En un trabajo conjunto entre la Municipalidad de General Güemes, las responsables del merendero Dibujando Sonrisas y autoridades de la Escuela Técnica Juana Azurduy, se logró la habilitación de un centro de contención destinado para los alumnos de esa institución educativa, donde podrán almorzar y completar tareas. El proyecto surgió desde el Centro de Estudiantes, cuyos integrantes detectaron que un grupo de estudiantes, aquellos que viven a más de 10 cuadras de la escuela técnica, una vez finalizada la jornada de clases teóricas al mediodía, si tienen séptima hora, se quedan en los alrededores a la espera de las clases prácticas (talleres). No vuelven a sus casas porque tienen poco margen de tiempo para volver y cumplir con el horario de ingreso, además del costo en transporte.
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En un trabajo conjunto entre la Municipalidad de General Güemes, las responsables del merendero Dibujando Sonrisas y autoridades de la Escuela Técnica Juana Azurduy, se logró la habilitación de un centro de contención destinado para los alumnos de esa institución educativa, donde podrán almorzar y completar tareas. El proyecto surgió desde el Centro de Estudiantes, cuyos integrantes detectaron que un grupo de estudiantes, aquellos que viven a más de 10 cuadras de la escuela técnica, una vez finalizada la jornada de clases teóricas al mediodía, si tienen séptima hora, se quedan en los alrededores a la espera de las clases prácticas (talleres). No vuelven a sus casas porque tienen poco margen de tiempo para volver y cumplir con el horario de ingreso, además del costo en transporte.
"Los alumnos que se quedan para ingresar a clases en los talleres lamentablemente no comen o solo ingieren una fruta o galletas, por lo que participan de las clases prácticas con hambre, lo cual es contraproducente para asimilar nuevos conocimientos", explicó el profesor Joe Barranco, director de la institución.
Esta misma observación fue hecha por las responsables del merendero Dibujando Sonrisas, ubicado a una cuadra de la Escuela Técnica en barrio El Cruce. Un año atrás, Diana Sandoval, junto al grupo de colaboradoras, le planteó al intendente Sergio Salvatierra la necesidad de abrir un comedor destinado a los estudiantes de nivel medio. "Yo cuento con un almacén en mi casa y veía que algunos días de la semana muchos chicos al finalizar las actividades de la mañana no regresaban a sus casas, se quedaban en la plaza o daban vueltas por ahí, esperando ingresar nuevamente a clases, comiendo galletitas o una fruta como almuerzo, esa situación me ponía mal y pensé que una forma de colaborar con ellos sería brindándoles un plato de comida al mediodía", comentó Diana, quien puso a disposición el galpón de su propiedad, donde funciona el merendero dos días a la semana, para que allí se instale el comedor. Un año después llegó al municipio una propuesta similar, sobre el pedido de apertura de un comedor estudiantil, esta vez por parte del Centro de Estudiantes. Estas dos iniciativas realizadas en tiempos distintos, pero con un mismo objetivo, despertaron el interés en el ejecutivo, tomando la decisión de poner en marcha ambas propuestas.
Lo primero que se hizo fue acondicionar el galpón del merendero, para que pueda funcionar como un comedor, se colocaron pisos, se instaló una cocina, fue dotado de mesas, sillas, platos y utensilios.
"Este tipo de acciones son las que me generan una mayor satisfacción, porque permitirán que los alumnos estén en igualdad de condiciones para desarrollar sus estudios, no es bueno que no coman, mucho menos que deambulen por ahí mientras esperan por el ingreso a clases, solo estamos invirtiendo en nuestro futuro" manifestó Salvatierra durante la inauguración del comedor.
A partir del próximo martes 16, unos 50 estudiantes recibirán un almuerzo en el Centro Familiar, por el momento solo serán dos días a la semana, los martes y los jueves, siendo estos días donde hay mayor concurrencia de alumnos con doble jornada. Los requisitos para recibir el beneficio son: contar con un domicilio a más de 10 cuadras del colegio, no poseer medio de movilidad como una moto y que sean de escasos recursos. "Las colaboradoras del merendero serán quienes atiendan el comedor para servir a los chicos y elaborarán la comida, cuyos productos serán enviados por la Municipalidad. Nosotras no cobramos sueldo ni subsidios, lo hacemos como un acto solidario hacia los jóvenes y niños que necesitan alimentarse bien", finalizó Diana Sandoval.