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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Balotaje con final abierto y dos apuestas a todo o nada

Lunes, 23 de octubre de 2023 04:32
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Finalmente, la elección despejó una de las incógnitas que se planteaban en estos días: el futuro presidente surgirá del balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei el 19 de noviembre.

La nueva sorpresa es que Milei no logró avanzar con respecto a los votos que obtuvo en las PASO y que Massa, en cambio, pudo captar gran parte de los votos nuevos o los que quedaron libres. De ese modo, hubo un cambio de posiciones con respecto al ajustado resultado de agosto y ambos contendientes llegan a la instancia final con el ministro con seis puntos de ventaja. Mucho menos de la diferencia que en 2015 separaba a Daniel Scioli de Mauricio Macri.

Así como Milei se sintió presidente en agosto y ayer se llevó un baño de realidad, el discurso de Massa pareció mostrar anoche una actitud similar, celebrando por anticipado la victoria.

Los números no dan para la euforia. Massa es el tercer ministro de Economía del peor gobierno en muchos años. En poco más de un año en esa cartera la inflación superó índices récords previos a la convertibilidad y la pobreza y la indigencia avanzaron al mismo ritmo. Sin embargo, él plantea como su fortaleza el hecho de haber tomado "la brasa ardiente cuando todos tenían un pie en el helicóptero". Para la gente, nada fue mejor desde entonces.

La explicación de su vigencia puede encontrarse en la habilidad del candidato, fogueado en tareas difíciles, como la de administrar la Anses durante la reestatización de las jubilaciones (aunque sin resolver sino agravando el déficit previsional). En 2013, alejado del kirchnerismo, enfrentó y derrotó al candidato oficialista a diputado nacional bonaerense, el ahora "célebre" Martín Insaurralde. Ese resultado le impidió a Cristina Kirchner avanzar en la reforma constitucional que le habilitara su tercer mandato.

Ayer Massa fue protagonista de una nueva muestra de la condición de "salamandra política" que caracteriza al peronismo. Un verdadero "ave fénix" que renace de sus cenizas. Y su destreza estuvo en haber manejado la economía casi como un autócrata y haber tomado medidas fiscales y dádivas económicas que, definitivamente, van a complicar la economía, mucho más y de inmediato, pero sin estallidos. El "superplan platita", con el que en 45 días lanzó 12 planes que costaron 2,4 billones de pesos, dio resultado. Hasta ahora.

Por su parte, Javier Milei pagó el costo de no medir los efectos de dos sentimientos sociales en pugna: el hastío generalizado contra la "casta política", que es la fuerza que le permitió avanzar con un discurso libertario y, por otro lado, el miedo que genera la sola idea del salto al vacío.

El enfrentamiento con el papa Francisco y los curas de los barrios humildes, atacando la Doctrina Social de la Iglesia y exhumando a Alberto Benegas Lynch, potenció la preocupación que ya generaban la libre manipulación de armas, la privatización de la educación y la salud pública. Todo esto le dejó servido un recurso a Massa: mostrar cuánto costaría el boleto sin subsidio. El miedo, esta vez, le ganó a la bronca. E incluso opacó los escándalos del yate Bandido y del Chocolate con las 48 tarjetas.

La realidad es que Massa logró revertir el resultado en ocho provincias donde había ganado Milei, y achicarlo en el resto. En Salta la ventaja del libertario había sido de 23 puntos en agosto y ayer se achicó a solo tres.

De todos modos, nada será igual en adelante para el peronismo ni para el macrismo. El primero insinúa una nueva metamorfosis y la coalición parece encaminarse a la disolución.

Patricia Bullrich mostró la debilidad de su liderazgo pero, también, la grieta interna que atraviesa a una coalición ya insostenible. Ayer Milei se dirigió a los votantes de Juntos por el Cambio que quieren "terminar con el kirchnerismo", mientras que Massa convocó a los radicales que se sienten cada vez más incómodos con el PRO. Son diferencias insalvables.

Las palabras "liberalización y anticorrupción" frente a "la conservación de derechos" definen las orillas de la nueva grieta.

Un interrogante que se planteaba ayer por la mañana era el futuro inmediato del dólar y de los precios. Según los economistas, la ventaja que sacó Massa, sin ser definitiva, anticipa cuatro semanas de turbulencias controladas. Los economistas, como los encuestadores, también suelen equivocarse.

Ahora, lo central es saber qué puede pasar a partir del 10 de diciembre. La polarización es muy clara.

Las transformaciones que promete Milei, con una economía superliberalizada, dolarizada, funcionando en un Estado virtualmente tercerizado, que presentan demasiados puntos débiles y librados a la imaginación, contrastan con objetivos de contención e inclusión que enunció ayer Massa, que hacen suponer una nueva versión de las tradiciones más arcaicas del Estado de Bienestar.

El Estado ausente y el Estado hiperpresente. Ambas fórmulas han fracasado. Y en el caso de Massa su historia no lo ayuda. De todos modos, su convocatoria a un gran acuerdo nacional, con reminiscencias del pasado, coincide con el concepto de "transitar por el ancho camino del medio", es decir de optar por el sendero tranquilo y seguro que espera el 80% de los argentinos.

Es decir, superar la grieta de estos últimos veinte años y avanzar hacia acuerdos y a políticas de Estado. Habrá que ver como administran sus diferencias los dos finalistas en las cuatro semanas de campaña que hoy empiezan.

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