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Jubilado sobreseído de un crimen defendió su accionar

Dijo que fue amenazado y que tuvo que bancarse que en la esquina de su casa le hicieran una misa macumbera en honor al muchacho que falleció.
Sabado, 10 de junio de 2023 01:22

Jorge Ríos, el jubilado de 71 años que fue sobreseído días antes del inicio del juicio por haber matado a balazos en julio del 2020 a uno de los delincuentes que lo asaltaron en su casa del partido bonaerense de Quilmes, dijo que no está arrepentido de su accionar porque si no se defendía lo hubiesen asesinado a él y remarcó que ahora puede "hablar con más tranquilidad" porque se encontraba "viviendo con la espada de Damocles en la cabeza".

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Jorge Ríos, el jubilado de 71 años que fue sobreseído días antes del inicio del juicio por haber matado a balazos en julio del 2020 a uno de los delincuentes que lo asaltaron en su casa del partido bonaerense de Quilmes, dijo que no está arrepentido de su accionar porque si no se defendía lo hubiesen asesinado a él y remarcó que ahora puede "hablar con más tranquilidad" porque se encontraba "viviendo con la espada de Damocles en la cabeza".

"Si yo no me defendía no estaba hablando en este momento, no lo hubiese podido contar", aseguró al canal Todo Noticias el hombre que ayer fue sobreseído por el juez Rubén Darío Hernández, del Tribunal Oral en lo Criminal 3 quilmeño que debía llevar adelante el debate con jurados populares a partir del 12 de junio.

El magistrado hizo lugar al pedido efectuado ayer por el fiscal Andrés Federico Nieva Woodgate de Quilmes.

"Recién estoy saliendo de mi asombro, como fue tan duro conmigo la Justicia... pero yo tengo a los tres mosqueteros (por sus abogados) que me defendieron a muerte y buscaron todos los vericuetos en los cuales está gente estaba flaqueando y lo aprovecharon", destacó Ríos. Afirmó que después de la decisión de la Justicia ahora puede "hablar con más tranquilidad" y contó que "después del incidente, fue bravo", ya que recibió "amenazas".

"En algunos casos ciertos mensajes por el séquito que tengo acá cerca, en su mayoría todas amenazas. Bancarme que en la esquina de mi casa me hicieron una misa macumbera en honor al muchacho que falleció, todas esas cosas. Pero aparte estar viviendo con la espada de Damocles en la cabeza", señaló.

Por último, Ríos indicó que no se "movió" de su casa cuando le "levantaron la prisión domiciliaria porque a cincuenta metros es la entrada de la villa". "Tuve que empezar a salir por otro lado y me sentía con miedo a las represalias", sostuvo el jubilado.

"No tengo ni la más mínima duda de que esos disparos fueron realizados en ejercicio de la legítima defensa, porque se produjeron en respuesta a una agresión ilegítima y en el interior de su casa", señaló el magistrado.

Los hechos investigados ocurrieron entre las 4 y las 4.50 de la madrugada del 17 de julio del 2020, cuando cinco ladrones ingresaron por tercera vez en la misma noche a robar a la vivienda de Ríos.

El herrero jubilado fue sorprendido mientras dormía, y fue golpeado e intimidado con un destornillador por los asaltantes, quienes le causaron heridas en el dorso de la mano derecha, en su antebrazo derecho, y en la cabeza, al mismo tiempo que "intentaron desapoderarlo ilegítimamente de cosas de valor existentes en la propiedad", acreditó el juez Martín Nolfi.

Sin embargo, los ladrones no pudieron lograr su objetivo porque Ríos extrajo una pistola Bersa Thunder calibre 9 milímetros y les efectuó varios disparos con los que los hizo huir.

Testimonios obviados

En las imágenes de las cámaras de seguridad se ve que uno de los asaltantes, luego identificado como Moreyra, quedó rezagado del resto de la banda porque estaba herido y trató de huir rengueando hasta que cayó a la vuelta de la esquina.

En los mismos videos se ve que Ríos salió armado de su casa y alcanzó a Moreyra, lo pateó y, según declaraciones de testigos, le disparó. Estos testimonios por lo visto no tuvieron fuerza de verdad para la Justicia.

Si bien en la filmación no se observa a simple vista ningún fogonazo por la mala calidad de la imagen, la hipótesis principal de la fiscalía de instrucción, a cargo de Ariel Rivas, es que, en ese sitio, a 60 metros de su casa, el jubilado remató al delincuente.

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