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En Luracatao, dos mujeres saldaron una cuenta pendiente con la vida: terminaron la primaria

En contextos rurales como el paraje La Puerta, donde las distancias, el trabajo y las responsabilidades familiares suelen imponerse, la decisión de estudiar tiene un valor enorme. Ahora ingresarán al secundario.
Lunes, 22 de diciembre de 2025 08:28
Lia Edith Siares y Carmen Judith Liendro, egresadas en Luracatao

Aunque para muchos sea algo cotidiano, para algunos salteños representa un verdadero logro: terminar la primaria. Sobre todo en aquellas zona rurales, donde el acceso a la educación básica es muy difícil ya sea por la falta de instituciones educativas, por la distancia o porque la vida rural y las obligaciones laborales dificultan la formación escolar.

Aprender a leer, escribir o resolver una cuenta matemática convive con algo igual de importante, como fortalecer la autoestima, animarse a preguntar y confiar en las propias capacidades.

Es así que en pleno corazón de los Valles Calchaquíes, dos mujeres, Lia Edith Siares y Carmen Judith Liendro, lograron lo que durante años parecía lejano, terminar el séptimo grado. El acto de colación se realizó el 17 de diciembre en el paraje Luracatao. La fecha representó mucho más que una ceremonia de fin de ciclo, fue una jornada en el deseo de aprender se plasmó en un logro concreto.

El paraje, rodeado de cerros imponentes y caminos de tierra que cuentan innumerables historias, fue escenario de una tarde de emociones. En la escuela N° 4.537 “Wolf Schcolnik”, en La Puerta, se llevó adelante el acto de colación y cierre del ciclo lectivo 2025 del EPJA (Educación Permanente de Jóvenes y Adultos), una modalidad educativa que sigue cambiando vidas en los rincones más profundos de Salta.

Allí, dos alumnas recibieron su certificado de finalización de estudios primarios frente a miradas llenas de orgullo y de aplausos sinceros, tras haber alcanzado una meta largamente postergada. Para ellas, completar la primaria no fue solo aprobar las materias del plan de estudio, fue sin lugar a dudas saldar una cuenta pendiente con la vida.

El EPJA comenzó a funcionar en La Puerta el 2 de octubre de 2023 y depende del Núcleo Educativo N° 7.184 de Molinos. Desde entonces, se convirtió en una puerta abierta para quienes, por distintos motivos, no pudieron iniciar, continuar o finalizar su educación en la infancia.

En Salta, la EPJA cumple una función social clave. Garantiza el derecho a la educación a lo largo de toda la vida, permite alfabetizar y finalizar los estudios primarios y, sobre todo, ofrece segundas oportunidades reales. Se trata de contenidos escolares y de procesos humanos, donde se respetan los tiempos, las trayectorias y las realidades de cada estudiante. Las clases se organizan con propuestas flexibles, horarios adaptados y acompañamiento personalizado. Se valoran los saberes previos, la experiencia de vida y el recorrido personal de cada alumno.

Las dos egresadas ya tienen un nuevo desafío por delante. Ambas continuarán sus estudios en la secundaria virtual, demostrando que el paso dado no es un final, sino el comienzo de otro camino. En contextos rurales como Luracatao, donde las distancias, el trabajo y las responsabilidades familiares suelen imponerse, esta decisión tiene un valor enorme.

La creación del EPJA en La Puerta fue posible gracias a la gestión de la directora de la escuela primaria, Carolina Gonza, quien impulsó la iniciativa con una mirada puesta en la comunidad. El espacio educativo está a cargo de la docente Daiana Candela Liendro, cuyo trabajo cotidiano sostiene el vínculo entre la escuela y los estudiantes, más allá del aula.

"La creación del EPJA lo gestione en 2023, año que entre a la institución. Fue una estrategia de acompañamiento a los estudiantes, ya que algunas madres y padres no habían terminado la primaria y era necesario formarlos para que puedan ayudar a sus hijos y darles la oportunidad de terminar el nivel básico"

Durante el acto, una frase resumió el espíritu de la jornada y quedó flotando en el aire: “Nunca es tarde para cumplir un sueño”. Ese, no solo fue el lema impreso en una invitación, sino una verdad comprobada. En Luracatao, dos mujeres demostraron que aprender también es un acto de valentía y que la educación, cuando llega, puede transformar silenciosamente una vida entera.

Doña Angélica

María Angélica Guaymás tiene 72 años. Debido a su condición de discapacidad, nunca pudo asistir a la escuela. A esa limitación se sumó una mirada cultural de época: por ser mujer, su familia consideraba que no era necesario que estudiara, ya que las tareas del hogar ocupaban el centro de su rol cotidiano.

Recién en octubre de 2023 logró dar un paso clave en su vida al ingresar al EPJA, cuando se puso en marcha el espacio educativo. Actualmente, María Angélica cursa el ciclo de Alfabetización, primera etapa del trayecto formativo. Según el plan educativo, aún deberá completar el ciclo de Formación Integral, compuesto por dos módulos, y luego el ciclo de Formación por Proyecto, que consta de un módulo más, antes de finalizar su proceso de aprendizaje.

Su recorrido refleja una realidad que atraviesa a muchas personas mayores que, por distintos motivos, vieron vulnerado su derecho a la educación y hoy encuentran una segunda oportunidad.

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