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“Denuncié por encubrimiento de mi abuso al Instituto Verbo Encarnado" 

Entrevistra al sacerdote Luis María de la Calle.
Miércoles, 17 de agosto de 2022 01:09

Integrante de una familia religiosa vinculada al Instituto del Verbo Encarnado (IVE), Luis María de la Calle denunció haber sido abusado a los 12 años por el cura Miguel Ángel Paz. Ya siendo seminarista y ocho años después, pudo romper el silencio con las autoridades del IVE, que solo lo ignoraron. Cuando finalmente se inició el proceso canónico, Paz se declaró culpable. Hace cinco años denunció el hecho ante la Justicia mendocina que dictó la prescripción. Pero insistirá con sus abogados salteños Fernando Bazán Güemes y Justo Samuel Martearena. 

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Integrante de una familia religiosa vinculada al Instituto del Verbo Encarnado (IVE), Luis María de la Calle denunció haber sido abusado a los 12 años por el cura Miguel Ángel Paz. Ya siendo seminarista y ocho años después, pudo romper el silencio con las autoridades del IVE, que solo lo ignoraron. Cuando finalmente se inició el proceso canónico, Paz se declaró culpable. Hace cinco años denunció el hecho ante la Justicia mendocina que dictó la prescripción. Pero insistirá con sus abogados salteños Fernando Bazán Güemes y Justo Samuel Martearena. 

El sacerdote, padre de una niña, obtuvo una dispensa del papa Francisco para casarse. Asegura que busca visibilizar su caso para advertir sobre el Instituto radicado en diferentes partes del país y que tiene a su fundador, Miguel Ángel Buela, denunciado por abuso sexual. Luego de estas denuncias, salieron otros casos que dejaron cuestionado al IVE en Mendoza, y por lo que lo comparan al caso “Próvolo”. Por su lado, De la Calle lo comparó con “una secta”. 

¿Cómo comenzó tu vida en el IVE?

Cuando tenia 12 años fuimos a San Rafael, Mendoza, por vacaciones. Nos habían hablado del Instituto, así que nos llegamos, estábamos mis papás, mi hermana que tenía 14 y mi hermano que tenía 18, éramos los 3 más chicos. Allí inmediatamente el IVE nos invitó a quedarnos, son muy rápidos para eso. Yo me quedé en el seminario menor, mi hermana se quedó en el aspirantado de monjas, y luego se sumó al seminario el de 18. Mis padres me autorizaron porque veían que el IVE era confiable, jamás se hubieran imaginado que ahí iba a sufrir un abuso sexual. 
Ese mismo año, en 1997, me abusó uno de los cuidadores, Miguel Ángel Paz. Perdí la cuenta cuántas veces, la más grave fue cuando me tuve que quedar en el seminario porque estaba enfermo, y esa tarde abusó varias veces de mí, me tocaba, me besaba. Yo le decía que no me gustaba, pero él siempre me lo justificaba como que era algo bueno, como que era algo de Dios, aprovechó su puesto religioso. Como niño me imaginaba que era grave, pero lo hacía un sacerdote.

¿Dabas indicios de abuso en aquella época? 

Desde que llegué mis compañeros me decían que yo era el predilecto, los superiores podrían haber advertido, pero no. A fines de ese año él se ordenó sacerdote y lo mandaron a Perú, cuando volvía de visitas siempre hizo como que no pasaba nada. 

Fueron 8 años de silencio, hasta que en el 2005, ya siendo seminarista mayor, le conté al superior provincial, al padre Gabriel Zapata. Pero los superiores taparon todo, Paz estaba misionando en Perú y lo trajeron y lo metieron en un monasterio en Mendoza, nunca dejó de ser cura. Recién en el 2015, ya siendo sacerdote y con lo de Buela, me entero cómo se hicieron las cosas, esto quedó en el IVE, hubo encubrimiento. En el 2015 le avisé al obispo de San Rafel Eduardo Taussig y se pudo hacer el proceso canónico, él se declaró culpable y le dieron la dimisión del estado clerical. En el 2017 hice la denuncia en la Justicia Civil, que se desestimó por prescripción. Es necio, arbitrario y miserable ponerle tiempo para hablar a las heridas que se te infringieron de niño. Pero ahora sumé en la denuncia al IVE como encubridor, por el padre Zapata que actualmente es superior del mismo seminario en el que se perpetró el abuso. 

¿Cómo operó el IVE?

Denuncio un modus operandi, defender la institución y al fundador, una defensa a ultranza de la imagen del IVE a costa de las víctimas y traicionar la verdad, y eso también hace que sea en definitiva una secta. Si salís hoy del IVE sos un traidor, dicen que la familia es la primera enemiga de la vocación. Denuncio un modus operandi como una naturaleza sectaria. Hay una numerolatría, quieren ser muchos y eso lleva a que alguien que por ejemplo cruza la calle le digan que tiene vocación, no cuidan la calidad de las personas, por eso terminan personas débiles cuidando niños. Hay muchas familias de la burguesía política que no saben ni a dónde meten a sus hijos. Ellos codician Salta porque hay muchos colaboradores allí, tienen una casa de ejercicios en comodato en la Quebrada de San Lorenzo cerrada, cuando se podría estar usando para otras cosas. 
 

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