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La Orquesta Sinfónica de Salta invoca al Triunvirato Canónico

El jueves último la Orquesta Sinfónica de Salta, con Elizabeth Vergara como directora asistente y el violonchelista Benjamín Báez como solista, ofreció un concierto con música de Haydn, Mozart y Beethoven.
Sabado, 03 de junio de 2023 18:24

Por Flavio Gerez, músico y Dr. en Física

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Por Flavio Gerez, músico y Dr. en Física

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El jueves 1 de junio tuve ocasión de asistir a un nuevo concierto de la Orquesta Sinfónica de Salta, nuevamente con Elizabeth Vergara, directora asistente de la orquesta, en el podio y la participación solista del violonchelista paraguayo Benjamín Báez. Un concierto dedicado al triunvirato canónico de la música clásica: Haydn, Mozart y Beethoven.

La ópera La Clemenza di Tito K 621, compuesta por W.A. Mozart (1756 – 1791) en 1791 para la coronación de un nuevo emperador, se basa en un libreto adaptado por Caterino Mazzolá a partir del original de Pietro Metastasio. Aunque la trama de la ópera se centra en una historia ficticia e inverosímil sobre el emperador Tito Flavio perdonando la conspiración de su amigo, Sesto, y la complicidad de la futura emperatriz, Vitelia, la música de Mozart nos sumerge en el esplendor imperial romano y en la complejidad de los personajes. La obertura destaca por su magistral ejercicio de auto plagio utilizando una sinfonía previa de Mozart, la K 338, sin hacer referencias temáticas a las arias o duetos que los personajes cantan. Bajo la batuta de la maestra Vergara, la interpretación vertiginosa y meticulosa de las articulaciones y los silencios creó una intensa tensión dramática que nos dejó anhelando escuchar la ópera completa. Esperamos poder disfrutarla pronto.

Elizabeth Vergara, directora asistente, condujo la Orquesta Sinfónica de Salta.

El concierto para violonchelo y orquesta en Do Mayor Hob. VIIb: 1 de Joseph Haydn (1732–1809), compuesto durante su estancia con la familia Eszterházy, ha ganado popularidad desde su redescubrimiento en 1961. Consta de tres movimientos técnicamente desafiantes. La orquestación es sencilla, permitiendo que todas las líneas melódicas se distingan claramente. Radica ahí mismo la dificultad del concierto. Haydn presta especial atención a la relación entre el solista y la orquesta, creando momentos sorprendentes y emocionantes mediante la introducción de nuevos temas y la interrupción de las cadencias esperadas. Este concierto era, junto al otro concierto que Haydn dedicó a este instrumento, requerido para la semifinal del prestigioso concurso Queen Elizabeth en Bélgica, en 2022, demostrando su importancia en el repertorio.

"El público no fue indiferente y los aplaudió calurosamente, demostrando la alegría que provoca la música bien interpretada".

La interpretación de Benjamín Báez junto a una comedida Orquesta Sinfónica de Salta fue impecable en términos de expresión, aunque no técnicamente perfecta. Su apabullante musicalidad y comprensión de las articulaciones y matices ofrecieron un discurso musical profundo y sincero. Aunque la perfección técnica es un objetivo a alcanzar, no es el más importante. La combinación explosiva de adrenalina y dopamina que experimenta un solista al enfrentarse a un concierto con orquesta a veces supera a los dedos. Aquellos que lo hemos experimentado lo comprendemos sobradamente.

Benjamín Báez tocó el violonchelo como solista en el concierto del 1 de junio.

El público también lo comprendió y brindó una prolongada ovación, y Báez ofreció un bis con una conmovedora versión para violonchelo solo y conjunto de violonchelos del "Cant dels Ocells", de Pau Casals, dejándonos a todos con un nudo en la garganta.

Si debo reprochar algo al gran Ludwig van Beethoven (1770-1827), es su modestia al referirse a su Sinfonía Nº 8 en Fa Mayor Op. 93 como su "pequeña sinfonía en fa". Esto ha llevado a que muchos, tanto músicos como no músicos, la perciban como una obra menor, humorística y sin mucha sustancia en comparación con sus séptima y novena sinfonías, tal como señaló Bernstein. Sin embargo, esto está lejos de la realidad. Esta obra posee tanto rigor y dificultad técnica como sus sinfonías vecinas.

El primer movimiento presenta la secuencia de fortíssimo más extensa de la música clásica, manteniendo la misma intensidad sonora durante cincuenta y cinco compases, y luego aumentándola con indicaciones de più forte y forte fortíssimo, creando una secuencia de sesenta compases llena de tensión emocional. Definitivamente, no es una obra ligera o pequeña.

El tercer movimiento se convierte en un emocionante juego de sforzati entre los diferentes grupos instrumentales, con veintisiete en la primera página de la partitura, y no siempre coincidentes con el tempo forte del compás, lo que añade aún más dificultad. El cuarto movimiento desafía la forma musical misma con un electrizante tempo allegro vivace que no debe disminuir nunca, a pesar de las figuraciones exigentes para los instrumentos. Un movimiento que parece negarse a concluir, prolongando el final durante cinco codas superpuestas que utilizan un mismo motivo sin aburrir. Una obra maravillosa.

La maestra Vergara incorporó muy bien estos detalles y nos brindó, junto a la Orquesta, una versión sumamente satisfactoria de esta sinfonía. El público no fue indiferente y los aplaudió calurosamente, demostrando la alegría que provoca la música bien interpretada.

 

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