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La Universidad Católica de Salta cumple sesenta años: la historia de los primeros tiempos

A través del decreto arzobispal del 19 de marzo de 1963 se dispuso su creación. La piedra fundamental se colocó en Campo Castañares el 15 de octubre de 1966. 
Domingo, 19 de marzo de 2023 02:45

Recordará el lector que, hasta 1958, la enseñanza universitaria en Argentina era monopolio estatal. Haciendo frente a una importante resistencia y adversidad, el presidente Arturo Frondizi revolucionó la educación al garantizar el derecho a la libertad de enseñanza en la educación universitaria de todos los argentinos. Durante su gobierno se sancionó la ley 14.557, que reconfiguró la estructura histórica del campo universitario. Esto posibilitó la creación y el funcionamiento de las universidades privadas en nuestro país y les dio validez a los títulos expedidos por estas.

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Recordará el lector que, hasta 1958, la enseñanza universitaria en Argentina era monopolio estatal. Haciendo frente a una importante resistencia y adversidad, el presidente Arturo Frondizi revolucionó la educación al garantizar el derecho a la libertad de enseñanza en la educación universitaria de todos los argentinos. Durante su gobierno se sancionó la ley 14.557, que reconfiguró la estructura histórica del campo universitario. Esto posibilitó la creación y el funcionamiento de las universidades privadas en nuestro país y les dio validez a los títulos expedidos por estas.

En este contexto favorable a la promoción de la enseñanza universitaria privada, el doctor Robustiano Patrón Costas, fundador del Ingenio San Martín del Tabacal, pensó en la creación de una universidad privada en Salta y llevó esta feliz iniciativa al arzobispo de la diócesis de aquel entonces, monseñor Roberto J. Tavella, quien lo alentó desde el primer momento y se sumó a las gestiones para verla cristalizada.

En este escenario propicio para las instituciones de educación superior universitaria de gestión privada comenzó a incrementarse el número de universidades de estas características, principalmente, católicas, ya que la Iglesia de aquel entonces luchó con mucho empeño para la defensa del derecho a aprender y de la libertad de enseñar. Por ese entonces, también se había sancionado la ley 364/61, que fomentaba la radicación de industrias en esta provincia. El mencionado Ingenio se acogió desde el principio y pudo disponer de recursos provenientes de la exención de impuestos provinciales que dicha ley establecía, haciendo así posible la idea de contribuir a la fundación de la Universidad Católica de Salta. Esto permitió contar con fondos a partir de 1961 y durante veinte años.

Fue el deseo de los impulsores de la iniciativa que la Compañía de Jesús se hiciera cargo de la organización y dirección académica de la nueva universidad salteña, por lo que se realizaron activas gestiones para lograrlo. El ingeniero R. Patrón Costas y monseñor Tavella coordinaron esfuerzos para realizar las tramitaciones correspondientes ante la Santa Sede en 1962, aprovechando la participación del arzobispo en el Concilio Vaticano II, y ante el superior general de la orden jesuita. La condición inicial de la orden para su puesta en marcha fue la existencia de una biblioteca de al menos quince mil volúmenes y un campus de varias hectáreas, condiciones que se hicieron efectivas gracias al apoyo de la sociedad salteña y a aportes privados.

A fines de ese mismo año (1962), se recibió la buena noticia de que la Santa Sede había aprobado la fundación de la Universidad y que los jesuitas asumirían su dirección, por lo que vendrían los padres desde Wisconsin (Estados Unidos).

1963, nace la Ucasal

En 1963, el presidente, Arturo Illia llevó a las universidades a un mejor nivel académico y asignó a estas un presupuesto educativo récord. En su gobierno, y antes de que fuera derrocado, la ciencia y la investigación pasaron por una época dorada. En ese contexto, ese año, por decreto arzobispal de fecha 19 de marzo, se dispuso la creación de la Universidad Católica de Salta y el monseñor Tavella escribió una de sus últimas cartas dirigida al superior de los jesuitas para hacerle saber que habían renacido plenamente las esperanzas de poner en macha la universidad. Este fue su último acto porque falleció el 21 de mayo de 1963. Monseñor Carlos Mariano Pérez fue quien culminó su obra impulsando la aprobación de los estatutos de la universidad en 1964 para que el Ministerio de Educación y Justicia de la Nación le concediera la licencia para nombrar a esta institución como una universidad. Se colocó la piedra fundamental en Campo Castañares el 15 de octubre de 1966, casi cuatro meses después del golpe militar que encabezó el general Onganía para derrocar al presidente Illia y que este decidiera intervenir las universidades nacionales. Eran años turbulentos en la historia nacional. Recordará el lector el episodio conocido como "la noche de los bastones largos", que constituyó uno de los momentos más dolorosos y trágicos de la historia universitaria argentina.

La Ucasal siguió abriéndose camino en las cuarenta y dos hectáreas de tierras donadas por don Jaime Durán en la finca Castañares. Las clases comenzaron a dictarse en marzo de 1967 en el edificio del Colegio Belgrano, cedido en préstamo hasta tanto se habilitaran las instalaciones de Campo Castañares (hecho que ocurrió en agosto de 1969). El arquitecto Ezcurra fue quien hizo el plano general del campus universitario. La autorización definitiva se dio con el Decreto del Poder Ejecutivo Nacional N.o 491/82, quince años después y en virtud de la excelencia académica demostrada. Un tiempo más tarde, mediante Resolución del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación N.o 193/88, se suprimió la prueba final de capacidad profesional.

Los primeros tiempos

Las unidades académicas iniciales fueron la Facultad de Artes y Ciencias, la Facultad de Ingeniería, la Facultad de Economía y Administración, y la Escuela de Servicio Social. Los primeros edificios del campus se inauguraron en el 1969, donde se comenzó a dictar clases a partir del segundo semestre.

Desde sus inicios, la Universidad contó con el apoyo y la generosidad de la comunidad salteña, en la que un numeroso grupo de ciudadanos conformó la Asociación de Amigos de la Universidad Católica de Salta, apoyándola económicamente mes a mes durante sus primeros años de vida, pues este grupo comprendía el significado de tener una universidad católica en la región.

El crecimiento

La cantidad de alumnos matriculados en 1972, cuando se incorporó la Facultad de Ciencias Jurídicas, ascendía a 177. La biblioteca contaba con 18.300 volúmenes de libros catalogados. El personal administrativo - técnico y de gestión alcanzaba las cincuenta personas y los docentes eran alrededor de cien profesionales altamente calificados.

En 1974, la Compañía de Jesús, por diversas razones, decidió entregar la conducción al entonces arzobispo de Salta, monseñor Carlos Mariano Pérez Eslava, y sus docentes se retiraron. El 12 de diciembre de 1974, el arzobispo nombró como rector al Pbro. Normando Joaquín Requena Pérez, quien también asumió la primera presidencia del CRUP (Consejo de Rectores de Universidades Privadas de Argentina). Le siguieron reconocidos rectores que fortalecieron la presencia regional e internacional de la Ucasal, y consolidaron su prestigio el Ing. Ennio Pontussi, el Dr. Patricio Colombo Murúa, el Dr. Alfredo Puig, el Pbro. Jorge Manzaraz y el actual rector, el Ing. Rodolfo Gallo Cornejo.

En la actualidad, se desempeña como gran canciller de la Universidad Católica de Salta el Sr. arzobispo de Salta, el monseñor Mario Antonio Cargnello.

El presente: innovación y transformación

La innovación fue una característica persistente en la Universidad Católica de Salta (Ucasal) desde sus inicios. Se potenció cuando, en 1989, se inició el sistema de educación a distancia, lo que la constituyó en la primera universidad del país en implementar esta modalidad.

Esto le permitió colocarse, en 2012, como la universidad de gestión privada con mayor cantidad de alumnos del país. En la actualidad, cuenta con una matrícula de más de treinta mil alumnos.

Hoy funcionan catorce unidades académicas que dictan diversas carreras de grado y de posgrado, y ofrecen una diversa oferta educativa y de capacitación a través del dictado de cursos y seminarios mediante un cuerpo de docentes y profesionales altamente calificados. Cuenta, además, con más de ciento veinte sedes en todo el país que contribuyen a la formación integral técnica, científica y profesional no solo de los jóvenes salteños, sino también de los que provienen de otras provincias e, incluso, países limítrofes.

La lista de los jóvenes que se formaron en la institución y que han sido luego los exponentes de su capacidad técnica y educativa es interminable. En todos los campos de la vida social y científica del país hay graduados de la Ucasal: en la Administración Pública, el Poder Judicial, empresas, medios de comunicación, etc. Los graduados de las distintas áreas desempeñan, muchas veces, una reconocida labor en la sociedad apreciada por todos los sectores de la opinión pública como de excelencia. Esto da brillo a la casa de altos estudios en la que se formaron.

En estos sesenta años, la Ucasal pasó de 177 alumnos matriculados en 1972 a más de 30.000 en la actualidad y busca incansablemente la excelencia académica mediante la permanente actualización de su oferta, recursos, reconocidas investigaciones y acreditaciones de sus carreras ante la Coneau. En relación con el desarrollo de la región, no hay duda de que el flujo de recursos humanos altamente calificados como son los graduados universitarios es lo más definitivo, así como también la actividad docente e investigativa.

La Ucasal cumple sus primeros sesenta años con una tradición de incansable trabajo velando por la educación de miles de estudiantes que confiaron y confían en su labor y reconocido respeto en la sociedad local y regional. Esta institución pudo fortalecerse en medio de muchas transformaciones que le tocaron vivir en todo este tiempo, como la pandemia mundial de la COVID-19, en la que asumió un papel notable que le permitió continuar brindando el servicio educativo resultante del claro liderazgo en educación a distancia que tiene en su haber. Supo mostrar su capacidad de resiliencia en distintos hechos adversos que le tocaron transitar y es hoy un referente importante en la educación superior en la región.

 

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