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La aberrante justicia social

Sabado, 18 de noviembre de 2023 02:09

La humanidad ha recorrido un largo camino para adoptar ciertos valores con validez como principio universal. Son numerosos y no siempre se cumplen, pero sirven de guía hacia un mundo mejor. Entre ellos encontramos el respeto al prójimo, la tolerancia, la bondad, la paz, el amor, la responsabilidad, la equidad, la amistad, la libertad o la honestidad y muchos más. En el último siglo la gran mayoría de los países civilizados del mundo consensuaron la incorporación de la justicia social como principio particular y a su vez abarcador de otros como la dignidad humana, el bien común, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, la subsidiaridad, el destino universal de los bienes y el valor del trabajo humano.

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La humanidad ha recorrido un largo camino para adoptar ciertos valores con validez como principio universal. Son numerosos y no siempre se cumplen, pero sirven de guía hacia un mundo mejor. Entre ellos encontramos el respeto al prójimo, la tolerancia, la bondad, la paz, el amor, la responsabilidad, la equidad, la amistad, la libertad o la honestidad y muchos más. En el último siglo la gran mayoría de los países civilizados del mundo consensuaron la incorporación de la justicia social como principio particular y a su vez abarcador de otros como la dignidad humana, el bien común, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, la subsidiaridad, el destino universal de los bienes y el valor del trabajo humano.

Algunos estudiosos sostienen que el concepto "justicia social" se corresponde con la "justicia distributiva" de Aristóteles, pero recién en 1931, la noción de justicia social se incorpora plenamente a la Doctrina social de la Iglesia Católica, al utilizarla el papa Pío XI en la Encíclica "Quadragesimo anno". Para el Pontífice, la justicia social es un límite al que debe sujetarse la distribución de la riqueza en una sociedad, de modo tal que se reduzca la diferencia entre los ricos y los necesitados. Y agrega "A cada cual, por consiguiente, debe dársele lo suyo en la distribución de los bienes, siendo necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se ajuste a las normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier persona sensata ve cuán gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la incontable multitud de los necesitados".

En 2007 la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de febrero de cada año como Día Mundial de la Justicia Social. Al fundamentar esa decisión, las Naciones Unidas han sostenido que "la justicia social es un principio fundamental para la convivencia pacífica y próspera" y que constituye «el núcleo de nuestra misión global para promover el desarrollo y la dignidad humana. El principio de la justicia social integra el contenido de la mayoría de los tratados sobre derechos humanos y es mencionada en numerosas constituciones.

Las Naciones Unidas explican que, las actividades que se desarrollen con motivo del Día Mundial de la Justicia Social, deben orientarse a «erradicar la pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó por unanimidad la "Declaración sobre la justicia social para una globalización equitativa", el 10 de junio de 2008. Esta fue la tercera declaración de principios y políticas de gran alcance adoptada por la Conferencia Internacional del Trabajo desde la Constitución de la OIT en 1919. Es heredera de la Declaración de Filadelfia, de 1944, y de la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, de 1998. La Declaración de 2008 expresa la visión contemporánea del mandato de la OIT en la era de la globalización. Esta Declaración señera es una decidida reafirmación de los valores de la OIT. Es el resultado de consultas tripartitas que se iniciaron tras el lanzamiento del Informe de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización. Con la adopción de este texto, los representantes de los gobiernos y de las organizaciones de empleadores y de trabajadores de 182 Estados miembro subrayaron la contribución clave de nuestra organización tripartita al progreso y la justicia social en el contexto de la globalización.

Reitero: todos los países del mundo representados en la OIT, con los triples mandatos de sus gobiernos y sus respectivos representantes sindicales y empresarios, confirmaron que la justicia social es uno de los valores fundamentales de la humanidad. Sin embargo, los exóticos y escasos pensadores enrolados en la corriente liberal de la escuela austríaca, de la corriente de los libertarios, de la corriente del anarco capitalismo (Murray Rothbard, Benegas Lynch, Javier Milei, junto con David Friedman, Hans-Hermann Hoppe, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, etc.). Javier Milei recientemente tildó a la justicia social como una "aberración". Por su parte Friedrich Hayek, en su libro "El espejismo de la justicia social" (1976), contrapone a la justicia social la noción del "juego del mercado", "el que llevó al crecimiento y prosperidad de las comunidades que lo adoptaron, porque mejoró las oportunidades de todos. Practicar este juego no garantiza un nivel de ingresos específico, lo que no significa que el resultado sea injusto". Todo lo contrario, argumenta Hayek, las remuneraciones que determina el mercado libre son las justas.

Estas ideas cavernarias de Hayek y demás libertarios significarían que el trabajador no tendría garantizado un salario mínimo ni tampoco otro salario estipulado por convenio colectivo; las condiciones dignas y equitativas de labor serían materia negociable, lo mismo que las vacaciones, los aguinaldos, los descansos, la limitación de la jornada, etc. Se volvería a las inicuas condiciones de trabajo del siglo XIX (época gloriosa para los libertarios) con la explotación de mujeres y menores, las jornadas de 14 o más horas, los ambientes tóxicos y los accidentes laborales sin cobertura alguna; todo porque si así se estableció en el "libre juego del mercado", que por definición libertaria: es justo.

 

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