inicia sesión o regístrate.
El cuero del Pirarucú, una de las especies de agua dulce más grandes del mundo, se convirtió en un material codiciado por las marcas internacionales de moda. Pero los pescadores que lo capturan denuncian que apenas reciben unos pocos reales por kilo.
Durante generaciones, el Pirarucú -también conocido como arapaima- fue un alimento básico en la Amazonía. su carne era aprovechada por las comunidades ribereñas y su piel se desechaba como residuo. hoy, esa piel gruesa y de patrones únicos es la base de carteras, zapatos y chaquetas de lujo que se venden en todo el mundo por miles de dólares.
En un viaje a Río de Janeiro, el pescador Pedro Canízio no pudo ocultar su sorpresa al ver en una vidriera un bolso confeccionado con la piel del pez que él captura a diario. su precio superaba los 5.000 reales (unos US$918). “Nosotros recibimos apenas 11 reales por kilo, y eso solo durante la temporada de pesca”, relató.
De la veda a la pesca controlada
Tras décadas de pesca depredadora, el pirarucú estuvo al borde de la extinción. en los años 90, el gobierno brasileño prohibió su captura, y recién en 1999 se reabrió bajo un estricto sistema de control supervisado por el Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama).
Hoy solo se puede pescar hasta el 30% de los ejemplares adultos por año en zonas delimitadas. el resto debe permanecer libre para garantizar la reproducción. las comunidades locales tienen permiso para capturarlo, pero también deben vigilar los lagos y denunciar la pesca ilegal.
Canízio explica que la temporada de pesca dura pocos meses y que en ese tiempo los trabajadores ganan entre 3.000 y 5.000 reales, aproximadamente el precio de un solo bolso hecho con piel de pirarucú. “con lo poco que ganamos, hacemos la vigilancia. lo que falta es reconocimiento a los pescadores”, reclama.
La moda descubrió al pez gigante
El auge del cuero de pirarucú comenzó cuando las marcas internacionales de moda empezaron a buscar alternativas sostenibles al cuero vacuno.
La brasileña Osklen, por ejemplo, asegura que sus productos “generan ingresos para las comunidades ribereñas y ayudan a preservar la amazonía”.
La canadiense Piper & Skye se define como una empresa de diseño “intencionadamente sostenible y ética”.
Y la emprendedora brasileña Bruna Freitas, fundadora de Yara Couro, destaca que el pirarucú “simboliza la resistencia del amazonas”.
El negocio detrás del cuero
Según un estudio de Operação Amazônia nativa (Opan), el 95% de las ventas de piel de pirarucú en brasil se concentran en solo siete plantas de procesamiento.
El proceso -que incluye lavado, teñido y secado- es complejo y requiere tecnología y conocimientos técnicos que pocas comunidades poseen.
La empresa Nova Kaeru, que controla cerca del 70% de las exportaciones, provee cuero de pirarucú a marcas como Giorgio Armani, Dolce & Gabbana y Givenchy.
Desde la firma afirman que no determinan los precios, que se negocian “entre las asociaciones de pescadores y las plantas de procesamiento”. además, aseguran que los valores de la piel son más altos que los de la carne, lo que “representa un aumento real de los ingresos para las comunidades”.
Sin embargo, los pescadores sostienen que ese beneficio no llega a las familias ribereñas. “aquí nadie se enriquece con esto, la gente vive al día”, resume canízio.
Una cadena desigual
Las marcas reconocen que aún hay “desafíos significativos” en la cadena de producción. Desde Osklen y el Instituto-e admiten que los costos de diseño, manufactura y logística encarecen los productos finales, y que los primeros eslabones -los pescadores- siguen sin acceso a la tecnología necesaria para procesar las pieles y sumar valor.
Para los expertos, la solución pasa por fortalecer la presencia estatal. “solo con políticas públicas se puede garantizar que los beneficios lleguen a quienes están en la base de la cadena”, advierten.
Un recurso clave para la conservación
Organizaciones como la Asociación de Productores Rurales de Carauari (Asproc), que reúne a más de 800 familias, buscan capacitarse para procesar las pieles y quedarse con una parte mayor de las ganancias.
“Si esta actividad no da una remuneración justa, la sociedad perderá un aliado clave en la conservación de la amazonía”, advierte Ana Alice Oliveira de Britto, representante de la entidad.
La consultora Fernanda Alvarenga, autora de un estudio de 2020, coincide: “los beneficios del cuero de Pirarucú no suelen beneficiar a los pescadores que están en primera línea”.