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26 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Chau tabúes: es electricista, plomera y maestra mayor de obra

Gabriela García estudiaba arquitectura y la maternidad le cambió el rumbo de su vida. En esta entrevista, Gabriela cuenta cómo es trabajar en oficios tradicionalmente masculinos.
Viernes, 24 de enero de 2025 10:00
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En un mundo donde los roles de género aún marcan el camino, Gabriela García, de 36 años, se abre paso con valentía en el sector de la construcción, un ámbito tradicionalmente dominado por hombres. Su historia, lejos de ser convencional, es un testimonio de superación y una invitación a repensar los límites impuestos por la sociedad.

Gabriela comenzó estudiando arquitectura en la Universidad Católica de Salta: "hice hasta cuarto año, siempre me vi dirigiendo obras, diseñando, todo lo que hace un arquitecto", comenzó. Sin embargo, las circunstancias de la vida, como la maternidad, la llevaron a explorar otros caminos dentro del rubro y asì descubrió la electricidad. Su esposo, electricista fue quien comenzó a adentrarla a este nuevo mundo, luego del giro inesperado en la vida de Gabriela. 

Los prejuicios como barrera

Los inicios no fueron fáciles. Gabriela relata cómo los prejuicios sobre su género y edad eran una constante. "Primero no podía dar la cara por los prejuicios de que era joven, era mujer y suponían que no tenìa muchos conocimientos", expresó.

En las casas de electricidad, al principio la reconocían como "la esposa del electricista", pero con el tiempo logró hacerse un nombre propio. Hoy ya tiene sus propios clientes y camina con más firmeza y orgullo por su profesión.

Los comentarios sobre su capacidad física también fueron recurrentes. "Siempre piensan que una no va a poder o que no tiene la fuerza suficiente para hacer algunos esfuerzos, como levantar una escalera o ciertas necesidades que tiene un electricista", dijo. Sin embargo, ella demuestra con su trabajo diario que la fuerza no es una cuestión de género.

De la teoría a la práctica: Un camino de aprendizaje constante

A pesar de haber estudiado Arquitectura, Gabriela continuó su formación profesional. Se recibió de maestra mayor de obras en la Escuela Técnica 3240 Dr. Francisco de Gurruchaga, haciendo el doble esfuerzo de maternar y profesionalizarse. Esta nueva etapa le permitió complementar sus conocimientos y habilidades en diseño y construcción.

Hoy, Gabriela no solo trabaja en electricidad, sino que también hace plomería y ya cuenta con sus propias herramientas. Además, como maestra mayor de obras dirige, gestiona personal y se encarga de los trámites necesarios, como el diseño de planos, comprar los recursos, etc. 

Una de las principales enseñanzas que le dejó su profesión es la importancia de poner en práctica los conocimientos: "a veces uno estudia y pone lo mejor en la teoría y cuando llegan a la práctica se desaniman", dijo. Por otro lado, valoró el apoyo de profesionales que compartieron sus conocimientos, en un oficio donde la competencia prevalece y no muchos comparten su sabiduría.

"Tengo más clientas mujeres"

Ser electricista y ser mujer es un valor agregado para Gabriela. "Tengo mucha más afinidad con las mujeres y mujeres clientes, hay más confianza para charlar, se animan a preguntar cuestiones tecnicas y de alguna manera se terminan enamorano de este oficio por como nosotras las tratamos", compartió. Sus clientas se sienten más cómodas y confiadas para preguntar dudas sin miedo a ser juzgadas. "Es más confianza, ellas pueden preguntar, no tienen miedo de hacer preguntas tontas que quizás a un hombre no le quieren preguntar", agregó.

Gabriela también busca concientizar a sus colegas masculinos sobre la importancia de la empatía y el respeto hacia las clientas. "Siempre hablamos con mi marido sobre tener la paciencia de que a veces las mujeres tienen vergüenza de hacerse estas preguntas que capaz que no le entienden y hay que ser comprensivo de que capaz no entienden lo que uno le está explicando".

La vestimenta de una mujer electricista, otro desafìo

Otro aspecto que resaltó Gabriela es la presión sobre la imagen femenina en la construcción. Aunque reconoce avances en la sociedad, todavía existe la idea de que la mujer debe vestir de cierta manera para no ser juzgada en este rubro. Gabriela explica que, en su caso, lleva una vestimenta adecuada tanto para trabajar como para realizar trámites en la ciudad, porque cumple con diferentes funciones. "Creo que en el sentido de la ropa, las mujeres somos más cuidadosas, a nosotras nos importa mucho estar bien vestidas y no vamos a estar yendo a comprar algún insumo con un pantalón o camisa rota", explicó.

"Ser electricista es una aventura constante"

Para Gabriela, ser electricista es más que un trabajo, es una aventura. "Tenemos que afrontar desafíos con valentía y superar los miedos y la vergüenza que limitan a muchas mujeres de hacer las cosas". 

Hoy, ya con varios años dedicada a este oficio, Gabriela reflexiona y afirma que el miedo es el mayor impedimento para las mujeres. "No hay muchas mujeres electricistas, asi que invito a todas a que se animen a incursionar en este oficio y a superar la barera que es el miedo y la vergüenza por los prejuicios", finalizó. 

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