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16 de Mayo,  Salta, Centro, Argentina
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Mariana Baraj: "No es un hijo para uno, sino una familia para un niño"

La cantante y música habló sobre su maternidad de una adolescente adoptiva. Dijo que construyeron una vida junto a su hija biológica, su marido y Estefanía.
Sabado, 14 de octubre de 2023 19:34

"Me dijeron que usted es cantante. ¡Cánteme algo!", le pidió Estefanía a Mariana Baraj (53), la multipremiada referente mundial de la música de raíz folclórica argentina. A la cantautora la voz le surgió transida de emoción, dulcísima, y sus ojos húmedos se posaron sobre otros, expectantes y brillantes como estrellas. Así se extinguieron los nudos: el de la aflicción que habían compartido con su esposo Mauro Rodríguez (49) durante el viaje en ómnibus desde capital hasta Tartagal -ciudad calificada a fines de los 90 como la "industria del piquete" y a la que en septiembre de 2015 aún se accedía sorteando cortes de ruta- y el del nerviosismo, porque no sabían con qué se enfrentarían: ¿solo con un juez? ¿solo con una niña detrás de un vidrio como si fueran testigos de una cámara Gesell?

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"Me dijeron que usted es cantante. ¡Cánteme algo!", le pidió Estefanía a Mariana Baraj (53), la multipremiada referente mundial de la música de raíz folclórica argentina. A la cantautora la voz le surgió transida de emoción, dulcísima, y sus ojos húmedos se posaron sobre otros, expectantes y brillantes como estrellas. Así se extinguieron los nudos: el de la aflicción que habían compartido con su esposo Mauro Rodríguez (49) durante el viaje en ómnibus desde capital hasta Tartagal -ciudad calificada a fines de los 90 como la "industria del piquete" y a la que en septiembre de 2015 aún se accedía sorteando cortes de ruta- y el del nerviosismo, porque no sabían con qué se enfrentarían: ¿solo con un juez? ¿solo con una niña detrás de un vidrio como si fueran testigos de una cámara Gesell?

En tribunales Estefanía llegó tomada de la mano de una agente implicada en el proceso de su adopción. La niña portaba una bolsita de plástico en la que guardaba lápices coloridos de tamaños desiguales y lo primero que hizo apenas entrar fue sentarse en la falda de Mariana Baraj. Esta sostenía "El Principito", de Antoine de Saint Exupéry, ilustrado por Milo Lockett. El personaje de sonriente boca roja e irregular por donde se lo quisiera mirar vio desde la portada cómo se deshacían los nudos y se estrechaba un lazo, que se fue cerrando en ocho años de tal modo que con dificultad pueda soltarse.

"Cuando ella vino corriendo y me abrazó se me pasó todo… Fue un momento muy, muy especial", recuerda Mariana hoy, Día de la Madre. La también percusionista y charanguista pasó por dos experiencias de maternidad: una biológica -cuando ella tenía 22 años dio a luz a Alma (30)- y otra gestada desde el corazón.

Ester Maciel, mamá de Mariana, ella y sus hijas: Alma y Estefanía, en un recuerdo.

"En la primera era muy joven y para mí ha sido un gran aprendizaje. Fui aprendiendo de a poco y comprendiendo también un montón de aspectos que tienen que ver con ser madre y también de a poco comprendiendo un montón de cuestiones que hacen a la relación que uno tiene con sus padres", definió. Agregó que fue una plataforma y un bagaje para lo que el destino le tenía deparado con Estefanía. "Ambas experiencias son diferentes y a la vez tienen un montón de cosas en común, porque este momento ya me encuentra más madura y habiendo entendido un montón de cosas", precisó.

Según datos de este año de la Secretaría de Primera Infancia, Niñez y Familia, en la provincia hay alrededor de 250 niños, niñas, y adolescentes en hogares. La franja etaria de 0 a 5 años es la que más moviliza las adopciones y representa menos del 15 por ciento de la población que se encuentra en dispositivos proteccionales. Además, actualmente para adoptar a un bebé sin condición de discapacidad o enfermedades existen 30 a 35 legajos de postulantes, pero para el resto prácticamente no hay inscriptos. Por ello, Mariana en su discurso de agradecimiento cuando en 2016 ganó el Premio Gardel -en la categoría Mejor álbum artista femenina de folclore por "Vallista"- expresó que había que animarse a dar una familia a niños mayores de tres años y fue coronada por una salva de aplausos en el teatro Gran Rex.

"Este premio está dedicado especialmente a mi papá, que fue mi maestro y me enseñó a amar la música", también había dicho y resulta que Bernardo Baraj (79), destacado músico, compositor y saxofonista, referente de la música de fusión del jazz, el rock, el tango y el folclore argentino, es adoptado.

Un camino breve

Volviendo al 21 de septiembre de 2015, a Mariana y Mauro, quien además es su representante artístico, la adopción de Estefanía los agarró con compromisos pautados. Ese año habían hecho una gira por veinte ciudades de Japón, habían participado en la Fiesta Nacional del Curanto, de Bariloche, y en la Fiesta Nacional de la Miel, de San Marcos Sierra, y después de dos días de convivencia con su flamante hija de siete años en un hotel tartagalense debieron dejarla en el hogar, porque aún no podían llevarla con ellos a Montevideo, donde Mariana tenía que actuar. "Te vas a quedar un ratito más en el hogar", le dijo Mauro a Estefanía y le entregó un mapa de Argentina en el que había trazado una línea punteada entre Salta y Uruguay y sobre ella había dibujado un avión para que dimensionara la trayectoria expedicionaria de sus padres.

"Fue algo muy fuerte que ella deje el hogar donde había estado un montón de tiempo. Queríamos que suceda rápido, que viniera con nosotros a casa y tuviera su lugar, su cuarto y su familia, que la estaba esperando. Así es que fue algo redondo", contó Mariana, quien no minimizó el hecho de que a ellos les allanó el camino que no hubiera otros oferentes. "En líneas generales hay una tendencia a querer adoptar bebés. Esta es una apreciación totalmente personal, pero creo que por ahí la gente a veces fantasea un poco con que si uno adopta un bebé va a tener ciertas cuestiones aseguradas que si uno adopta un niño grande no, y en realidad ni un hijo biológico te puede asegurar nada", definió.

Seguramente resabios de prejuicios como "la sangre tira" y "es sangre de tu sangre" habiten el espejismo del que Mariana habla. "La gente se puede llegar a asustar al pensar en la posibilidad de adoptar un niño más grande, porque creen que si es un bebé uno puede de alguna manera moldearlo más y yo creo que no. Me gusta fomentar que hay que darles a todos la posibilidad de que cambien sus vidas y puedan tener una familia y creo que ese es el punto fundamental: no es un hijo para uno, es una familia para un niño. Entonces después entre todos construimos y somos una familia, pero es importante correrse de ese lugar egoísta de que quiero un bebé y eso es lo que a veces hace que uno esté un montón de tiempo esperando por algo que tal vez sea muy difícil o imposible lograr, entonces hay que abrirse a otras posibilidades, también buenas e importantes", expresó.

Una historia dura

Estefanía vivía con dos hermanos en el hogar y a ellos, Víctor y José, los habían adoptado antes que a ella. "Nos encontramos ante un gran desafío: el desafío de construir una historia nueva con una niña de siete años que ya venía con su propia historia, con un montón de experiencias que le tocaron vivir -algunas muy duras y muy tristes-, y entonces fue empezar a construir desde el amor una historia diferente y también mostrarle a ella que nunca hay que perder la fe y que todo lo que ella tiene para dar es muy valioso, porque también por este tipo de situaciones y experiencias que les toca vivir a los niños muchas veces llegan a encontrarse con sus nuevas familias con la autoestima muy baja. Por ello, muchos creen que va a ser prácticamente imposible virar esas historias, fortalecer su corazón y su alma", señaló Mariana. Agregó que su hija, que hoy es una adolescente que el 26 de diciembre cumplirá 16 años, mantiene contacto con una hermana menor que ella, a la que apodan "Titi". Mientras que la familia que adoptó a Víctor y José no tiene interés en que el vínculo filial se profundice.

Madre e hija, seducidas por la escritura de la escritora brasileña Clarice Lispector.

"Para nosotros es muy difícil, porque creemos que tener hermanos es algo maravilloso y los adultos a veces toman decisiones erróneas: los privan de algo superimportante que tiene que ver sobre todo con mantener su identidad, que es un derecho del niño", acotó Mariana. "Los niños no son tontos, esos nenes salieron caminando del hogar, recuerdan de dónde vienen y ninguna visión arcaica va a interponerse en eso", intervino Mauro.

Una cuestión de fe

Puesta a decidir qué nombre quería llevar al tramitar su nuevo DNI, Estefanía no lo dudó: "Me quiero llamar Mariana Baraj". Y aunque la afinidad y el apego de su hija calaron hondo en Mariana, ella y Mauro negociaron con la niña para que mantuviera rasgos de su identidad, o de un relato escrito entre líneas y tal vez inconscientemente por sus progenitores, porque Estefanía, de cuño griego, curiosamente significa "la mujer nacida para ser princesa". "Algo que admiro y me enamora de mis dos hijas es que son mujeres muy independientes, muy aguerridas y que están muy alineadas con los cambios de paradigma que se vienen gestando en este último tiempo", definió Mariana, quien se confesó devota de la "Guadalupana".

La Santísima Virgen que se apareció a Juan Diego en 1531 en México como la Virgen de Guadalupe es una de las raras representaciones de la Madre de Dios embarazada. "Soy muy creyente y muy devota de esta Virgen, así es que siempre estoy ahí conectada y trabajando un montón de aspectos que tienen que ver con lo espiritual", afirmó. Por ello en ese reconocimiento de que hay un ánimo y brío divino que la fortifica para obrar, Mariana se despide dejando otra enseñanza. "Estefanía ha sido para nosotros una gran maestra, porque es una niña a la que le han pasado un montón de cosas y vino para mostrarnos que lo importante está en otro lado. Habitualmente nos quejamos porque consideramos que nuestra vida no está completa o nos faltan cosas y después cuando uno conoce estas historias se da cuenta de que uno casi siempre se queja de lleno. Entonces la pregunta es: 'qué me estaba pasando a mí o de qué me estaba quejando cuando a esta criatura, a esta niña o a este niño le estaba pasando esto tan tremendo'. Y eso lo cambia todo", cerró.

 

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