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"Sin comunicación no hay desarrollo"

Sabado, 03 de junio de 2023 10:24

Por Washington Uranga, investigador de la comunicación. Docente de la Maestría en Gestión Estratégica de la Comunicación, de la UCASAL. 

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Por Washington Uranga, investigador de la comunicación. Docente de la Maestría en Gestión Estratégica de la Comunicación, de la UCASAL. 

En nuestra América Latina existe una larga tradición que emparenta comunicación con desarrollo a tal punto que los debates sobre la materia han sido tomados como referencia por estudiosos/as e investigadores/as de otras partes del mundo. Entre quienes marcaron el rumbo de esta perspectiva se encuentra de manera indubitable el maestro Luis Ramiro Beltrán (1930-2015).  Hablando en Lima (Perú) en la sede del Instituto para América Latina (IPAL) el 23 de febrero de 1993, el investigador boliviano sintetizó que "en América Latina han prevalecido tres conceptualizaciones principales respecto de la relación entre comunicación social y desarrollo nacional: comunicación de desarrollo, comunicación de apoyo al desarrollo y comunicación alternativa para el desarrollo democrático".

Explicaba Beltrán que "la comunicación de desarrollo es, en esencia, la noción de que los medios masivos tienen la capacidad de crear una atmósfera pública favorable al cambio, la que se considera indispensable para la modernización de sociedades tradicionales por medio del progreso tecnológico y el crecimiento económico".

En cambio, decía, "la comunicación de apoyo al desarrollo es la noción de que la comunicación planificada y organizada - sea o no masiva - es un instrumento clave para el logro de las metas prácticas de instituciones y proyectos específicos de instituciones que propician el desarrollo".
Y agregaba que "la comunicación alternativa para el desarrollo democrático es la noción de que, al expandir y equilibrar el acceso y la participación de la gente en el proceso de comunicación, tanto a niveles de medios masivos como a los interpersonales de base, el desarrollo debe asegurar, además de beneficios materiales, la justicia social, la libertad para todos y el gobierno de la mayoría".

Sin negar que existen otras conceptualizaciones para establecer esta relación, se puede afirmar todavía hoy que estas tres descripciones resumen las diferentes miradas existentes respecto de la relación entre comunicación y desarrollo, pero que según el propio Beltrán deberían complementarse entre sí para cobijarse bajo el título común de comunicación para el desarrollo.

Si bien las acepciones anteriores responden a momentos históricos así como a coyunturas propias de cada país y región, lo que si resulta innegable es que el desarrollo, que es integral porque es económico, pero también político, social y cultural, requiere hoy en día de la comunicación como un componente indispensable.
Y no solo por aspectos vinculados al avance de las tecnologías de la información y de la comunicación, como podría afirmarse a primera vista y sin demasiado análisis. Sino fundamentalmente por otros motivos. El primero de ellos porque la comunicación tiene que ser comprendida y asumida como un derecho fundamental y básico de las personas, entendidas como ciudadanos y ciudadanas en las sociedades democráticas. Desde esta mirada la comunicación se convierte en pilar de la socialidad, de la vincularidad en el marco de la cultura. La centralidad del derecho es una marca constitutiva de las propuestas de desarrollo con justicia social. Es lo que Beltrán resalta cuando habla de "comunicación para el desarrollo".

Desde un punto de vista más operativo la comunicación, en todos sus formas, soportes y productos, es constitutiva de los procesos productivos y de la actividad económica en general. Y no tan solo como marketing, como difusión, como publicidad, sino como parte esencial de la industria y de la producción. También de la política como componente del desarrollo. Las comunicadoras y los comunicadores, al decir de la investigadora Sandra Massoni, no pueden entonces ocupar apenas el lugar de "último eslabón de la cadena de montaje" de los procesos de desarrollo. Deben y necesitan estar integrados en el diseño, la planificación y la gestión de los proyectos de desarrollo de nuestros países, de las empresas, de las organizaciones.

Sin temor a equivocarnos podemos afirmar que no hay desarrollo posible sin comunicación. Y que todas las propuestas de orden político y económico necesitan incorporar componentes transversales de comunicación, para su propio beneficio, pero también para generar vínculos con el conjunto de los actores sociales y para articular la gestión de la manera más eficaz.
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