Hay charlas que no solo informan, también despiertan y disparan la imaginación. Y eso fue exactamente lo que ocurrió en el colegio Pacto de los Cerrillos, donde el reconocido geólogo y divulgador científico Dr. Ricardo Alonso ofreció una presentación tan atrapante que por momentos el Valle de Lerma pareció transformarse en un paisaje mesozoico. Los estudiantes, atentos, se adentraron en un viaje hacia un pasado remoto donde criaturas enormes y otras pequeñas, pero igualmente sorprendentes, caminaron sobre estas mismas tierras.
Alonso -acompañado del periodista Luis Borelli- comenzó por lo más cercano, por esa especie que dejó sus huellas en pleno Valle de Lerma, un dinosaurio herbívoro que medía poco más de dos metros de longitud y cuya dieta se basaba en hierbas y bulbos. “No todos los dinosaurios eran gigantes que hacían temblar la tierra”, explicó con tono casi de confidencia. “Muchos eran tranquilos, ágiles, y se movían en grupos. Y algunos vivieron acá mismo, en el corazón del Valle”. La idea, simple pero poderosa, impactó de lleno en los jóvenes. Los dinosaurios no pertenecen solo a las películas o a la Patagonia, también forman parte del origen de la tierra que caminan todos los días.
Pero la charla pronto tomó vuelo hacia horizontes más amplios. El especialista recordó que Argentina es uno de los países más ricos del mundo en restos fósiles, algo que infla, con razón, el ego nacional. Desde el mítico Carnotaurus, aquel carnívoro de cuernos afilados popularizado por Disney, hasta el Ingentia, descubierto en San Juan y considerado durante años el dinosaurio más antiguo conocido, los ejemplos se multiplican. “Nuestro territorio es un museo al aire libre”, destacó Alonso. “Donde quieras que caves, aparece una historia”.
Uno de los momentos más atrapantes fue cuando el geólogo mencionó que en Salta y Jujuy se conservan restos de los últimos dinosaurios que caminaron sobre la Tierra antes de la gran extinción. Se trata de fósiles hallados en la Formación Yacoraite, esa unidad rocosa amarillenta que serpentea por zonas como Cabra Corral, Maimará o Tin Tin. “Es como leer los últimos capítulos del libro de los dinosaurios”, dijo. Y los chicos, fascinados, entendieron que el norte argentino guarda capítulos completos de la historia del planeta.
La conversación avanzó hacia la Patagonia, donde Argentina logró destronar a los dinosaurios “yanquis”. Alonso repasó con entusiasmo cómo el imponente Gigantosaurus, junto con el Tyrannotitan y el Mapusaurus, superaron en tamaño y ferocidad al famoso Tiranosaurus rex. El relato, cargado de detalles y comparaciones, sorprendió a quienes crecieron viendo al Tiranosaurus rex como el villano más grande del mundo. “Bueno, parece que no lo era tanto”, bromeó Alonso.
Pero el broche lo puso la mención del Patagotitan, ese verdadero coloso de 40 metros de largo y 80 toneladas cuyo fémur, de 2,5 metros, se convirtió en un récord mundial. “Imaginen un animal tan grande que podría mirar por encima de un edificio de tres pisos”, dijo el geólogo, mientras los estudiantes hacían cálculos mentales.
Alonso también habló de otros hallazgos extraordinarios en el país, de reptiles voladores como los pterodáctilos, plesiosaurios marinos, camadas de huevos en Neuquén, aves ancestrales y mamíferos extraños. Una “lista interminable”, según sus propias palabras, que demuestra que la prehistoria argentina fue infinitamente más diversa de lo que solemos imaginar.
Y, por supuesto, no faltó la mención a los descubrimientos recientes en Salta, como la paleocueva del gliptodonte Neosclerocalyptus hallada camino a Güemes. Este hallazgo ocurrió durante un trabajo de campo de la Diplomatura en Gestión Integral Minera con Orientación en Litio de la Ucasal, que él mismo dirige junto a la Dra. Cristina Garros Martínez. “No es menor”, subrayó, “que un proyecto académico termine encontrando una ventana al pasado de más de 10.000 años”.
Reconstruir la prehistoria
Alonso, siempre didáctico, recordó que cada fósil, por pequeño que sea, es una pista esencial para reconstruir los ecosistemas que alguna vez florecieron en esta región. Desde los saurópodos de largos cuellos que pastaban en antiguas planicies, hasta los feroces terópodos que surcaban la tierra con garras afiladas, todos dejaron una huella que nos ayuda a entender cómo cambió el planeta y cómo llegamos hasta aquí.
Los estudiantes lo despidieron con aplausos y preguntas que no terminaban. A fin de cuentas, escuchar que su propio valle fue hogar de criaturas increíbles hace millones de años no es algo que ocurra todos los días. Entre risas, fotos y agradecimientos, quedó flotando una sensación compartida, la historia de Salta no empieza con la colonia ni con los pueblos originarios, sino mucho antes, en un tiempo donde gigantes caminaban bajo un cielo muy distinto.
Gracias a esta charla, el pasado dejó de ser un concepto abstracto para convertirse en un relato vivo. Y, quizás, también sembró nuevas vocaciones científicas en Cerrillos. Porque como suele repetir el Dr. Alonso, “la Tierra siempre tiene algo más para contar… si sabemos mirar y escuchar”.