 2.500 pesos mientras la vendedora le justificaba el precio por ser una "pollera de encaje", contó que va a la feria americana desde que abrió. Consultada por su preferencia, la mujer mostró lo que llevaba puesto: "Este pantalón tiene 5 años, ni se despintó, esta remera con tachas me cansé de lavarla y no se le salió ni una tacha, por eso compro aquí, por la calidad. Si vengo con 10 mil pesos me voy con dos mudas de ropa que me duran años, y si voy al centro por ese precio, como mucho me llevo una muda y de una pésima calidad", advirtió la mujer. Aunque, advierten, no todo el mundo sabe "de calidad" y la venta se pone más dura con esos clientes.

Sin embargo, las ferias continúan siendo competitivas con sweaters de lana de calidad a 2 mil, camperas de pluma a 6 mil o sacos de vestir a 4 mil. Incluso, algunos feriantes envían ropa hacia el centro del país: "Una clienta me pidió que le mande estos vestidos de nena para revenderlos", mostró una feriante.

 

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