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Video: Robots, ollas inteligentes, autos automatizados y los debates que se avecinan, según la perspectiva de un especialista salteño

Viernes, 30 de mayo de 2025 00:25
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Francisco Valdez, cofundador y CEO de Siltium, visitó la redacción de El Tribuno para conversar sobre uno de los temas más disruptivos del presente: la inteligencia artificial. Ingeniero en sistemas y referente en innovación tecnológica, Valdez compartió su mirada sobre el impacto vertiginoso de la IA en el trabajo, la educación, la privacidad y la vida cotidiana. En una charla a fondo, reflexionó sobre los desafíos éticos, las oportunidades para las pymes, el rol del profesional en la era de la automatización y cómo prepararse frente a un futuro que ya está entre nosotros.

 

Estamos aquí para conversar sobre inteligencia artificial, un tema que atraviesa transversalmente nuestras vidas. ¿Qué nos depara lo que queda del año? Por poner un plazo, ¿hacia dónde vamos con la inteligencia artificial?


Bueno, sin hacer futurología, porque es muy difícil prever hacia dónde vamos, todo está yendo muy rápido. Yo creo que vamos a continuar con un avance muy veloz. Estamos en la pancita baja de lo que es un crecimiento exponencial en tecnologías aplicadas a la inteligencia artificial. O sea, si esto ya nos parece rápido, va a ir todavía más rápido. Hoy la IA es troncal en la vida de casi todos, al menos en lo profesional. Ya se concibe como una herramienta de uso permanente, un diferencial competitivo del cual no nos podemos dar el lujo de prescindir. En los próximos meses vamos a seguir viendo mejoras y cada vez más cosas que se van a poder hacer con IA.

Hoy la IA es troncal en la vida de casi todos, al menos en lo profesional. Ya se concibe como una herramienta de uso permanente, un diferencial competitivo del cual no nos podemos dar el lujo de prescindir.

¿Estamos viviendo un hecho histórico por esta celeridad que tiene la inteligencia artificial en meterse en todos los trabajos? Porque ya son muy pocos los que han quedado al margen...

Sí, todo lo que está pasando es el resultado de un proceso largo. Se viene trabajando hace mucho, incluso los papers iniciales de lo que hoy es el aprendizaje profundo vienen de hace bastante. Lo que cambió es que se dio el momento perfecto en cuanto a capacidad de almacenamiento y procesamiento. Esta IA es, digamos, medio boba, porque se basa netamente en volúmenes grandes de información y una mega capacidad de procesamiento. Por eso también se habla tanto del consumo energético que implica. Hay un mega motor moviéndola. Entonces, lo que estamos viendo hoy es apenas el principio. Hoy son máquinas que aprenden el lenguaje, traducen lo que decimos, lo extrapolan en modelos internos y nos devuelven un resultado. Más adelante, veremos si logramos crear formas de razonamiento reales que nos lleven a inteligencias verdaderas. Hoy solo tenemos modelos gigantes de procesamiento.

Y con esos modelos que ya están cambiando el trabajo, ¿en qué lugar queda la persona? ¿La IA va a reemplazar al hombre o solo sus tareas?
 

Hay varios enfoques. El extremista dice que nos van a reemplazar a todos. El optimista cree que seguimos siendo indispensables. Yo creo que estamos en el medio. Como especie somos indispensables, pero no para todas las tareas. La tecnología siempre vino a ayudarnos, a ser una herramienta para mejorar y automatizar procesos. Tareas mecánicas, repetitivas, van a ir siendo reemplazadas. En cuanto al razonamiento, a la creatividad, hoy todavía la IA es un acompañamiento. Por ejemplo, yo soy programador desde joven y hoy el 80% de lo que programo lo hago con IA. Es un diálogo con el motor de inteligencia que me permite resolver mucho más rápido las tareas. Hacia allá vamos: la programación con lenguaje natural. Esto se va a trasladar a otras profesiones también.

¿Entonces, tiene sentido estudiar programación hoy en día? ¿O ya no es tan necesario?

Tengo pensamientos divididos. La profesionalización va a seguir siendo un diferencial. Hoy no estamos ni cerca de delegar grandes sistemas a la IA. Y los grandes sistemas van a seguir necesitando al profesional. Pero también se desvirtuó bastante el concepto de “estudiar programación”. Hoy hay muchas carreras cortas que buscan que aprendas rápido para salir a programar, y eso sí lo va a reemplazar la IA. Si uno busca marcar diferencia, sigue valiendo la pena estudiar programación, igual que arquitectura, medicina o ingeniería. Siempre con una búsqueda de mayor profesionalización.

¿Qué herramientas debería usar hoy alguien que está empezando a curiosear con la inteligencia artificial? ¿Qué nos estamos perdiendo?
 

Le podés preguntar a la misma IA. ChatGPT fue el primero y sigue siendo uno de los más importantes. Muchos proyectos nuevos, como los que generan imágenes, voces en off, guías de viaje, etc., en realidad usan motores como el de OpenAI. Así que GPT es un buen punto de entrada. Después dependerá del uso: algunos querrán una IA para hacer presentaciones, otros para editar video. Muchas herramientas van a ir perdiendo relevancia cuando pase esta burbuja, pero ahora es el momento de explorar.

Muchos proyectos nuevos, como los que generan imágenes, voces en off, guías de viaje, etc., en realidad usan motores como el de OpenAI. Así que GPT es un buen punto de entrada.

¿Y para las pymes, para los que tienen un emprendimiento pequeño, qué recomendás?

También. Muchos de los softwares que usan las pymes ya están incorporando módulos de IA, por ejemplo para hacer proyecciones financieras o de ventas. Lo ideal es revisar qué herramientas ya tenés y ver si se pueden potenciar con IA. Y si no, empezar a usar herramientas más generales como GPT para mejorar procesos.

¿Y para quienes todavía están en la etapa “analógica”?
 

Es adaptarse o quedarse atrás. El que usa IA hoy tiene una ventaja clara sobre el que no la usa. No hay que ser apocalíptico, pero sí entender que esta herramienta mejora la eficiencia. Incluso en el periodismo, como vos sabés, cambió todo radicalmente: la edición, la preparación gráfica, el diseño, hoy se hacen mucho más rápido.

¿Vamos a tener robots en nuestras casas?


No tengo dudas. Siempre seguimos a la ciencia ficción. Hay empresas como Boston Dynamics que vienen desarrollando humanoides hace años, con un nivel de física y movilidad impresionante. Y ahora, al incorporarles IA, ya se ven robots que parecen humanos. En pocos años tendremos versiones muy similares a nosotros.

Hay empresas como Boston Dynamics que vienen desarrollando humanoides hace años, con un nivel de física y movilidad impresionante.

¿Qué es lo que más te sorprende de todo esto?
 

A mí me sigue sorprendiendo lo humano que parece cuando hablás con un sistema como ChatGPT. Aunque sé que detrás hay solo procesamiento de datos, me fascina ver hasta dónde llegamos. Me intriga qué pasará cuando se logre un razonamiento auténtico, no solo procesamiento.

También se habla mucho de los errores o “alucinaciones” de la IA. ¿Cómo nos manejamos ante eso?

Estos motores generan conclusiones en base a datos. Cuando los datos son incongruentes, no pueden discernir si algo es verdad o no. Por eso sigue siendo fundamental el criterio humano. Hoy la IA es una herramienta, no podemos soltar el volante todavía. Puede darte respuestas convincentes, pero no necesariamente ciertas. Y si uno toma eso como verdad absoluta, puede cometer errores importantes.

¿Y qué pasa con nuestra privacidad? Los celulares nos escuchan, vemos publicidades sobre lo que hablamos...

No es tan simple como que el celular “te escucha”, pero sí está en modo de escucha activa. Antes procesar audio era muy costoso. Hoy los celulares lo hacen parcialmente en el propio equipo y mandan datos clave a los servidores. Además, aceptamos los términos y condiciones. Hay que rediscutir el concepto de privacidad. Vamos a poder bloquear el uso de nuestros datos? ¿O eso va a ser una ilusión? Se vienen muchas discusiones legales. Por ejemplo, si una cámara toma mis datos biométricos en la calle, ¿quién es responsable? ¿Y si un auto autónomo atropella a alguien? ¿De quién es la culpa? Hay países que ya debaten esto. La privacidad, la responsabilidad y la ética son grandes desafíos.

¿Y cómo imaginás el futuro cotidiano con IA?
 

Todo apunta a la eficiencia. El auto, por ejemplo, sirve para ir del punto A al B, pero pasa mucho tiempo estacionado. Si está en movimiento todo el tiempo con sistemas autónomos, ya no necesito tenerlo. Lo mismo con cocinar: si aprendí a cocinar porque necesitaba, quizás ahora una máquina lo haga mejor. Ya hay ollas como la Thermomix que hacen todo. Hay hamburgueserías automatizadas. Si solo cocino para alimentarme, seguramente prefiera un sistema automático.

Ya hay ollas como la Thermomix que hacen todo. Hay hamburgueserías automatizadas

¿La IA podrá tener olfato o gusto?

La IA no ve ni escucha: procesa datos. Si le ponemos una cámara, interpreta lo que ve. Podríamos tener sensores que hagan lo mismo con el olfato o el gusto. Existen receptores, pero falta que alguien les encuentre una utilidad real y los convierta en producto.

¿Algo de esto te da temor?


Es una mezcla de sorpresa, temor y euforia. Me entusiasma lo que se puede lograr en medicina. Pero también me preocupa nuestra sobredependencia. ¿Qué pasa si hay un apagón global o una erupción solar? Perdimos muchas habilidades naturales. Hoy no sabemos llegar a un lugar sin GPS. Antes memorizábamos números, hoy no recordamos ninguno. La tecnología cambió nuestra forma de vivir.

Y afecta también a los más chicos...
 

Totalmente. Está comprobado el daño del uso excesivo de smartphones en los niños. A mis hijos les pasa, y no sé cómo evitarlo. Hay una generación que no tolera tres minutos de inactividad. Hay que recuperar el valor del aburrimiento. Sinceramente, no tengo una visión clara de hacia dónde vamos, pero sé que el ser humano siempre encontró la manera de adaptarse.

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